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domingo, 5 de enero de 2025

El hombre de esta fotografía no es un pobre, ni un mendigo, ni un vagabundo...

Este hombre es León Tolstoi: uno de los gigantes de la literatura rusa; todo el mundo conoce su nombre, pocos conocen la extraordinaria historia que se esconde tras esta fotografía:

A los cincuenta años, Tolstoi cayó en una depresión. Su tristeza aumentaba día a día, sin razón alguna. Tolstoi era conde, uno de los hombres más ricos de su país, famoso en todo el mundo. Sin embargo, era infeliz. 
«El dinero no era nada, el poder no era nada. Se veía a muchos que tenían lo uno y lo otro y eran infelices. Incluso la salud no importaba mucho; había gente enferma llena de ganas de vivir y gente sana que se marchitaba angustiada por el miedo a sufrir».

Un día, en la avenida Afanasevsky, vio a un huérfano y, conmovido por la compasión, se lo llevó a su casa. Y por primera vez en mucho tiempo, se sintió bien. Se olvidó de sí mismo, de sus problemas, de su tristeza. A partir de ese momento, Tolstoi renunció a sus ropas de caballero, a sus lujos y privilegios y comenzó a llevar una vida sencilla, regalando lo que poseía a los necesitados.
“No me hables de religión, de caridad, de amor”, solía decir, “sino muéstrame la religión en tus acciones”. 

Tolstoi fue también el primer teórico de la no violencia, predicó la fraternidad entre los pueblos y sus ideas inspiraron a otra gran figura del siglo XX, Mahatma Gandhi. 

Hasta el día de su muerte siguió ayudando a los demás, por eso muchos decían que estaba loco. En un mundo donde sólo cuenta el tener, poseer cosas e incluso personas, donde todos quieren tomar pero nadie sabe dar, Tolstoi parecía un loco.

Un día, un viejo amigo suyo, que, a diferencia de Tolstoi, vivía en la comodidad y el lujo, le dijo: «¿Qué sentido tiene hacer todo esto? ¿Qué te importan los demás? Deberías pensar en ti mismo». A lo que Tolstoi respondió: "Si sientes dolor, estás vivo, pero si sientes el dolor de los demás, eres humano".

domingo, 1 de diciembre de 2024

ALFONSINA STORNI, vivió una vida plena ligada a la escritura. Y así fue hasta el mismísimo límite. La noche del 18 de octubre de 1928 entró a la estación Constitución acompañada por su único hijo, Alejandro. Al pie del tren se despedirían. Ese sería su último viaje. En Mar del Plata, se alojaría en una pensión de la zona de La Perla. La misma zona en la que hoy se levanta un monumento que la recuerda.

Alejandro Storni tenía 27 años cuando se despidió de su madre en aquella estación, Posteriormente manifestaría...

“Lloré toda la noche. Había que ser muy torpe para no darse cuenta de que no volvería”.

•Cartas dejadas por Alfonsina a su hijo, antes de su muerte.


Sueñito mío, corazón mío, sombra de mi alma, he recuperado el sueño, ya es algo. Dormí en el tren toda la noche. Te escribo ésta recostada en mi sillón, la mano sin apoyo. El apetito mejor, pero sigo con una gran debilidad. Lo mental es lo que está todavía debilísimo. ¡Ay mis depresiones! Y qué temor me dan. Pero hay que confiar, si el cuerpo se levanta puede que lo demás también. Te abraza largo y apretado, Alfonsina.


Querido Alejandro: Te hago escribir con mi mucama; pues anoche he tenido una pequeña crisis y estoy un poco fatigada, solamente para decirte que te adoro, que a cada momento pienso en ti, nada más por ahora para no cansarme e insisto en decirte que te adoro, sueña conmigo, lo necesito. Besitos largos, Alfonsina.


Y una tercera a su amigo también escritor Manuel Gálvez.
Querido Gálvez: Estoy muy mal. Por favor, mi hijo tiene un puesto municipal, yo otro. Ruéguele al intendente en mi nombre que lo ascienda acumulándole mi sueldo. Gracias. Adiós. No me olviden. No puedo escribir más. Alfonsina.

Luego Alfonsina escribiría unas notas que dejaría sobre la mesa de la habitación: una dirigida al juez y la otra, como el náufrago en una botella, al que la leyese: “Me arrojo al mar”.

Es maravilloso leer las cartas que escribe un escritor, pues siempre escriben desde la magia propia de su Arte. Siempre al leerlas encuentra uno la misma esencia que tenían al escribir sus obras. 

sábado, 30 de noviembre de 2024

«No tengo nada que ofrecer excepto sangre, esfuerzo, lágrimas y sudor…Tenemos ante nosotros muchos, muchos meses de lucha y sufrimiento. [...] Si me preguntáis, ¿Cuál es nuestro objetivo? Puedo contestar en una palabra: victoria. Victoria a cualquier precio, victoria a pesar del terror, victoria aunque el camino sea largo y duro… Porque sin victoria, no sobreviviremos.»

Winston Churchill, fragmento de su discurso pronunciado el 13 de mayo de 1940 cuando llevaba 3 días ejerciendo de Primer Ministro de Gran Bretaña. Nació el 30 de noviembre de 1874

viernes, 16 de octubre de 2020

Xul Solar

 
Pintor, escultor, inventor de algún idioma imaginario y amigo de nuestro querido Borges, Óscar Agustín Alejandro Schulz Solari, conocido como Xul Solar, nació en San Fernando ;Buenos Aires, el 14 de diciembre de 1887 y falleció el 9 de abril de 1963, en Tigre; Buenos Aires. . Xul, estaba interesado en la filosofía, las ciencias ocultas ,las creencias de las distintas culturas, y la astrología. Ya por 1919 sus obras reflejaban una inquietud espiritual, con la aplicación de colores vivos, formas y símbolos geométricos, figuras sencillas , y a menudo, palabras. Los signos lingüísticos llamaban su atención. Llegó a dominar diez idiomas e incluso a crear alguno. Inventor de una pan-lengua a fines de los '50, en el que algún modo reflejaba todas las lenguas de la Tierra, incluso el neocriollo. Inventor de un pan-ajedrez, en el que las casillas, estaban relacionadas con los signos del zodíaco y con las constelaciones. A la luz de Borges, Xul Solar, había creado varias cosmogonías en una sola tarde. El cuento "Tlön, Uqbar, Orbis Tertius" de Jorge Luis Borges, estuvo inspirado justamente, en palabras del lenguaje de la pan-lengua. Alguna vez, Borges describió a las obras de Xul, como "documentos del mundo metafísico en el que los dioses toman las formas de la imaginación que los sueña". Un ejemplo de sus lenguajes, en éste caso, del lenguaje neocriollo, podemos encontrar en su obra plástica "Lu Diabo Mui", en donde por medio de dibujos, que él llamaba grafías plastiútiles o pensiformas describe una frase conocida en su tierra, como: "El diablo sabe por diablo, pero más sabe por viejo". . "Soy campeón del mundo de un panjuego que todavía nadie conoce: el panajedrez. Soy maestro de una escritura que nadie lee todavía. Soy creador de una nueva técnica musical, de una grafía musical que permitirá que el estudio del piano, por ejemplo, sea posible en la tercera parte del tiempo que hoy lleva estudiarlo. Soy creador de una lengua universal –la panlingua- ( “me haré un mundo”).

martes, 22 de septiembre de 2020

Marcel Marceau, el héroe que salvó de los nazis a más de 400 niños antes de convertirse en el mayor mimo de la historia

Su padre murió en Auschwitz. Él luchó en la Resistencia Francesa. Su personaje Bip, en silencio, ganó los corazones de millones en medio mundo.


Vista desde lejos, la escena era extraña. Casi surrealista. Y repetida a lo largo del tiempo… Una larga lista de niños caminando por una carretera entre Francia y Suiza, dirigidos por un hombre extraño. Una especie de payaso que bailotea, hace piruetas, no habla, y con un dedo índice cruzado sobre los labios, les pide silencio.
Pero acerquémonos…
Los niños son judíos. Los comanda Georges Loinger, primo del danzarín y jefe de la unidad secreta de la Resistencia Francesa llamada Oeuvre de Secours aux Enfants: grupo judío de ayuda que sacaba a niños, también judíos, del espanto de la Francia ocupada por las tropas nazis…
La historia dirá que el intrépido y longevo Loinger –murió en 2018 a los 108 años– y su compañero salvaron no menos de 350 niños recluidos en un orfanato.
El payaso danzarín y silencioso era Marcel Manguel (Estrasburgo, 1923-Cahors, 2007), que después de la guerra sería llamado "El poeta del silencio": mutismo que lo ayudó a salvar a otro centenar de niños. Y que diría: "Viajar con grandes grupos de ellos no era nada fácil, y muy peligroso, porque los soldados nazis de los retenes eran estúpidos…, pero no tanto. Mi arma secreta era mi entrenamiento como mimo. Jugábamos a que nadie hablara. Ni yo ni ellos. Marchaban, se reían, creo que me amaban, y sé que muchos años después comprendieron que yo luchaba por sus vidas."
Pero la niñez de Marcel y su hermano Alain fue aún más dramática que la de aquellos salvados de los asesinos del Tercer Reich…
Trashumantes desde los cuatro años e hijos de un carnicero judío apresado por la Gestapo y deportado al campo de exterminio de Auschwitz, del que jamás volvió, cambiaron su "Manguel" judío por "Marceau" para eludir la garra del invasor. Apellido inspirado en François Séverin Marceau-Desgraviers, general de la Resistencia Francesa. Inspiración que los impulsó a alistarse en los grupos rebeldes de Limoges, donde muchas sus célebres porcelanas fueron robadas por jerarcas nazis y –aun peor– destruidas por las botas de la soldadesca. Porque "el mal siempre insiste": palabras de Albert Einstein.
Se batieron con coraje en las fuerzas de la Francia Libre de Charles de Gaulle, y para Marcel empezó una segunda y luminosa vida…
El instante de epifanía sucedió en la oscuridad de un cine. En la platea, Marcel. En la pantalla, Chaplin. Charles. Charlot. Cuando se encendieron las luces y Marcel salió a la calle, esa segunda vida estaba en el primer naipe del mazo: caminó hasta la Academia de Arte Dramático Charles Dullin que latía en el teatro con nombre de mito: Sarah Bernhardt. La máxima. Nacida en 1844 y muerta en 1923: el mismo año en que Marcel llegó a este mundo… Esas simetrías que, según Borges, tanto le gustan al Destino.
Su Majestad el Talento no tardó en abrirse paso. Unido ya a la compañía, le concedieron el rol de Arlequín –nada menos– en la pantomima "Baptiste".
Llegado el 1947, y acaso remedando a Chaplin cuando entró en una sala de vestuario y eligió –para la eternidad– el bombín, el bastón y los imposibles saco, pantalón y zapatones, Marceau se transformó en "Bip": cara pintada de albayalde (carbonato de plomo de purísmo blanco), labios de intenso rojo, suéter liso con rayas a medio pecho, sombrero de copa que parecía aplastado por las ruedas de un auto y adornado por una flor algo marchita que, según él, simbolizaba "la fragilidad de la vida", su efímera existencia…, y calló: condición sine qua non del mimo.
Mimo triste como el vagabundo de Chaplin, con "las manos tan expresivas como las de Miguel Ángel" –según The Indianapolis Star– y un cuerpo adaptable a todo rol como agua a todo recipiente, logró hits breves e inolvidables: Bip con mariposas, con leones, en barcos, trenes, restaurantes, caminando contra el viento –notable caballito de batalla–, siempre a mitad de camino entre las dos máscaras del teatro: Tragedia y Comedia. Y después, piezas largas en teatros del entero mundo –salvo en países gobernados por dictadores y violadores de los derechos humanos–, con más de trescientas representaciones por año: ¡casi una por día!
De su pieza breve "Joven, maduro, anciano y muerte" dijo un crítico: "Logra en menos de dos minutos lo que la mayoría de los novelistas no logran en sus volúmenes".
En mil y una entrevistas afirmó su credo: "No hablo: basta ese grito interior para desnudar el alma… Trabajo por la paz: soy un activista de esa causa tantas veces perdidas… Bip es un héroe sin edad, sin época, y con eterna esperanza… El silencio es infinito: los límites los pone la palabra…" Y una fina chanza: "Nunca le pidan a un mimo que hable: ¡jamás se callará!"
Pasó por el cine con otro gag inolvidable: en "La última locura de Mel Brooks", 1976, es el único personaje que habla: dice "¡No!, y ni una palabra más…
 Nunca le pidan a un mimo que hable: ¡jamás se callará!
Creador de la Escuela de Mimos de París, casado tres veces, cuatro hijos,
"judío con tendencias budistas" (textual), murió el 22 de septiembre de 2007, a sus 84 años.
Está sepultado en el mítico Cementerio de Père-Lachaise, junto a los más grandes de los grandes: de Oscar Wilde a Frédéric Chopin, de Edith Piaf a Jim Morrison… en la esquina de Cyrano de Bergerac.
Por su heroísmo durante la Segunda Guerra Mundial le fue concedida la Legión de Honor. Por su vida y obra como artista, las de Caballero de la Orden de las Palmas Académicas y Comendador de las Artes y las Letras.
Empezó a actuar en la Argentina desde 1951, y a sus 82 años honró el escenario del Colón.
Sólo rechazó contratos durante las dictaduras militares.
En silencio, un hombre de palabra.

miércoles, 16 de septiembre de 2020

Mascha Kaléko fue un símbolo de la literatura de vanguardia de Berlin en la década de 1930

 

La esencia de la vida diaria a través de la poesía

La autora alemana destacó por la sencillez y el lenguaje directo con los que supo reflejar con gran ingenio aspectos de la gente común en sus composiciones


Con sus poemas y canciones, Mascha Kaléko fue un símbolo de la literatura de vanguardia de Berlín en la década de 1930. El 16 de septiembre de 1974, leyó por última vez en la America Memorial, una reconocida biblioteca de Berlín. A 90 años de aquel día, Google le dedicó un doodle ilustrado por la artista Ramona Ring para recordarla.

Su verdadero nombre es Golda Malka Aufen. Nació en 1907 en lo que hoy es el sur de Polonia. Con el estallido de la Primera Guerra Mundial, huyó junto a su familia hacia Alemania y finalmente establecieron un nuevo hogar en Berlín en 1918, donde permaneció hasta que, en 1938, debió exiliarse a Estado Unidos por el riesgo que corría siendo judía en tiempos en los que el régimen nazi estaba en el poder.

En su adolescencia, empezó a escribir poemas y, al cabo de unos años, alcanzó la fama cuando una serie de diarios empezó a publicar sus obras y a difundirlas por toda la capital alemana. En uno de sus poemas, "Esa pequeña fama" ("Das Bißchen Ruhm", 2003), esta artista hizo una alegoría para comparar su fama con las plantas, que deben cuidarse a diario,  y ese fue el concepto que eligió la ilustradora para representarla en el doodle de hoy.


Para principios de la década de 1930, Kaléko ya se había consolidado como un referente de la literatura de su país. En ese entonces, frecuentaba el icónico Romanische Café: un centro bohemio que reunía a otros notables escritores alemanes como Else Lasker-Schüler y Erich Kästner.

Publicó su primer libro en 1933: "El cuaderno de taquigrafía lírica" ("Das Lyrische Stenogrammheft") y, dos años más tarde, lanzó "El pequeño libro para adultos" ("Kleine Lesebuch für Große").

En sus escritos, Kaléko capturó ingeniosamente la esencia de la vida urbana cotidiana durante el ocaso de la República de Weimar y, a través de versos satíricos, exploró temas importantes como la injusticia social y el exilio, dos adversidades que marcaron su vida.

Mascha Kaléko dejó Estados Unidos en 1955 y vivió sus últimos años en Israel y en Suiza. Finalmente, murió el 21 de enero 1975 en Zürich.

La dicha es pobre en fantasía,

su repertorio, bien pequeño.

La desdicha es en cambio… ¡un genio!

siempre se inventa nuevas vías.

Mascha Kaléko.

jueves, 27 de agosto de 2020

Clarice Lispector


Clarice Lispector 
(Tchetchelnik, Ucrania 1920- Río de Janeiro, Brasil 1977)

Alma escrita
"Mi alma tiene el peso de la luz. Tiene el peso de la música. Tiene el peso de la palabra nunca dicha, a punto, quizá, de ser dicha. Tiene el peso del recuerdo. Tiene el peso de una añoranza. Tiene el peso de una mirada. Pero como una ausencia. Y la lágrima que no se ha llorado. Tiene el inmaterial peso de una soledad en medio de los otros."

Son palabras de Clarice Lispector. Y valen, aunque nada baste, para representar concentradamente su escritura. Su alma es su escritura. Escritura con alma. Del alma. Así es, como ha dicho:
Soledad en medio de los otros. Una escritura insólita en el contexto literario de su espacio y su tiempo. "Nadie escribe como ella. Ella no escribe como nadie".
Y el peso, como consistencia reveladora, de la luz. Escritura transparente. Que clarea distintas capas de significación. De lo singular a lo universal. De lo tangible a lo abstracto. De lo natural a lo sagrado.
Y la música. Escritura armónica, rítmicamente desordenada. Desafío de la linealidad. Vibración del estilo como trama.
Y la mirada. Las palabras de Lispector son como lupas. Amplificadoras del sentido contenido en lo mínimo, en lo minúsculo: la mota, el huevo, una célula sola. Palabras concentradas. Cada una, resumen esencial.
Y la ausencia. Que es argumento narrativo. Y propuesta formal. Que es por lo tanto, soledad y silencio al mismo tiempo. "Sé más silencio que palabras". O "en mí fondo y forma son una sola cosa".
Y, sobre todo, búsqueda de la "palabra nunca dicha". De un lenguaje inaugural y, sin embargo, último, definitivo. Circularidad que conectenacimiento y trascendencia; la célula y el alma.
La escritura de Clarice Lispector (re)movió el lenguaje literario. Como un corrimiento de tierras. Como un seísmo. Lo empujó, colocándolo un poco más cerca de la línea final. De la paz final de lo indecible, de lo intraducible de la vida.
Luisa Etxenike

jueves, 23 de julio de 2020

Xul Solar

(San Fernando, 1887 - 1963) Pintor argentino. Tras asimilar las innovaciones de las vanguardias en el transcurso de una larga estancia en Europa, Xul Solar desarrolló un estilo personalísimo que destacó por su originalidad y por la fusión de elementos característicos de diversas corrientes, resultando en una obra de signo fantástico y visionario. Personaje excéntrico y curioso, poseyó una gran cultura, que exhibía con sencillez y gracia poco común.



Pintor, escultor, inventor de algún idioma imaginario y amigo de nuestro querido Borges, Óscar Agustín Alejandro Schulz Solari, conocido como Xul Solar, nació en San Fernando ;Buenos Aires, el 14 de diciembre de 1887 y falleció el 9 de abril de 1963, en Tigre; Buenos Aires.
Hijo de madre italiana y padre alemán, Óscar Agustín Alejandro Schulz Solari adoptó el nombre de Xul Solar para firmar sus trabajos. Viajó a Hong Kong, y recorrió algunos otros países europeos como Inglaterra, Francia e Italia. En Milán conoció a su compatriota, el pintor Emilio Pettoruti, a quien le mostró sus dibujos. También recibió influencia del pintor Paul Klee.
Xul, estaba interesado en la filosofía, las ciencias ocultas ,las creencias de las distintas culturas, y la astrología. Ya por 1919 sus obras reflejaban una inquietud espiritual, con la aplicación de colores vivos, formas y símbolos geométricos, figuras sencillas , y a menudo, palabras. Los signos lingüísticos llamaban su atención. Llegó a dominar diez idiomas e incluso a crear alguno. Inventor de una pan-lengua a fines de los '50, en el que algún modo reflejaba todas las lenguas de la Tierra, incluso el neocriollo. Inventor de un pan-ajedrez, en el que las casillas, estaban relacionadas con los signos del zodíaco y con las constelaciones.
A la luz de Borges, Xul Solar, había creado varias cosmogonías en una sola tarde. El cuento "Tlön, Uqbar, Orbis Tertius" de Jorge Luis Borges, estuvo inspirado justamente, en palabras del lenguaje de la pan-lengua. Alguna vez, Borges describió a las obras de Xul, como "documentos del mundo metafísico en el que los dioses toman las formas de la imaginación que los sueña".
Un ejemplo de sus lenguajes, en éste caso, del lenguaje neocriollo, podemos encontrar en su obra plástica "Lu Diabo Mui", en donde por medio de dibujos, que él llamaba grafías plastiútiles o pensiformas describe una frase conocida en su tierra, como: "El diablo sabe por diablo, pero más sabe por viejo".
Xul Solar, sintonizó con un grupo de jóvenes pintores y escritores modernistas, entre los que se encontraban Jorge Luis Borges y Emilio Pettoruti. El grupo, bautizado con el nombre de "Martín Sierra", inició una línea de oposición al temple conservador de la cultura argentina, cuna de Xul Solar y lugar al que el pintor regresó en 1924, tras numerosos viajes y estadías en Alemania e Italia. Asimiló las convenciones estilísticas de la vanguardia europea, pero con un estilo personal que resaltaba por su originalidad y mezcla de estilos. En la década de 1930 a 1940, Xul creó paisajes y diseños arquitectónicos fantásticos que dan fe de sus estudios sobre misticismo y astrología. Expuso sus obras en la Asociación de Amigos del Arte. En el año de su fallecimiento ,1963, se organizó una exposición retrospectiva de su obra en el Museo Nacional de Bellas Artes. Sus obras fueron incluidas en numerosas exposiciones colectivas internacionales. En 1989, sus creaciones se exhibieron en la Galería Hayward de Londres.
El poeta Fernando Demaría, en un ensayo titulado “Xul Solar y Paul Klee” publicado en 1971 en la revista argentina de cultura Lyra, escribió: «No es fácil para el espíritu humano elevarse de la astrología a la astronomía, pero haríamos un error si olvidáramos que un auténtico astrólogo como Xul Solar está cerca de la fuente de las estrellas. El primitivismo de Xul Solar es anterior a la aparición de los dioses...» Xul Solar era un profundo conocedor de la astrología. Al menos a partir de 1939 comenzó a diseñar cartas astrológicas. Cuerpos, máscaras, astros, cúpulas, ojos, banderas, escaleras, edificios, figuras precolombinas, signos de todas las religiones, flotan en el espacio, sin apoyatura. Recuerdan al arte primitivo rupestre. Y sugieren la realidad como una serie de visiones sin tiempo ni espacio. Son obras cromáticamente intensas aunque generalmente de formato pequeño.
Borges contribuyó a que se lo conociera y fue Leopoldo Marechal, quien crea para él, al personaje Schultze en su novela Adán Buenosayres.
De su figura singular:
Xul, se define en 1947, de este modo: "Soy campeón del mundo de un panjuego que todavía nadie conoce: el panajedrez. Soy maestro de una escritura que nadie lee todavía. Soy creador de una nueva técnica musical, de una grafía musical que permitirá que el estudio del piano, por ejemplo, sea posible en la tercera parte del tiempo que hoy lleva estudiarlo. Soy creador de una lengua universal –la panlingua– sobre base numérica y astrológica, que tanto contribuiría a que los pueblos se conociesen mejor unos a otros. Soy creador del neocriollo, lengua que reclama al mundo de Latinoamérica. Soy el director de un teatro que todavía no funciona…”. De esta forma se presenta Xul ante los lectores de la revista Él. Revista mensual ilustrada para el hombre y el hogar.
La frase que nombra su suplencia: "Me haré un mundo"
En un texto de 1910, Xul Solar escribe: “Oh, ¿Qué manos, qué llamadas me llevarán al aire puro, al sol rabioso y al satisfecho mediodía? En esta lucha angustiosa me haré veterano; con mis manos, mis ojos, y oídos ávidos, con mi ardiente e hirviente cerebro encontraré el camino, si no lo hay; si no hay país sin angustia para mí, todo yo, dentro de mis pensamientos, para mis hermanos, me haré un mundo”.

lunes, 6 de julio de 2020

The Professional by Ennio Morricone

“Yo, Ennio Morricone, he muerto”. Así empieza una carta escrita por el famoso compositor italiano, fallecido este lunes a los 93 años, para despedirse de sus familiares y amigos y en la que “renueva” su amor a su esposa, Maria.

Morriconeautor de algunas de las bandas sonoras más famosas de la historia del cine, falleció en la madrugada de este lunes 6 de Julio de 2020 en la clínica romana en la que permanecía ingresado por las complicaciones surgidas tras caerse días atrás y romperse el fémur.

No quiero molestar

Enseguida las puertas de la clínica Campus Bio Médico de la capital se llenaron de prensa y el abogado y amigo del compositor, Giorgio Assumma, salió para leer una curiosa carta de despedida de Morricone, que será publicada mañana en los principales periódicos del país.

“Yo, Ennio Morricone, he muerto. Lo anuncio así a todos los amigos que siempre me fueron cercanos y también a esos un poco lejanos que despido con gran afecto”, empieza la misiva.

El compositor, ganador de dos premios Oscar, explica que solo hay una razón para despedirse de este modo: “No quiero molestar”.

Un recuerdo “particular” se lo dirige a Peppucio, el director Giuseppe Tornatore, para quien trabajó en todas sus películas, y a su esposa, Roberta Pacetti: “Amigos fraternos muy presentes en estos últimos años de nuestra vida”, sostiene.

También cita a algunos amigos y a sus hermanas, Adriana, Maria y Franca; a sus cuatro hijos, Marco, Alessandra, Andrea y Giovanni; y a sus nietos, Francesca, Valentina, Francesco y Luca.

Espero que entiendan cuánto los he amado

Y en último pero especial lugar a su esposa, Maria Travia, con la que compartió su vida desde que se conocieran en 1950. “A ella renuevo el amor extraordinario que nos ha mantenido juntos y que lamento abandonar. A ella es mi más doloroso adiós”, termina.

A continuación, la carta completa:

Yo, Ennio Morricone, he muerto. Lo anuncio así a todos los amigos que siempre me fueron cercanos y también a esos un poco lejanos que despido con gran afecto.

Pero un recuerdo particular es para Peppucio y Roberta, amigos fraternos muy presentes en estos últimos años de nuestra vida.

Hay solo una razón que me empuja a despedirme de este modo y a tener un funeral privado: no quiero molestar.

Saludo con mucho cariño a Ines, Laura, Sara, Enzo y Norbert por haber compartido conmigo y con mi familia gran parte de mi vida.

Quiero recordar con amor a mis hermanas Adriana, Maria y Franca y sus seres queridos y hacerles saber cuánto las quise.

Un saludo lleno, intenso, profundo a mis hijos Marco, Alessandra, Andrea y Giovanni, mi nuera Monica y a mis nietos, Francesca, Valentina, Francesco y Luca.

Espero que entiendan cuánto los he amado.

Por último María (pero no última). A ella renuevo el amor extraordinario que nos ha mantenido juntos y que lamento abandonar.

A ella es mi más doloroso adiós.

lunes, 15 de junio de 2020

Canciones de Ella Fitzgerald muestran que donde hay amor e inspiración, no te puede ir mal

Hace 24 años exactamente, una de las más grandes voces femeninas en la historia de la música murió. Hoy, Ella Fitzgerald es una leyenda para el jazz y para todos los géneros. Su registro vocal de tres octavas hizo que interpretara sus canciones con una gran sentimiento, gracias a ello se ganó el título de una de las mejores cantantes de todos los tiempos. Así de importante fue en vida, dejando importantes reflexiones sobre el mundo.

Lo único que se sabe es que Ella fue abandonada en un orfanato desde que era muy pequeña. Su vida en ese entonces estuvo marcada por malos tratos y discriminación. Como respuesta a este tormento, la joven Ella cambió su dulce personalidad a la de una adolescente problemática, incluso llegó a tener problemas con la policía. Desde pequeña mostró un gran interés por la música, le gustaba cantar y  bailar, en especial los tracks de Louis Armstrong.

Creció con un sueño inquebrantable de cantar al lado de su ídolo. A los 19 años debutó como cantante en el Harlem Apollo Theater de Nueva York y ganó el concurso Amateur Night Shows con la canción 'Judy', de Connee Boswell, otro de sus grandes ídolos. Al seguir trabajando duro para alcanzar su meta, poco a poco la cantante Fitzgerald perfeccionó su técnica al punto de participar en varias orquestas y dar el gran paso como solista.

A partir de ese momento, el éxito llegó a su vida y comenzó a hacer duetos con grandes figuras masculinas del jazz, entre ellas Duke Ellington, Cole Porter y Louis Armstrong. Sin duda, su sensual voz es una de las experiencias más gratas para los amantes de música, no por nada se convirtió en el modelo a seguir de muchos artistas. Las letras de sus canciones son el reflejo directo del gran corazón que tiene esta dama. No hay verso que no demuestre el gran tamaño de su alma y la pureza de sus pensamientos.

A pesar de que pasó una difícil vida durante su juventud, Ella se armó de una impenetrable armadura para aguantar los golpes de la vida, porque tenía un objetivo y un sueño: brillar en la música. Si por algo se caracterizó fue por su valentía, tenacidad y amor hacia cualquier cosa. Esa fue su fórmula secreta, el motivo por el que sus canciones son encantadoras: porque cada nota que cantó lo hizo desde lo más profundo de su ser.




'Solitude'

Con un ritmo tan suave como el silencio de la noche, la tierna Ella se hace presente en una tranquila pieza que calma cualquier desesperación de un amor, pues desde un principio salió de un corazón dañado para sanarse a sí mismo. Puede que existan momentos difíciles, pero el ejemplo que dejó Fitzgerald fue el de nunca rendirse ni perder las esperanzas.


''These Foolish Things (Remind Me of You)'

Esta canción que sería el fondo perfecto para una noche de coquetería a media luz, es cantada por Ella para recordar aquellas pequeñas cosas que pueden recordar a amores perdidos. La cantante nunca pudo afrontar el abandono; hasta que todos sus sentimientos eran convertidos en canciones, era cuando lograba desprenderse de las cosas, así como lo cuenta en este tema. 


'Every Time We Say Goodbye'

Acompañado por el virtuoso pianista de jazz Cole Porter, la sensible Ella toma el micrófono y sigue un lento ritmo para hablar sobre las despedidas amorosas. La música es una obra de arte gracias al acompañamiento del clarinete y el conjunto de cuerdas. Su voz se vuelve a lucir con una tonada hipnotizante y relajante.


'Bewitched, Bothered and Beweildered'

Después de una ruptura amorosa, es natural que un sentimiento de resignación y melancolía inunde los corazones. La misma Ella lo acepta y le hace una canción a la fuerza que se necesita para salir adelante. Nuevamente el ritmo lento explota la sensualidad de su voz y la hace lucir al hace pronunciar notas largas y delicadas. Toda la canción es una caricia para los oídos.


'The Man I Love'

Llegando a una etapa más madura en su carrera, las letras de sus canciones se transforman en temáticas. El amor en Ella Fitzgerald pasó a ser algo duradero, el motor de su vida. El cambio de ritmo en 'The Man I Love' muestra la felicidad que sentía el corazón de la cantante.


'My One and Only Love'

A pesar de la soledad que vivió, al seguir su sueño encontró una vez más la compañía que necesitaba. Volvió a sentir el amor y su interpretación se tornó un monólogo que enaltecía la emoción que tenía dentro. Sólo tenía un único amor, al que le entregaría toda su alma. Las canciones de Ella Fitzgerald se transformaron en un relato romántico de su vida.


'With a song in my heart'

La larga espera y esperanza se transforman en un gran tesoro para Ella, que poco a poco va a agradeciendo en sus canciones. 'With a song in my heart' es otra gran declaración de amor de la cantante. La fórmula perfecta se repite nuevamente, música muy delicada con tonos angelicales de su autora.


Ella Fitzgerald se convirtió en una diosa para el jazz.

jueves, 9 de abril de 2020

Tigre, 9 de abril de 1963, 23:30 horas

Xul Solar trabajó hasta el último día de su vida. Tenía muchos proyectos en marcha: el diccionario del neocriollo, que debía tener la estructura del tablero del panjuego, nuevos cuadros, así como la ordenación de su obra dispersa, que comenzaba a ser requerida desde diversos lugares.

En el otoño recién inaugurado de 1963, solo una cosa lo atormentaba, que le faltara tiempo para completar su obra.

Tigre, 9 de abril de 1963, 23:30 horas

Xul Solar había sufrido un infarto el día 6. Tuvo asistencia profesional en el lugar y quedó en vigilancia médica. Esa noche se recostó temprano. Estaban solos con Lita. Él le explicó que el infarto era un dolor en el pecho, como un cuchillo que se hunde. Ella no podía escuchar esas palabras. Le hacían mal. Él no siguió explicando. Pero como tenía que decir algo, Xul repetía "Ay, Lita, ay, Lita, ay, Lita..." Hasta que ella no pudo más y le dijo: "Pero me estás clavando a mí ese "Ay, Lita" en el corazón..."
Entonces, él sonrió. "Oy Lita, Ey Lita, Uy Lita, ¿te gusta más así?" A las once y media, Xul dormitaba, tenía en sus manos el rosario con cuentas de madera que él mismo había tallado. Le dijo: "Por favor, Lita, cambiame el rosario de mano". Se escuchaba ese silencio de Tigre, poblado de frondas, del cual Xul tenía una sed que nunca se saciaba. Él parecía tranquilo. Ella cerró los ojos un rato. Cuando lo miró, él ya no respiraba.

El Rey Mago.
(Abós, Álvaro. Xul Solar, pintor del misterio. 2016)

martes, 17 de marzo de 2020

Marc Chagall

Vitebsk (Bielorrusia) 1887 – Saint-Paul de Vence (Francia) 1985

Marc Chagall (Moishe Segal) nació un 7 de julio de 1887 en Vitebsk (Bielorrusia) y falleció en Saint-Paul de Vence (Francia) el 28 de marzo de 1985. El desarraigo de su tierra natal y su cultura marcaron su vida y el recorrido de su obra artística. En su adolescencia, el joven Chagall expresa el deseo de estudiar para llegar a ser pintor.
Sus primeros cuadros se centran en la representación de sus seres queridos, sus hermanos, sus tíos y de los paisajes que veía por las ventanas de su casa. La familia del pintor no parece contenta con estos intereses del joven, que antes bien, es criticado mientras sus experimentos cromáticos son sometidos a observación por sus preocupados parientes.
Esta actitud resulta comprensible si se considera que la religión judía, al margen de las diferencias confesionales, opone un claro rechazo al arte figurativo. Finalmente, acabarán por aceptar las veleidades del joven pintor, especialmente su madre que le acompañará al estudio del que será su primer maestro, Yehudá Pen:
“Tras haber enrollado mis rotos dibujos, tembloroso, emocionado, me encamino al estudio de Pen con mi madre. Ya al subir la escalera me sentía embriagado, exaltado por el olor de los colores y de los cuadros”.
A pesar de estas palabras, la impresión de Chagall no será muy buena. Percibe de inmediato que el estilo de su futuro maestro no es el camino que quiere emprender, pero de momento es el único modo de aproximarse al mundo de la pintura. Las clases con le Pen duran todo el año 1906, hasta que Chagall piensa que ha aprendido todo lo que su escuela puede ofrecerle.
En ese mismo año logró el permiso que le permitió como judío viajar a San Petersburgo (en ese momento, foco principal de la cultura rusa) y en donde  el pintor entrará en contacto con un ambiente lleno de estímulos, en el cual conoce a grandes personalidades rusas del arte y de la cultura como el pintor León Bakts, el teórico político Nachman Syrkin o el escritor Vladímir Pozner, entre otros.
Permanecerá en San Petersburgo de 1907 a 1910 donde empezará a madurar un estilo propio, independiente de las enseñanzas. Los grandes cuadros que realizará durante este periodo abordarán las temáticas del paisaje urbano y el retrato. Indudablemente entre sus obras maestras podíamos destacar “El muerto” de 1908, en el que introduce la emblemática figura del violinista en el tejado, universal merced a la fama de su cuadro posterior “El violinista verde” de 1923, aunque sólo le brindará la formación académica que ya había cursado. También tenemos de estos años en San Petersburgo pinturas muy significativas como “La boda rusa” de 1909 o “Mujer con ramo de flores” de 1910. En 1909 conocerá a Bella Rosenfeld, su futura esposa. Entre los dos se produce un flechazo y sobre ella escribiría más tarde, en 1922, en su autobiografía:
“Su silencio es el mío. Sus ojos son los míos. Es como si me conociera desde siempre, como si supiese todo de mi infancia, de mi presente, de mi porvenir; como si velase sobre mí y me comprendiera perfectamente, aunque la viera por primera vez. Sentí que ella era mi mujer”.
En 1910, gracias a una bolsa de estudios que le concede su mecenas Max Vinaver, Chagall parte parte para una estancia de cuatro años en París.
En 1911 desembarca en París, capital de la vanguardia de la época. Son los años de la llamada École de Paris, en la cual todo el mundo artístico europeo se reúne en las calles y cafés parisinos. Chagall se siente fascinado y cautivado y será en estos momentos cuando comienza para él un periodo de satisfacción y crecimiento interior, aunque el pintor no es, sin embargo, inmune a la nostalgia. Sus sentimientos de afecto hacia su población de origen, su familia y su amada Bella aparecen en su pintura de estos años, que plasma la belleza de Vitebsk junto a la de París infinitas veces, hasta convertirse casi en un ideograma de su sentimiento nostálgico.
El primer paso hacia la evolución de su estilo es su encuentro directo con la pintura impresionista, las obras de Van Gogh, Gauguin, Matisse… y adentrarse en la historia del arte que encerraba en sus salas el museo del Louvre con las obras del XIX francés y sus maestros: Courbet, Manet, Millet, Delacroix y otros. Junto a esta experiencia museística, entablará contacto directo con Matisse, Picasso y Cezanne entre otros, donde recogerá la influencia de su pintura cubista. En su obra “Yo y la aldea” de 1911 se sirve del procedimiento cubista de dividir la obra mediante planos construyendo escenas paralelas.
Novia con abanico (1911)
 Museo Metropolitano de Arte (Met), de Nueva York

Chagall contactó más con los poetas que los pintores, cabe destacar su amistad con los poetas Guillaume Apollinaire y Blaise Cendrars. Apollinaire al ver su obra, la calificó de “sobre natural”. Más tarde perfeccionaría este término denominándolo “sur real”, con su uso pasó a llamarse “surreal” y de ahí, “surrealismo“. Con el también poeta Cendrars se creará una amistad muy sólida, convirtiéndose para el pintor en un punto de apoyo, un amigo muy querido, así como su mentor. Cendrars va directamente al corazón de la pintura de Chagall, comprendiendo con lucidez visionaria el significado oculto de las imágenes y desatando el nudo interior de su viaje en torno al sueño y la interioridad del pintor. Los cuadros de estos cuatro años son el testimonio de la evolución estilística de la pintura chagalliana: en París, en contacto con las personalidades más importantes del arte novecentista y con los estimulantes resultados alcanzados por los movimientos de vanguardia, su estilo florece a través de la revolución del color. La crisálida se ha convertido en mariposa. De estos años recogemos obras como: “Naturaleza muerta”, “El nacimiento”, “Mi aldea y yo” que se convierten en claros ejemplos del naciente estilo personal del pintor.
En 1914, viajará a Berlín donde se organiza su primera exposición individual.  Anteriormente había expuesto ya junto a grandes figuras del arte contemporáneo, con ocasión del Salón de Otoño de 1912 y del Salón de los Independientes de 1912, 1913 y 1914, pero hasta ahora no se había dedicado una muestra exclusivamente dedicada a él.
Amantes Azules (1914)

En ese mismo año, 1914,  regresa a su país para casarse con su prometida Bella Rosenfeld. Sin embargo, esta estancia, que habría debido durar apenas tres meses, se prolonga casi ocho años, hasta 1922.  Chagall está en Rusia cuando estalla la I Guerra Mundial y en 1917, año en que tiene lugar, en pleno conflicto, la Revolución de Octubre.
La Boda (1917)
Centre Pompidou de París

El efecto de la guerra en Europa es devastador. Todo lo que el pintor ha amado y conocido desaparece ante su vista, se le niega el regreso a París y desde Berlín llegan funestas noticias: pierde todos los cuadros que había presentado en la exposición individual de la galería Der Sturm. Obligado a permanecer largo tiempo en Vitebsk, en el pequeño mundo que tanto ha echado de menos en París, Chagall vuelve a coger el pincel para dedicarse a su tierra, llenando hoja tras hoja, paisajes y retratos.
De estos años pertenece una de sus pinturas más conocidas “Cumpleaños” de 1915. Durante este tiempo de permanencia en su tierra debido a la I Guerra Mundial, le lleva a ser partícipe de la revolución soviética y declararse febril comunista. Le ofrecen el cargo de comisario de Bellas Artes en Vitebsk, donde funda una escuela de arte pero, desafortunadamente, no desempeña bien esta función, siendo destituido y realojado en Moscú con el encargo de dirigir la decoración de un teatro. Estos acontecimientos quedarán reflejados en sus pinturas, recogiendo del suprematismo esas grandes manchas de color que quedarán plasmadas en obras como “La vida campesina” de 1917.
Interior con flores (1919)

En 1923, sin perspectivas ni encargos, regresa a París con su mujer y su hija, donde al año siguiente realizará su primera retrospectiva. El retorno a Francia devuelve a Chagall el universo figurativo descubierto en su primer viaje a París. Ahora, el pintor vuelve allí con un estilo más maduro, que ha reelaborado de las enseñanzas cubistas, el cromatismo fauvey el intelectual lenguaje suprematista. Chagall recupera las imágenes paisajísticas la ciudad, que se funde nuevamente con el motivo del amor, tema supremo en su producción. La figura de Bella se convierte en presencia simbólica del amor en los cuadros, junto al doble icono de París compuesto por la Torre Eiffel y la fachada de la catedral de Notre-Dame. De estos años destacan las obras “La novia con dos caras” de 1927, “Desnudo debajo de la mesa” de 1928 y el “Desnudo sobre Vitebsk” de 1933, un cuadro más tardío que, sin embargo, contiene los mismo elementos peculiares de la época anterior, a los que hay que sumar la tendencia a la profundización onírica hacia el inconsciente. Son obras imprescindibles de estos años las grandes composiciones como “Dedicado a mi mujer” de 1933, un compendio de su vida junto a Bella que reúne imágenes de sus recuerdos comunes, los lugares y acontecimientos de su historia de amor, un recuerdo fotográfico que toca los diversos momentos felices del pasado y del presente.
Entre 1938 y 1939, Chagall y su familia dejan París para dirigirse a la región del Loira, llevándose también sus cuadros. Luego, al estallar la II Guerra Mundial, se trasladan, con intención de quedarse definitivamente, al sur de Francia, a Gordes, donde el pintor descubre la belleza del panorama mediterráneo. Por causa de las leyes antirraciales, el artista se ve obligado a abandonar Francia, tierra que considera como su segunda patria, por la cual se siente injustamente traicionado, y a huir con su familia a Estados Unidos. La aclimatación no es fácil, aunque el artista encuentra compañeros y amigos, viejos y nuevos, entre ellos el crítico Lionello Venturi, el galerista Pierre Matisse que se convierte en Nueva York en su figura de referencia. A finales de 1941 organiza una gran exposición de sus obras.
En esta época su interés se dirige a Rusia y a las trágicas noticias que llegan de Europa sobre la guerra y el exterminio de los judíos. Todo ello se convierte en emblema del estado del ánimo del pintor y los lienzos pintados en esos años: “La Guerra” de 1943, “En el crepúsculo” de 1944, todos ellos en tonos oscuros que esconden infaustos presagios o el “El ojo verde” con una iconografía irreal y atmósfera suspendida. A pesar de estos duros sucesos, la experiencia americana ofrece a Chagall nuevas posibilidades con numerosos e importantes encargos alcanzando así su consagración como pintor. Obras geniales de esos años la encontramos en “La Crucifixión” de 1938 o “La impugnación” de 1943.
Por desgracia, la estancia en América concluye con un acontecimiento trágico: en 1944 Bella, aquejada de una repentina enfermedad viral, muere en brevísimo tiempo. Chagall está destrozado; abandona la pintura y el mundo. A su alrededor se apiñan sus amigos más queridos y su hija Ida.
Al cabo de un año de forzada inactividad, vuelve a coger los pinceles y vierte en el lienzo el enorme vacío dejado por la mujer a la que tanto había amado y cuyo dolor sale plasmado en los cuadros: “Las luces del matrimonio” y “En torno a ella”, canto de amor y sufrimiento al alma de su mujer, ahora en una dimensión lejana.
Devuelto a la vida, Chagall acomete otra gran obra teatral y musical, la escenografía y los trajes para el ballet “El pájaro de fuego”, fábula rusa para la Metropolitan de Nueva York.
En 1950 regresa a Europa estableciéndose en Vence, al sur de Francia.
A comienzos de los años cincuenta comenzará a realizar sus primeros ciclos de temas bíblicos, inspirado en los aguafuertes destinados a ilustrar la Biblia. De este momento se recogen obras como “El rey David” de 1951
Poco después el pintor conoce a otra mujer, Valentine Brodski, de la cual se enamora; entre ambos surge una relación íntima, profunda, reforzada por sus orígenes comunes, que los vinculan a Rusia y a la fe judía. El lazo que los une demuestra ser sólido y se convierte en pilar de la existencia del pintor y en fuente de alegría e inspiración; se casan en 1952.
Al mismo tiempo que desarrolla el proceso pictórico de temas religiosos, empieza a dedicarse  a la realización de las escenografías para el ballet Dafnis y Cloe de Ravel. Serán años muy intensos: la pintura alcanza nuevas cimas de expresión y lirismo, dedicándose a experiencias multidisciplinarias, que le permiten aprender nuevas técnicas artísticas. Cultiva igualmente las antiguas técnicas de vidriera, asombrado y hechizado por los juegos de la luz y por las posibilidades cromáticas inherentes a estas grandes composiciones.
En los años sesenta dos grandes encargos caracterizan su producción: la decoración del techo de la Ópera de París y la escenografía de La flauta mágica de Mozart para la Metropolitan de Nueva York. A partir de este periodo comenzará a pintar cerámicas, realizará tapices… será el momento de sus grandes encargos: las vidrieras de la Catedral de Metz (Francia), de la Sede de las Naciones Unidas ONU (Nueva York), de la Universidad de Hadassah de Jerusalén.
La década de los setenta se inicia con una serie de exposiciones en todo el mundo, además de grandes testimonios de reconocimiento.
Chagall continúa pintando y empeñando todas sus fuerzas en los diversos frentes del arte, del grabado al mosaico, de la vidriera a los tapices y a la escultura en piedra, en mármol o arcilla. Los temas acuden desde el pasado más remoto y desde el presente más reciente, implicando siempre a la esfera interior del artista. El amor es una vez más el motivo por excelencia. Así en los cuadros de la segunda mitad de los setenta, entre ellos “La familia” de 1975-1976 y luego “El pintor y su novia”, el amor hace las veces de adhesivo universal para reunir a Bella,  Valentine, Vitebsk, París, el Sena, la Torre Eiffel, el violinista… y a él mismo, en un mundo único y grande cuya geometría es esculpida por los ondulados movimientos del pincel.
Tras noventa y siete años ricos en emociones y en grandes satisfacciones, Marc Chagall deja este mundo, atravesando la sutil frontera entre la realidad y el universo del sueño, ya tantas veces reflejado en el lienzo, y accediendo finalmente a su propio imaginario. Es el 28 de marzo de 1985. Está enterrado en el pueblo de Saint-Paul de Vence (cerca de Niza, Francia) junto a la que fue su segunda esposa, Valentine Brodski (a la que llamaba Vavá).
Su obra se identifica con su personalidad artística, es una metáfora poética de su propia biografía, de su poder creativo, que va de sorpresa en sorpresa, feliz, atrayente, conmovedor… este impulso creativo es la verdadera obra maestra de Chagall.