viernes, 10 de enero de 2020

FLORENCIA Y EL SÍNDROME DE STHENDHAL

Este síndrome es una situación anímica que se desencadena tras observar obras de gran belleza en una misma ciudad y durante un corto espacio de tiempo. También es conocido como el síndrome del estrés del viajero o la enfermedad de los museos. Los turistas que lo han sufrido aquejan taquicardia, sudoración, sofocación, tensión emocional, agotamiento y mareo.

Florencia, cuna del síndrome

Sus calles están sembradas de obras artísticas, desde la cúpula de Brunelleschi, que puede verse desde cualquier punto de la ciudad, hasta la iglesia de Santa Croce, pasando por el palacio de los Uffizi, la Piazza della Signoria, el Ponte Vecchio o la casa de Dante, por citar tan sólo alguno de ellos.

Con tanta acumulación de belleza artística por metro cuadrado no es de extrañar que el escritor francés Marie-Henry Beyle (1783-1842), más conocido como Stendhal, sufriera un empacho artístico.

Sucedió el 22 de enero de 1817, tras un largo día paseando por las calles de Florencia, admirando tallas, cúpulas, frescos, fachadas… el escritor comenzó a encontrarse mal al llegar a la iglesia de Santa Croce. En su diario escribió: “me latía el corazón, la vida estaba agotada en mí, andaba con miedo a caerme”. Tras ser examinado por un médico, que no hizo otra cosa que tomarle el pulso y mirarle a los ojos, le dijo que padecía de “sobredosis de belleza”.

La Iglesia de Santa Croce es, además de la iglesia franciscana más grande del mundo, el auténtico panteón de Florencia. La iglesia alberga casi 300 tumbas, incluidas las de Miguel Ángel, Maquiavelo, Rossini y Galileo.

En sus capillas se pueden apreciar frescos de artistas como Giotto, Brunelleschi o Donatello.

En 1989 una psiquiatra italiana, la doctora Graziella Magherini, después de llevar más de dos décadas trabajando en el Hospital de Santa María Nuova, en Florencia, describió más de un centenar de casos similares al que sufrió Stendhal en turistas y visitantes de la ciudad. Se describe científicamente como una reacción psicosomática y corporal provocada por la saturación que produce la sobrecontemplación de la belleza en un corto espacio de tiempo. En algunos casos, en los más severos, a los síntomas descritos por Stendhal se puede añadir amnesia, paranoia, crisis de pánico e, incluso, alucinaciones.

Los detractores de esta enfermedad dudan de que realmente este cuadro psicosomático sea un síndrome y lo consideran más como una reacción autoinducida, dado que en la mayor parte de los casos los síntomas son leves y se manifiestan de forma positiva (emoción, placer). Por otra parte, hay que agregar que no es un trastorno mental específico y definido.

En fin, la controversia está servida, para algunos es una patología para otros una sugestión artística. Es posible que haya algunos factores externos que envuelven al individuo y que pueden acentuar la sintomatología emocional. Entre ellos se encuentran el cansancio, la deshidratación, el hambre, la temperatura…

No en balde, Stendhal llegó a Florencia en una diligencia después de un viaje de varias horas, en el que no hubo lugar para el descanso. El escritor francés inició su periplo por Italia el 24 de septiembre de 1816, viaje que le llevaría a conocer Milán, Bolonia, Roma y Nápoles, entre otras ciudades.

La Catedral de Florencia (conocida localmente como Duomo) es una de las iglesias más grandes de la cristiandad. Posee una preciosa fachada en mármol blanco y verde y una cúpula de 45 metros de diámetro.

La Catedral de Santa Maria del Fiore fue iniciada por Arnolfo di Cambio en el año 1296.

Arnolfo di Cambio muere en 1310 y las obras se paralizan, se reanudan en 1334 cuando nombran a Giotto maestro de obras asistido por Andrea Pisano.

Giotto construye el Campanario, pero muere en 1337, siguiendo Pisano con los trabajos hasta que tiene que abandonar por la peste negra en 1348.

Hasta 1355 no se retoman las obras, al mando se encuentra Francesco Talenti, junto a otros arquitectos, que termina el campanario y proyecta el ábside y las capillas laterales.

La concluye Brunelleschi, que proyecta la cúpula, en 1436.

Con 114 metros de altura y 45 metros de diámetro fue el mayor reto en la vida del arquitecto florentino, un reto que le llevó 14 años.


*Fuente: ABC Ciencia
Imagen: vista de Florencia, donde se destaca la Catedral de Santa María del Fiore

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