viernes, 8 de noviembre de 2019

EL POPOL VUH, EL LIBRO SAGRADO DE LOS MAYAS

Los mayas, herederos de la sabiduría atlante, fundamentaron sus enseñanzas en sentirse todos como un solo ser, sintetizado ese sentir en la frase: “In lak’ ech a lak’ en” (tú eres yo y yo soy tú); es la fuerza maravillosa del amor, la comprensión hacia los demás, la base de las enseñanzas sagradas de todas las religiones del mundo y el mensaje síntesis dejado por todos los grandes maestros.
Es en el Popol Vuh, donde venimos a encontrar la magia del auto conocimiento, la sabiduría interior que, vivenciándola, podrá llevarnos al reencuentro con nuestro propio espíritu y, como consecuencia, con la verdad.
Penetremos en forma práctica en las sagradas enseñanzas mayas, descubramos que cada personaje del Popol Vuh, es lo que llevamos en sí mismos, y así iluminemos con la luz de la sabiduría antigua, las tinieblas de nuestra ignorancia y error.
Popol Vuh, quiere decir: “libro del consejo” o “libro de la comunidad”. Los mayas acostumbraban a decidir todas las cosas importantes en consejo, su principal autoridad era un consejo de ancianos; al mismo tiempo era deber de los padres transmitir a sus hijos la sabiduría milenaria, y así se cumplía aquel aforismo antiguo de entregar la enseñanza de labios a oído, de maestro a discípulo.
Es el Popol Vuh un antiquísimo libro, que reúne: ciencia, filosofía, arte y mística trascendental, y por lo tanto es eminentemente práctico y de palpitante actualidad, por lo que debe procesarse en cada momento de nuestra vida.
Es en verdad, la sabiduría maya encerrada en el relato asombroso del Popol Vuh gnóstico, la magia del auto conocimiento, que nos podrá llevar de la mano a la luz de la eterna sabiduría milenaria.

LIBRO EN PDF

Ilustraciones de Diego Rivera inspiradas en el Popol Vuh, fueron realizadas en 1931. Digitalización: Raíces
El Popol Vuh es sin lugar a dudas el más importante de los textos mayas que se conservan. Se distingue no sólo por su extraordinario contenido histórico y mitológico, sino por sus cualidades literarias, las que permiten que se le pueda colocar a la altura de grandes obras épicas como el Ramayana hindú o la Ilíada y la Odisea griegas. Como éstas, el Popol Vuh no es un simple registro histórico, es a final de cuentas –como bien ha dicho Alan J. Christenson, autor de un reciente estudio y una traducción del texto quiché– una declaración universal sobre la naturaleza del mundo y el papel del hombre en él.
El contenido se puede dividir en los siguientes apartados:
La creación. En la primera parte del Popol Vuh, los dioses hacen surgir del mar primordial los valles y las montañas, y crean las plantas y los animales. Deciden crear a seres que los veneren y les hagan ofrendas. Los tres primeros intentos fracasan; en el primero las criaturas son los animales de cuatro patas y las aves, pero como son incapaces de hablar deciden hacer un segundo intento. En éste forman una criatura de lodo, pero ésta se disuelve al mojarse. En el tercer intento hacen hombres de madera, pero éstos son incapaces de venerarlos, por lo que deciden castigar su soberbia con un huracán y provocan que sus animales, sus herramientas y las piedras de sus casas se vuelvan contra ellos; los monos son los descendientes de aquellos hombres de madera. En el cuarto intento logran su propósito y crean al hombre, al que forman con maíz. Estos hombres, que saben cumplir sus obligaciones con sus creadores, son capaces de ver todo, en el tiempo y en el espacio, por lo que los dioses deciden nublar su visión. Ésta es la humanidad que ahora puebla la tierra.
Los héroes divinos. Además del recuento de la creación del mundo y los hombres, en el Popol Vuh se relatan las aventuras de los héroes divinos, que limpian de obstáculos para el hombre al mundo y establecen las pautas de conducta adecuada para la humanidad. En esta parte del libro los protagonistas son varias parejas, comenzando por Xpiyacoc y Xmucané, seguidos por sus hijos, nueras y nietos. Xpiyacoc y Xmucané fueron los primeros ajq’ij, “guardianes de los días”, los adivinos que interpretaban los augurios del calendario sagrado de 260 días. Sus dos hijos, quienes llevaban los nombres de dos de las fechas de ese calendario, fueron Uno Hunahpú y Siete Hunahpú. Los primeros hijos de Uno Hunahpú, los gemelos Uno Mono y Uno Artesano, se convirtieron en los patronos de todas las artes, incluida la escritura. Tiempo después, Uno y Siete Hunahpú procrearon juntos a otra pareja de gemelos llamados Hunahpú y Xbalanqué, cuya madre fue Xkik’, hija del señor del inframundo. Las aventuras de estos dos últimos gemelos transcurren en dos escenarios. El primero es la superficie de la tierra; el segundo, el inframundo, el Xibalbá. Los eventos en cada escenario aparecen combinados: los héroes pasan de la faz de la tierra al inframundo y viceversa. Esos movimientos, con los de los otros participantes en las historias, prefiguran los movimientos del Sol, la Luna, los planetas y las estrellas. Al final de la saga, Hunahpú se eleva para convertirse en el Sol y es seguido por Xbalanqué, quien asume el papel de la Luna llena.
Historia del linaje quiché. El resto del libro relata la historia del linaje quiché, cuyos fundadores se encontraban entre los primeros seres humanos, desde aquellos tiem- pos inmemoriales hasta después de la conquista española.
Las imágenes que se muestran aquí fueron realizadas por Diego Rivera en 1931 para ilustrar una traducción al inglés del Popol Vuh realizada por John Weatherwax, quien solicito a Rivera las acuarelas, aunque no llegó a publicarlas. Recientemente el Fondo de Cultura Económica realizó una edición con esas láminas.

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