En este tiempo de grandes cambios y de transformaciones profundas, hay muchas herramientas disponibles que nos pueden aportar información valiosa sobre el momento que atravesamos, su sentido y sobre quiénes somos en verdad.
Una de ellas es la lectura de Registros Akáshicos.
En una sesión de Registros Akáshicos, uno le da permiso a quien está habilitado para leerlos para que pueda acceder a nuestra información del alma. Los Registros se abren con una oración sagrada que otorga protección para que solo la verdad se manifieste. Esa oración habilita a que las preguntas que la persona trae, sean respondidas.
Las preguntas que surgían eran estas: ¿Es hipnosis? No. ¿Es peligroso? No. ¿Es una regresión a vidas pasadas? Tampoco.
“No es peligroso ni condicionante porque la información que surge es la que la persona puede recibir. A medida que uno va comprendiendo y resolviendo situaciones, la información de las lecturas, se va profundizando”, dice Rosana Carreta, una maestra y lectora de Registros Akáshicos a quien tuve la bendición de conocer.
Muchas veces, las palabras, imágenes u otros símbolos no tienen significado para quien los lee pero sí para la persona que los recibe. En algunas ocasiones, parece que las preguntas no son respondidas porque surge otra información, tal vez más valiosa, que el consultante ni siquiera pensaba que podía recibir.
¿Qué son los registros Akáshicos?
Algunos los definen como un archivo etérico y universal de todas las experiencias del alma.
“La palabra Akasha significa "éter", "cielo", "espacio". Según las escrituras sagradas de la India, es en ese lugar en donde se inscribe la memoria de todo lo creado y es allí a donde podemos dirigirnos para obtener información sobre el pasado, presente y futuro”. Así lo explica Gabriela Hernández, una pionera en esta herramienta y quien trajo los Registros Akáshicos a Argentina. Gabriela es, además, la Fundadora de la primera escuela de Lectores de Latinoamérica, autorizada por Mary Parker.
Por qué pueden ayudarnos a sanar?
Roxana Carreta, lo explica muy bien: “conectar con la memoria de nuestra alma es algo profundo que muchas veces nos permite llegar a las causas de lo que hemos percibido como un límite, un bloqueo, un síntoma o un impedimento. También nos ayuda para discernir cuánto de lo que nos sucede viene de nuestros ancestros o de otras vidas.”
Podemos preguntar por otras personas solamente si están relacionadas con nosotros mismos porque hay ciertos límites: no interferir, no invadir, ni traspasar su privacidad.
El tercer nivel es la Maestría y otorga la posibilidad de iniciar como lectores a otras personas. Para acceder a esta instancia se requiere una gran preparación siempre dependiendo de las Escuelas y personas que la realizan.
Es válido decir que, aprovechando el estallido del Marketing Espiritual, hay muchos lugares en dónde se puede tomar la iniciación de los primeros niveles en una tarde. De quién y de qué forma recibir enseñanza, es una decisión muy personal pero, después de haber hecho un recorrido largo en estos temas, siento la responsabilidad de compartir una pregunta: ¿adquirir estos conocimientos en el mismo tiempo que aprendemos a hacernos una limpieza de cutis no banaliza y simplifica por demás las enseñanzas sagradas?
La información a la que nos permiten acceder los Registros nos otorga orden y comprensión. Se manifiesta para sanarnos y ayudarnos a que nos podamos desprender de lo que ya no es.
Para muchos de nosotros darle un sentido a lo que nos sucede, nos alivia y nos permite recobrar la coherencia.
Caminar livianos, recuperarnos a nosotros mismos y reencontrar el propósito, de alguna forma también, nos devuelve a la vida.
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