jueves, 30 de enero de 2020

CinWololo

Hace tiempo que a los deseos me los autogestiono.
Si soplo un panadero es porque se que con el viento las semillas se van a convertir es dientes de león.
Hace tiempo que no pido deseos en los cumpleaños.
Hace tiempo que ya no le pido al destino que me acomode las fichas porque siento que a veces, se tienen que desacomodar para aprender, y que las que van, encajan solitas.
También comprendí que hay cosas a las que hay que ponerles toda la garra y otras,
otras en las que no vale la pena insistir.
Hace tiempo no le dejo al destino lo que me corresponde hacer a mi.
La inacción también es una decisión.
No, no se la puede poner de excusa.
Es tan hermoso soñar, pero más hermoso es despertar siendo, haciendo, buscando cada paso que te lleva a sonreír.
¿Esto quiere decir que nadie es parte, que nadie hace más lindo el camino, que nadie nos da una mano? No.
Esto quiere decir que elegimos todo el tiempo con quién compartir el camino, quien nos hace bien, quien va para el mismo lado.
Hay esfuerzo.
Ninguna fuerza sobrenatural nos regala nada, y si así fuera entonces habría mucho que dudar.
Hay mucha gente que gestiona sus sueños, y a veces tenemos la suerte de cruzarlos y hacer algo en común.
Esa gente que tiene el brillo en los ojos, de quiero y puedo, esa gente que no transa con nada que no vaya con su sentir.
Hace tiempo que me autogestiono la vida, las sonrisas, los abrazos, mi tiempo.
A quien si.
A quien no.
A quien quizá.
A quien nunca.

Lo único que no se autogestiona es el amor.
El amor se siente.
Tenemos la suerte de recibirlo como un regalo.
Más suerte tenemos aún de poder darlo.
Y el amor no se pide.
El amor existe.
El amor es.

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