Los orígenes del Puente Carlos
Antes de que existiera este puente hubo otro anterior uniendo ambas orillas del río Moldava. Era el puente de Judith, que había sido destruido en el siglo XIV tras una fuerte crecida del río. Así que era necesario construir otro, y no solo eso, sino que era necesario que fuera enorme y resistente, dada su importancia.
Por esa razón, el emperador Carlos IV, de quien recibe el nombre, no dudó en contar con los mejores constructores de la época. Ellos se encargarían de realizar un diseño del gran arquitecto y escultor del momento: Peter Parler, quien también dejó su huella en la cercana Catedral de San Vito.
Pero no solo eso, si no que se buscó hasta el momento preciso para iniciar su construcción en el año 1357. Se comenzaron las obras a una hora concreta de un día concreto, el cual fue dictado por los astrónomos y astrólogos de la corte. Pero en cambio, ellos no supieron adivinar cuándo se iba a concluir, ya que los trabajos duraron hasta el siglo siguiente.
Esa larga espera mereció la pena, ya que el resultado final fue espectacular. Este es un enorme puente de más de 500 metros uniendo las dos orillas del Moldava, teniendo a un lado la Ciudad Vieja o Stare Mesto y al otro la Ciudad Pequeña o Mala Strana. En definitiva, las dos zonas más impresionantes de la fabulosa Praga.
Y entre ambas, este gran puente, en cuyos 10 metros de anchura llegó a haber 4 carriles. Si bien en la actualidad es peatonal, porque sin duda alguna, el Puente Carlos es el sitio más transitado de Praga, tanto de día como de noche, cuando adquiere una atmósfera especial. Algo que ha aparecido reflejado en infinidad de películas, y especialmente en la primera entrega de Misión Imposible.
Las estatuas del Puente Carlos
Precisamente en esa película protagonizada por Tom Cruise, hay un personaje que cae al río Moldava. Algo que también le pasó a San Juan de Nepomuceno, que fue arrojado a esas aguas desde el propio puente en 1393. Y por ello, hoy en día hay en su honor una estatua en el Puente Carlos. Además, la tradición dice que si se toca la base de esta escultura se debe pedir un deseo que, evidentemente, será cumplido.
No sabemos si eso se cumple en todos los casos, pero lo cierto es que esta estatua es una de las más admiradas de todo el puente, donde se levantan casi 30 grandes esculturas de santos y personajes históricos. Unas figuras que le dan ese espectacular aire monumental a todo el conjunto.
No obstante, hay que decir que no todas son las originales. Muchas de ellas se retiraron del puente para protegerlas de las inclemencias meteorológicas. Hoy se encuentran repartidas entre las salas del Museo Nacional de Praga y de la Fortaleza de Vysehrad.
Las torres del Puente Carlos
Y para terminar de darle encanto a esta obra, en ambos extremos del puente hay unas imponentes torres. Dos en el lado de Mala Strana, y una que sirve de entrada a la Stare Mesto. Esta última se considera una auténtica joya del arte gótico.
Unas torres que nos trasladan directamente al Medievo y los tiempos del Renacimiento, cuando todo aquel que cruzaba el Puente Carlos debía pagar un peaje para sufragar el coste de la obra. Por fortuna, hoy en día es gratis y es el punto de encuentro de viajeros de todo el mundo que llegan a Praga.
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