...
Tener un jardín es dejarse tener por él
y su eterno movimiento de partida.
Flores, semillas y plantas
mueren para siempre o se renuevan.
Hay poda y hay momentos,
en el ocaso dulce de una tarde de verano,
para verlo excediéndose de sí,
mientras la sombra de su caída
anuncia en el macizo fulgor de marzo,
o en el dormir sin sueño del sujeto
cuando muere mientras la especie que lo contiene no cesa de forjarse.
El jardín exige, a su jardinera verlo.
Demanda su mano que recorte
y modifique la tierra desnuda,
dada vuelta en los canteros
bajo la noche helada.
El jardín mata y pide ser muerto para ser jardín.
Pero hacer gestos correctos en el lugar errado disuelve la ecuación, descubre páramo.
Amor reclamado en diferencia
como cielo azul oscuro contra la pena.
Gota regia de la tormenta en cuyo abrazo llegas a la orilla más lejana.
I wish you were here amor, pero sos jardinera y no jardín.
Desenterraste mi corazón de tu cantero.
De "El jardín"
Diana Bellessi
Ilustración Bettina Baldessari
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