Tal vez la armoniosa y bella manera de acomodar las palabras para que, breves y contundentes, nos hablen de una dura realidad como la que vivió en su España natal, es la que hace que algunos reclamen "¡qué hermoso!"; y que persistan y nos hablen de una realidad actual alrededor del mundo, hace que su poesía sea cruda y bella a la vez. Esa es la magia de Miguel Hernández.
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