«He redondeado esquinas para no encontrar monstruos a la vuelta y me han atacado por la espalda.
Me he mentido tanto que cuando he dicho la verdad no me he creído.
He huído con los ojos abiertos y el pasado me ha alcanzado.
He aceptado con los ojos cerrados cofres vacíos y se me han ensuciado las manos.
He escrito mi vida y no me he reconocido.
He querido tanto que me he olvidado.
He olvidado tanto que me he dejado de querer.
Pero he muerto tantas veces que ahora sé resucitar.
He llorado tanto que se me han hecho los ojos agua cuando he reído.
He fallado tantas veces que ahora sé cómo discernir los aciertos de lo inevitable.
He sido derrotada por mí misma con dolor y consciencia, pero la vuelta a casa ha sido tan dulce que me he dejado ganar.
He perdido el rumbo pero he conocido la vida en el camino.
He caído pero he visto estrellas en mi descenso y el desplome ha sido un sueño.
He sangrado, pero todas mis espinas
han florecido en una bella "fiore".
Y ahora mi vida huele a mí.»
“Mi vida huele a flor”
Elvira Sastre
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