martes, 3 de diciembre de 2019

Las 12 leyes del Karma

El Karma es el juez de nuestros actos, es la energía transcendente e invisible que se deriva de nuestros comportamientos y que va acumulando consecuencias y pagos conforme a ellos. Las leyes del Karma nos dicen en esencia que las fuerzas que pusimos en movimiento hace diez minutos o hace diez vidas volverán a nosotros.
Íntimamente ligado a las reencarnaciones venideras, se convierte en la energía que usaremos para limpiar el alma hasta que alcancemos la perfección. Mientras que el Karma simboliza la responsabilidad y el pago por nuestras acciones, la reencarnación nos ofrece la oportunidad de seguir avanzando.
Según esto, nosotros tenemos la libertad de comportarnos como queramos desde la primera encarnación y, en consecuencia, acumularemos esta energía. La creación de Karma bueno y malo e intencional o no intencional dictará lo que tenemos que enfrentar y resolver en la vida. Nuestra primera meta es aprender, a través de la experiencia, a ser mejores.
Así, el Karma no da lugar a la casualidad. Profundicemos a continuación en las leyes del Karma que dictaminarán cómo responderemos por nuestras acciones, pensamientos y sentimientos.
«¿Existe una máxima que debería ser la base de las acciones que uno toma a lo largo de su vida? Seguramente es la máxima de la compasión: no hagas a otros lo que no quieras que te hagan a ti».
-Confucio-

1. La gran ley del Karma o la ley de causa y efecto:

Hemos crecido con esta ley muy presente aunque no lo sepamos. Según ella, aquello que sembremos es lo que cosecharemos. Lo que ponemos en el Universo es lo que vuelve a nosotros. La energía negativa enviada a otros volverá de nuevo a nosotros, pero eso sí, 10 veces más potente. El Karma es el juez de nuestros actos que nos ayuda a reflexionar sobre nuestros sufrimientos.
Así, y dejando a un lado este enfoque espiritual dicho principio cuenta con una gran correspondencia psicológica. Pensemos por ejemplo en ciertas dinámicas comportamentales. En ese padre autoritario, en esa madre controladora o en ese amigo que traiciona o escampa rumores. El efecto de todos estos actos es evidente en muchos casos: la distancia, el necesitar dejar a un lado ese foco que en un momento dado nos dio solo sufrimiento e infelicidad.
Reflexionemos por tanto en dicha correspondencia. En la causalidad existente entre nuestros actos y sus consecuencias.

2. Ley de la creación

La vida requiere que participemos de ella. Somos uno con el universo dentro y fuera, somos parte de la corriente de nacimiento de la naturaleza y nuestras vidas se reproducen como el resto de ciclos naturales. Lo que nos rodea nos da pistas sobre nuestro estado interior. Crea las opciones que quieras tener en tu vida.
Dentro del budismo cada uno de nosotros somos plenamente responsables de aquello que hacemos. Las leyes del Karma nos enseñan que tenemos la libertad suficiente para que seamos capaces de crear la realidad que deseamos. Sin embargo, más tarde seremos juzgados en base a esas elecciones tomadas, a ese tejido diseñado en base a nuestras acciones.

3. Ley de la humildad

Lo que te niegas a aceptar, te va seguirá ocurriendo. Este principio tan conocido de las leyes del Karma es algo que vemos con muchas frecuencia en nuestra cotidianidad. Todos de algún modo, presentamos ciertas realidades internas que no queremos ver. En nosotros habita el egoísmo, el apego excesivo hacia lo material o incluso nuestra dependencia absoluta hacia ciertas personas.
Ser humildes es ser capaz de ver al realidad aunque no nos guste. Implica mirar hacia nuestro interior para ver todas nuestras heridas, defectos y debilidades. Solo quien es capaz de verse con autenticidad es capaz a su vez de ejercer un cambio. Y ese avance, ese logro debe partir desde la ley de la humildad.

4. Ley del crecimiento

Donde quiera que vayas, siempre estarás tú. Para crecer con autenticidad somos nosotros los que debemos cambiar y no las personas, los lugares o las cosas que nos rodean. Pero llevar a cabo ese principio tan básico requiere un gran esfuerzo. ¿La razón? Nuestra sociedad no nos ha educado según la ley del crecimiento. Somos ese mundo obsesionado en mirar al exterior, en ansiar lo que no tenemos, en envidiar lo que tiene el otro. Somos entidades pasivas que esperan a que los demás cambien para ajustarse a nuestras necesidades.
Solo tendremos control sobre nosotros mismos cuando seamos capaces de crecer desde el interior. Dejando a un lado el contexto, aceptando a los que nos rodean por lo que son y no por lo que nos gustaría que fueran. Si procuramos ejercer cambios en el propio ser nuestra vida también cambiará. Y esto ha de hacerse con cuidado para que redunde en un beneficio kármico.

5. Ley de responsabilidad

¿Asumes la responsabilidad de cada una de tus acciones? La felicidad de los tuyos depende de lo que hagas, de lo que digas o no digas, de tus silencios, de tu presencia o tu ausencia. Eres responsable de tus elecciones, de tus errores y de tus éxitos. Según las leyes del Karma todo aquello que nos sucede es un reflejo del propio interior.
Queda claro no obstante que hay cosas que escapan a nuestro control. Cuando menos lo esperamos llega la adversidad. Ahora bien, en estos casos lo que cuenta es tu actitud hacia esos acontecimientos. El modo en que respondes también determinará su efecto. Así que hazlo, sé responsable de tu persona, de tus palabras, acciones y reacciones.

6. Ley de la conexión

El propio universo se inscribe en las cosas más pequeñas. En las casuales, en todo encuentro, en todo acto, decisión, elección personal. Todas esas dinámicas según las leyes del Karma están conectadas. Porque todo lo que existe está engarzado como una pulsera de cuentas. Si una perla se mueve moverá a las siguientes, si una se rompe las demás también se desprenderán.
Asimismo, cada paso que damos es el resultad de nuestro pasado. Nuestras decisiones presentes afectan a las futuras. Nada queda libre, ningún eslabón queda suelto en nuestra existencia… Ser capaces de percibir la ley de la conexión nos permitirá ser más consecuentes (y prudentes) en cada uno de nuestras decisiones.
Ni el primer ni el último paso son más o menos importantes porque ambos son necesarios para realizar la tarea. Las leyes del Karma nos recuerdan que todos estamos conectados en pasado, presente y futuro.

7. Ley del enfoque

No se puede pensar en dos cosas al mismo tiempo. Tienes que ir subiendo peldaño por peldaño, poco a poco. Cuando perdemos el norte en nuestra brújula despertamos a la inseguridad y a la ira. Asúmamoslo, este es también otro de nuestros temas pendientes. El propio Daniel Goleman nos recuerda la importancia de entrenar la atención como si de un músculo se tratara.
Nuestra realidad está llena de misterios, de oportunidades y rincones donde se encuentra la felicidad. Solo quienes están atentos de mente y corazón conectarán con aquello que el universo les tiene reservado. Ahora bien, aquellos que miren el mundo solo a través de la carencia, de materialismo y a través del deseo de posesión, rara vez entenderán el misterio de la casualidad. La magia de la vida.
Enfocarse es mirar el mundo desde el corazón. Ajustar nuestra mirada a lo que nos envuelve es conectarse a la realidad con sabiduría.

8. Ley del dar y de la hospitalidad

Quien es capaz de dar a los demás aquello que es suyo, ofrece también parte de su energía: hace nuestro universo más amplio y receptivo. Ofrecer y acoger son dos principios vitales en la humanidad, aquello que nos hace grandes, aquello que nos hace nobles. Porque estos dos actos se llevan a cabo mediante la humildad y ese enfoque descalzo de egoísmos donde ser capaces de acoger al otro como parte de uno mismo.
Según las leyes del Karma, esta energía también retorna a nosotros. Quien ampara, acoge y es capaz de dar al final también recibe. Tarde o temprano ese acto de nobleza nos recompensará como merecemos,

9. Ley del aquí y ahora

Mirar hacia atrás y vivir anclados en el pasado es lo que nos impide disfrutar del presente. Debemos aprender a centrarnos en lo que sucede en este mismo instante, en el aquí y ahora. Ahora bien ¿cómo lograrlo? Somos esa sociedad ocupada y e hiperconectada. Estamos pendientes de múltiples estímulos y el presente, se desdibuja del horizonte ante tantas presiones, informaciones y ansiedades.
En este punto es necesario aplicar también la ley del enfoque. Algo que nos enseña muy bien prácticas como el mindfulness. Solo cuando aprendemos a entrenar nuestra atención en el momento presente, podemos apreciar mejor cada instante y ser conscientes de todo lo que sucede.

10. Ley del cambio

La historia se repite hasta que aprendamos las lecciones necesarias para cambiar nuestro camino. Esto es lo que nos dice una de las leyes del Karma más relevantes. Ahora bien, la pregunta sin duda es la siguiente ¿cómo saber si estamos en nuestro camino? ¿cómo intuir que no estamos cometiendo los mismos errores pasados?
La ley del cambio es también la ley de la responsabilidad. Cada paso que demos, cada elección tomada debe hacerse desde la bondad y la humildad. Sin hacer daño a otros, sin ir en contra también de nuestras necesidades y esencias. Algo así se lleva a cabo desde el autoconocimiento. Porque solo cuando seamos capaces de entendernos a nosotros mismos pondremos en marcha esos cambios que edificarán nuestro verdadero destino.

11. Ley de la paciencia y la recompensa

Las leyes del Karma nos recuerdan que todas las recompensas requieren de un esfuerzo inicial. Nada llega porque sí, nada acontece solo porque el destino o la suerte lo desee. Así, y aunque en ocasiones puedan sucederse esas mágicas casualidades, dichos acontecimientos responden a una causa inicial. Somos nosotros mismos los arquitectos de nuestro presente, nosotros quienes edificaremos nuestro futuro. Algo así implica esfuerzo, implica voluntad y determinación.
La mayor gratificación es la que llega finalmente tras aunar paciencia y persistencia.

12. Ley de la importancia e inspiración

El valor de algo es el resultado directo de la energía y la intención que se pone en él. Cada contribución personal es también una contribución a la totalidad. Las contribuciones mediocres no tienen ningún impacto en la totalidad, son tan comunes que se anulan entre ellas. Debemos ser capaces por tanto implicarnos en todo aquello que llevamos a cabo, en dotarnos de esa inspiración que erige grandes sueños y que tarde o temprano los hace realidad.
Si le damos importancia a cada objetivo propuesto e invertimos en ese propósito los mejores recursos personales, la magia acontecerá. El destino cobrará realidad.
Creas o no en la filosofía kármica, lo cierto es que a veces parece que de lo único que podemos estar seguros es de que la primavera o el invierno volverán pero, en verdad, como dijo Voltaire, “no es más sorprendente nacer dos veces y no una; pues todo en la naturaleza es resurrección”.
Las leyes del Karma son lecciones de vida que nos ayudan a ser mejor.

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