Muchas veces nuestras alas están heridas, por diferentes razones; o simplemente se cansaron, por tanto volar.
Llega un momento en que ya no podemos más, y queremos dejar de volar; pero sacamos fuerza de nuestra inquebrantable voluntad, para seguir adelante, aunque, nos cueste superar los obstáculos que encontremos en el camino.
Hoy volaré detrás de mi felicidad y, aunque me cansé, no detendré mi vuelo.
Mis alas heridas, sanaron y ahora: vuelo y vuelo sin detenerme.
Es que soy, todo lo que quiero SER.
Ilustración Hayk Shalunts
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