miércoles, 16 de septiembre de 2020

Mascha Kaléko fue un símbolo de la literatura de vanguardia de Berlin en la década de 1930

 

La esencia de la vida diaria a través de la poesía

La autora alemana destacó por la sencillez y el lenguaje directo con los que supo reflejar con gran ingenio aspectos de la gente común en sus composiciones


Con sus poemas y canciones, Mascha Kaléko fue un símbolo de la literatura de vanguardia de Berlín en la década de 1930. El 16 de septiembre de 1974, leyó por última vez en la America Memorial, una reconocida biblioteca de Berlín. A 90 años de aquel día, Google le dedicó un doodle ilustrado por la artista Ramona Ring para recordarla.

Su verdadero nombre es Golda Malka Aufen. Nació en 1907 en lo que hoy es el sur de Polonia. Con el estallido de la Primera Guerra Mundial, huyó junto a su familia hacia Alemania y finalmente establecieron un nuevo hogar en Berlín en 1918, donde permaneció hasta que, en 1938, debió exiliarse a Estado Unidos por el riesgo que corría siendo judía en tiempos en los que el régimen nazi estaba en el poder.

En su adolescencia, empezó a escribir poemas y, al cabo de unos años, alcanzó la fama cuando una serie de diarios empezó a publicar sus obras y a difundirlas por toda la capital alemana. En uno de sus poemas, "Esa pequeña fama" ("Das Bißchen Ruhm", 2003), esta artista hizo una alegoría para comparar su fama con las plantas, que deben cuidarse a diario,  y ese fue el concepto que eligió la ilustradora para representarla en el doodle de hoy.


Para principios de la década de 1930, Kaléko ya se había consolidado como un referente de la literatura de su país. En ese entonces, frecuentaba el icónico Romanische Café: un centro bohemio que reunía a otros notables escritores alemanes como Else Lasker-Schüler y Erich Kästner.

Publicó su primer libro en 1933: "El cuaderno de taquigrafía lírica" ("Das Lyrische Stenogrammheft") y, dos años más tarde, lanzó "El pequeño libro para adultos" ("Kleine Lesebuch für Große").

En sus escritos, Kaléko capturó ingeniosamente la esencia de la vida urbana cotidiana durante el ocaso de la República de Weimar y, a través de versos satíricos, exploró temas importantes como la injusticia social y el exilio, dos adversidades que marcaron su vida.

Mascha Kaléko dejó Estados Unidos en 1955 y vivió sus últimos años en Israel y en Suiza. Finalmente, murió el 21 de enero 1975 en Zürich.

La dicha es pobre en fantasía,

su repertorio, bien pequeño.

La desdicha es en cambio… ¡un genio!

siempre se inventa nuevas vías.

Mascha Kaléko.

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