Aprendemos desde muy chicos a reprimir emociones. Pero cuando se liberan, vuelven los recuerdos y la persona empieza a darse cuenta de que, en realidad, todo lo que le pasa en su vida adulta, lo que se repite o le ocurre a pesar de sí mismo, fue aprendido de los padres, de los adultos, desde la concepción hasta la pubertad. Al no poder recordar dónde lo aprendió, supone que esas desventuras son la confirmación de que hacía algo mal...
Toda persona cuenta con cuatro aspectos: lo intelectual, lo emocional, lo espiritual y lo corporal. Pero cuando somos víctimas del amor negativo, solemos tener nuestro intelecto dominando nuestras vidas. Así, queremos resolver todo desde la cabeza, que es el más pobre de los cuatro aspectos para crecer en lo desconocido. El intelecto siempre necesita experiencias viejas para saber como seguir. En cambio, nuestra parte emocional, la espiritual y nuestro cuerpo tienen mensajes, idiomas, percepciones rápidas y adecuadas para todas las situaciones desconocidas, que nos hacen sentir seguros. Sin dejar al intelecto afuera, sino ocupando su justa proporción, necesitamos recuperar los tres aspectos que están relegados e integrarlos en una quadrinidad en al que cada uno aporte la información y los recursos necesarios para conformar un ser íntegro, poderoso y amoroso. Este trabajo de integración requiere un fuerte hincapié en la apertura de lo emocional, que también es el camino hacia lo espiritual.
El Amor Negativo y la curación emocional
por Berta Sperber
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