Milán Kundera es uno de esos escritores que después de leer nunca se olvida. Todas sus obras tienen gran profundidad e ingenio. Prueba de ello son las inolvidables frases de La insoportable levedad del ser, una de sus obras más emblemáticas. Han sido recopiladas cientos de veces y siempre sorprenden.
Lo que hace memorables las frases de La insoportable levedad del ser es la lucidez y precisión con que son formuladas. Esta es una novela de amor, pero al mismo tiempo es mucho más que eso. En el fondo trata de lo que todas las grandes obras hablan: el sentido de la vida.
“Aquel que quiere permanentemente ‘llegar más alto’ tiene que contar con que algún día le invadirá el vértigo”.-Milán Kundera-
No es fácil hacer una selección de frases de La insoportable levedad del ser. Sin embargo, hemos tratado de recoger las más significativas. Las que plasman la esencia de esa extraordinaria novela, que no puedes dejar de leer.
Dos lindas frases de La insoportable levedad del ser
Casi todas las frases de La insoportable levedad del ser están referidas al amor y a sus vicisitudes. La novela plasma muchas de las formas que puede tomar una relación amorosa. Intenta, en repetidas oportunidades, definir al amor.
Como en esta afirmación: “El amor no se manifiesta en el deseo de acostarse con alguien (este deseo se produce en relación con una cantidad innumerable de mujeres), sino en el deseo de dormir junto a alguien (este deseo se produce en relación con una única mujer)”.
Así mismo, Milán Kundera se esfuerza en la obra por definir lo que no es el amor. Sus agudas reflexiones al respecto lo llevan a establecer el gran contraste que hay entre amar y desear ser amado. Queda sintetizado en este texto: “Es posible que no seamos capaces de amar precisamente porque deseamos ser amados, porque queremos que el otro nos dé algo (amor), en lugar de aproximarnos a él sin exigencias y querer sólo su mera presencia”.
El amor y el final del amor
Las frases de La insoportable levedad del ser no giran alrededor de un amor romántico como tal. Lo que hace Kundera es tratar de ligar ese sentimiento con el sentido de la vida para el hombre contemporáneo. De ahí que el final del amor también esté presente en sus reflexiones. Esta es una de ellas: “Los amores son como los imperios: cuando desaparece la idea sobre la cual han sido construidos, perecen ellos también”.
En otra de sus reflexiones describe el amor y el final del amor de una manera muy interesante y profunda. Plantea que el amor vive precisamente porque también está presente la posibilidad de su ausencia.
Lo dice así: “Esa tristeza significaba: hemos llegado a la última estación. Esa felicidad significaba: estamos juntos. La tristeza era la forma y la felicidad, el contenido. La felicidad llenaba el espacio de la tristeza”.
Renunciar a la fuerza y a la razón
Para Kundera, el amor también implica renuncias. No exactamente la renuncia que implica la fidelidad, ni aquella que propone renunciar al bien propio en función del bien ajeno. Él lo plantea así: “Porque amar significa renunciar a la fuerza”. En otras palabras, el amor se instala y sobrevive desde la fragilidad. Desde la voluntad de ser vulnerable y aceptar la vulnerabilidad del otro.
Con cierto toque de ironía, Kundera también habla de otra renuncia en función del amor: la de la razón. Una de las frases de La insoportable levedad del ser dice: “Allí donde habla el corazón es de mala educación que la razón lo contradiga”. Con esto quiere señalar que es más cierto y relevante lo que está en los sentimientos, que aquello que habita los pensamientos.
El peso y la levedad
Toda la trama de La insoportable levedad del ser gira alrededor de los conceptos de levedad y peso. A lo largo de la obra, una y otra vez, se cuestiona cuál de esos dos ejes debe regir la vida. Al respecto se señala: “La carga más pesada es por lo tanto, a la vez, la imagen de la más intensa plenitud de la vida. Cuanto más pesada sea la carga, más a ras de tierra estará nuestra vida, más real y verdadera será”.
Es una afirmación que, de un modo u otro, cuestiona la idea actual de que la frivolidad y la superficialidad son más fáciles de sobrellevar. Por el contrario, llevar una carga hace la vida más real y más digna de ser vivida.
Sin embargo, lo anterior no excluye que el peso implique también un sufrimiento. Así lo expresa en este fragmento: “No hay nada más pesado que la compasión. Ni siquiera el propio dolor es tan pesado como el dolor sentido con alguien, por alguien, para alguien, multiplicado por la imaginación, prolongado en mil ecos”.
Según Kundera, el dolor ajeno llega a ser más duro que el propio. El amor hace que esto sea así. La compasión es un gran peso porque es un dolor irresoluble. Quizás seamos capaces de lidiar con nuestro propio sufrimiento, pero el de los demás les pertenece a ellos, aunque nos duela igual.
Vivir solo una vez
Muchas de las reflexiones de Milán Kundera apuntan a develar verdades que son obvias, pero que muchas veces pasamos por alto. Como esta: “El hombre nunca puede saber qué debe querer, porque vive sólo una vida y no tiene modo de compararla con sus vidas precedentes ni de enmendarla en sus vidas posteriores”.
Se trata de un razonamiento lógico en el que se destruye esa idea de que todo ser humano debe tener un “por qué”. Lo que plantea es que es imposible saberlo, ya que siempre vivimos a tientas y solo conocemos la vida misma, viviéndola. La misma idea se repite en esta lapidaria frase: “La vida es un boceto para nada, un borrador sin cuadro”.
Sin duda alguna, La insoportable levedad del ser es una de esas obras que están destinadas a perdurar. En ella se revela un escritor con enorme sensibilidad, que ha sido capaz de tratar con inteligencia y hondura uno de los temas eternos: el amor.
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