The Beatles | A Day In The Life: la historia de una canción
A finales de 1966 The Beatles eran el grupo más famoso del mundo entero, nunca nadie hasta entonces había logrado lo que habían hecho esos cuatro veinteañeros de Liverpool. Las cifras son apabullantes y no voy a cansar al lector dándolas, se pueden consultar en , por ejemplo, sus entradas en la Wikipedia (en especial la inglesa). Lo que sí merece atención es que nunca se había producido un acontecimiento global de tal relevancia; jóvenes (y no tan jóvenes) de todas las partes del planeta, especialmente chicas en los directos, literalmente enloquecían con su música, con sus letras y con su sola presencia.
Hay que situar este fenómeno en un tiempo y un contexto muy especial: la casi totalidad de esos jóvenes habían nacido poco después de la Segunda Guerra Mundial, la libertad sexual, especialmente de las mujeres gracias a la introducción de la píldora anticonceptiva, una notable mejora de la economía y del trabajo y, para no extenderme más, la sensación de que el mundo estaba cambiando muy rápidamente. La diferencia de actitud de esos jóvenes con respecto a sus padres era completamente diferente de la actitud que tuvieron esos mismos padres con los suyos propios. Algo estaba cambiando en el mundo y la música popular fue una consecuencia y a la vez una causa de este cambio. George Harrison lo expresó muy bien años después: “Nos usaron como una excusa para volverse locos; todo el mundo se volvió loco y luego nos culparon por ello“. Los Beatles fueron un catalizador de este cambio aunque no el único por supuesto.
Como decía, los Beatles estaban en la cima de su popularidad (que aún duraría unos años más) pero artísticamente hablando había un abismo entre lo que editaban en sus discos y lo que sonaba en sus conciertos. En agosto de 1966 editaron ‘Revolver‘ y en él había ya varias canciones que simplemente no podían tocar en directo debido a las pistas añadidas de arreglos de cuerda o efectos sonoros como los que suenan en ‘Tomorrow Never Knows‘ (una canción que se merece otro post).
Hemos de pensar que el grupo tocaba en grandes estadios con un equipo que hoy resultaría ridículo. Por poner un ejemplo: el 15 de agosto de 1965 tocaron en el Shea Stadium, en Nueva York, delante de más de 55.000 personas. El equipo que utilizaron eran dos tipos de amplificadores, el Vox AC-100, de 100 vatios, tanto en su versión para guitarra como para bajo, habían varias configuraciones pero para no extenderme mucho podríamos decir, exagerando bastante las cifras, que la potencia total de la instrumentación eran de unos 1000 vatios, la batería no estaba amplificada y las voces iban directamente conectadas a la megafonía del estadio, unas bocinas que sonaban agudas, completamente inadecuadas para reproducir las voces de un concierto y con una potencia que, a lo sumo, llegaría a los 500 vatios. Sin monitores, sin efectos de eco, sin ecualizadores, sin compresores o reverberación. A pelo. Todo esto enfrentado a un aullido constante de miles de voces; no se escuchaban ni ellos, estaban hartos y con razón. La producción técnica de los conciertos de los Beatles era un autentico desastre y creo que la culpa de ello la tenía su mánager Brian Epstein, la verdad no comprendo como los propios músicos no exigieron poder hacer unos conciertos con un mínimo de calidad y volumen, en especial en el bienio 1965/66 cuando ya eran más que conocidos y con más poder de decisión.
Un ejemplo moderno: los Rolling Stones en 2003 utilizaban un equipo de 250.000 vatios y otro ejemplo más bestia: en 2015 los AC/DC tocaban con 1.500.000 vatios. (Nota para los técnicos de sonido y demás profesionales del ramo: ya sé que la potencia sonora de un concierto se mide en decibelios y no en vatios pero creo que para no liar más las cosas nos quedaremos con la comparativa de vatios).
Este hecho y el reconocimiento de que no podían tocar las canciones que grababan precipitó los hechos. El 29 de agosto de 1966 los Beatles dieron su último concierto, sin avisar, en el Candlestick Park de San Francisco, en este caso sí que utilizaron un equipo de amplificación para las voces: un número indeterminado de etapas de potencia Altec 1569 de ¡80 vatios! y unos monitores de escenario. Ahí se acabó una historia de amor/odio con los directos del grupo que se remontaba a 1960.
Solo tres meses después, exactamente el jueves 24 de noviembre de 1966 los Beatles entraban en el Estudio Dos de la EMI para empezar a grabar su octavo elepé de estudio: el Sgt. Pepper’s Lonely Hearts Club Band. El resto, como suele decirse, es historia.
Letra
La idea para la letra de ‘A Day In The Life‘ le vino a Lennon mientras leía un periódico tal y como lo cuenta en una entrevista de 1980: “Un día estaba leyendo el diario y me fijé en dos noticias. Una era sobre el heredero de los Guinness que se había matado en un coche. Esa era la noticia de titulares. Murió en Londres en un accidente de coche. En la página siguiente estaba la noticia de que en las calles de Blackburn, Lancashire, había cuatro mil agujeros que había que llenar.”
Esas ideas componen las dos primeras estrofas y las dos últimas del tema. Estas son las dos primeras:
I read the news today oh boy
About a lucky man who made the grade
And though the news was rather sad
Well I just had to laugh
I saw the photograph
About a lucky man who made the grade
And though the news was rather sad
Well I just had to laugh
I saw the photograph
He blew his mind out in a car
He didn’t notice that the lights had changed
A crowd of people stood and stared
They’d seen his face before
Nobody was really sure
If he was from the House of Lords
I’d love to turn you on
He didn’t notice that the lights had changed
A crowd of people stood and stared
They’d seen his face before
Nobody was really sure
If he was from the House of Lords
I’d love to turn you on
El heredero de los Guinness se llamaba Tara Browne, era amigo de Lennon y McCartney, entre otros, pertenecía al Swinging London y supongo que la noticia le impactó. En la letra, típico de Lennon, se ríe de la noticia aunque reconoce que era triste. De todas maneras la letra no describe con exactitud el accidente, Browne no se “voló la cabeza” en el accidente y no pertenecía a la Cámara de los Lores. Según McCartney y George Martin esta ultima referencia era porque en principio el accidente le pasaba a un político ficticio. Según algunas interpretaciones lo de “volarse la cabeza” se refería a que el heredero iba puesto de droga hasta la coronilla.
La última frase, “I’d love to turn you on“, según Lennon en la misma entrevista de 1980: “La contribución de Paul fue la preciosa apostilla de la canción, ‘I’d love to turn you on‘, que le había estado rondando por la cabeza y no sabía dónde ponerla. Me pareció un trabajo realmente muy bueno”. Esta frase podría traducirse como “Me encantaría excitarte” una audacia por parte del grupo, era una frase bastante utilizada y podría pensarse que los censores de la BBC pondrían algún reparo para emitirla, al final no fue así, pero sí con otras dos frases que en principio parecen más inocentes.
La tercera estrofa es muy posible que se refiera al rodaje de ‘How I won the war‘ en la que acababa de participar como actor.
I saw a film today, oh boy
The English army had just won the war
A crowd of people turned away
But I just had to look
Having read the book
I’d love to turn you on.
The English army had just won the war
A crowd of people turned away
But I just had to look
Having read the book
I’d love to turn you on.
Saltamos a la última estrofa a la que hace referencia a la noticia de una calle con problemas de pavimentado.
I read the news today oh boy
Four thousand holes in Blackburn, Lancashire
And though the holes were rather small
They had to count them all
Now they know how many holes it takes to fill the Albert Hall.
I’d love to turn you on.
Four thousand holes in Blackburn, Lancashire
And though the holes were rather small
They had to count them all
Now they know how many holes it takes to fill the Albert Hall.
I’d love to turn you on.
Esa fue una de las causas de que la BBC prohibiera su emisión pues en su delirante interpretación los censores pensaron que los “cuatro mil agujeros” se referían a pinchazos de droga. En fin…
Esto era todo lo que tenía Lennon escrito. La armonía y los acordes no son muy complicados aunque cada estrofa termina de una forma diferente. Además también compuso un puente que hace de entrada para la última estrofa. Esta claro que a la canción le faltaba alguna cosa, un estribillo, una parte central o algo. Y lo encontró en un fragmento que McCartney no sabía que hacer con él, son dos estrofas compuestas al piano en donde cuenta sus recuerdos de jovenzuelo cuando cogía un bus para ir al colegio y decidieron incorporarla.
Woke up, fell out of bed,
Dragged a comb across my head
Found my way downstairs and drank a cup,
And looking up I noticed I was late.
Dragged a comb across my head
Found my way downstairs and drank a cup,
And looking up I noticed I was late.
Found my coat and grabbed my hat
Made the bus in seconds flat
Found my way upstairs and had a smoke,
Somebody spoke and I went into a dream.
Made the bus in seconds flat
Found my way upstairs and had a smoke,
Somebody spoke and I went into a dream.
El “had a smoke” fue interpretado por la BBC como fumar marihuana y esa fue la segunda causa de su prohibición.
Hay una cosa importante a destacar sobre lo interpretado por Lennon: su voz. Como dice el propio George Martin en The Beatles Anthology hablando ya de la primera toma de la canción: “[John] tiene una voz que te pone la carne de gallina”. Y tiene toda la razón del mundo, su voz tiene una cualidad extraña, suave, como de otro mundo, inquietante. Ya solo al empezar con su “Sugar Plum Fairy” da un poco de miedo.
Grabación
El 21 de enero de 1967 empieza la grabación de ‘A Day In The Life‘, las primeras cuatro tomas fueron grabadas desde las 19:30 hasta las 2:30 de la madrugada. John a la guitarra acústica, Paul al piano, Ringo a las maracas y George al bongo. El tema estaba perfectamente estructurado y no hubo ninguna posterior variación formal, estaba claro que por lo menos John y Paul habían estado trabajando en él, quizás en el estudio mismo. George Martin dice que fue idea de John intercalar unos compases desde el final de su parte hasta el principio de la de Paul y la del final del tema. Se oye a Mal Evans marcando los compases de los fragmentos de momento vacíos con su voz y tocando el piano y a un despertador sonando justo antes del fragmento de McCartney, ese despertador se coló en la pista de piano y ahí se quedó hasta la edición del tema.
Al día siguiente de la 19 hasta la 1:10 John grabó la sexta toma de voz que fue la que finalmente se quedó como definitiva. También se grabaron el bajo de Paul y la batería de Ringo.
El día 3 de febrero de 1967 Paul grabó su parte de voz, la definitiva, el bajo y Ringo grabó otra vez la batería esta vez con sus característicos redobles de timbales y goliat. Este trabajo de Ringo, muchas veces menospreciado, es una de sus mejores interpretaciones en una canción de los Beatles. Phil Collins, un estupendo y técnico batería, dijo en 1992 que “Los redobles batería de ‘A Day In The Life’ son muy complejos. Podrías coger un gran batería actual y decirle ‘Lo quiero así’. Y no lo sabría hacer“.
La parte instrumental y vocal del grupo ya estaba acabada, no grabaron nada más, pero el tema aún no estaba acabado ni mucho menos.
Según Martin fue John quien tuvo la idea de rellenar esos compases vacíos con un crescendo, un “clímax orquestal, un orgasmo de sonido surgiendo de la nada y llegando a una cima increíble“.
El día 10 de febrero se programó la grabación de este subidón orquestal. Se realizó en el Studio One de la EMI. En principio se contrató a 90 músicos para la grabación, finalmente, pero, solo se grabó con 40: doce violines, cuatro violas, cuatro violoncelos, dos contrabajos, una arpa, un oboe, dos flautas, tres trompetas, tres trombones, una tuba, dos clarinetes, dos fagots, dos trompas y un percusionista.
Las instrucciones de Martin dejaron desconcertados e incrédulos a los músicos: tenían que comenzar con un volumen muy bajo y tocando la notas más graves y acabar con el mayor ruido posible y en las notas más agudas. También les indicó que hicieran escalas propias sin importarles como sonara el conjunto.
La sesión duró desde las 20 hasta la 1 de la madrugada y se grabó con un complejo sistema compuesto de 100 altavoces situados estratégicamente en el inmenso estudio que llamaban “ambiophony”. Se grabó en dos multipistas de cuatro canales que sincronizaron y se hicieron en total cuatro tomas, todas ellas validas y que el técnico de sonido Geoff Emerick unió posteriormente. Por tanto el sonido resultante fue como si tocasen a la vez 160 músicos. Una cacofonía al estilo de Karlheinz Stockhausen que es como, según McCartney, quería que sonase todo aquello.
La grabación se organizó como un happening, muy de la época, y se invitaron a amigos de los Beatles como Mick Jagger, Marianne Faithfull, Keith Richards, Mike Nesmith o el cantante Donovan, además de alguna de las mujeres de los propios Beatles. Un equipo de filmación de la NEMS Enterprises (la compañía del mánager de los Beatles, Brian Epstein) compuesto de siete cámaras filmó todo el espectáculo. Este material es el usado para el vídeo oficial de más arriba. También se les indicó a los pobres músicos de orquesta que se disfrazasen con mascaras, narices postizas y demás abalorios. Todo ello un poco caótico, regado con alcohol y seguramente con alguna que otra sustancia intoxicante. Hasta se coló una fan a la cual tuvieron que sacar a empujones.
La idea de traer a músicos y colegas fue porque al final del tema, después del último crescendo orquestal, se les ocurrió que la canción podría acaban con un “Ohmmmmmmm” vocal. Una cosa que ya intentaron desde la primera toma (se puede oír más arriba en el enlace a Spotify), volvieron a intentarlo pero la cosa no funcionó. No quedaba lo suficientemente potente.
La idea de traer a músicos y colegas fue porque al final del tema, después del último crescendo orquestal, se les ocurrió que la canción podría acaban con un “Ohmmmmmmm” vocal. Una cosa que ya intentaron desde la primera toma (se puede oír más arriba en el enlace a Spotify), volvieron a intentarlo pero la cosa no funcionó. No quedaba lo suficientemente potente.
No fue hasta el 22 de febrero que en una sesión de casi cuatro horas, de las 19 hasta las 3:45 se les ocurrió utilizar tres pianos para hacer un acorde final. En efecto, John, Paul, Ringo y Mal Evans pulsaron simultáneamente la nota Mi (o un acorde de Mi mayor, las fuentes no se ponen de acuerdo), el resultando sea como fuere fue un Mi mayor, lo cual les costó bastante pues no acertaban a tocar en el mismo instante. Finalmente la toma novena fue la definitiva, el técnico de sonido Geofff Emerick fue subiendo los volúmenes mientras el sonido se iba apagando dando como resultado un golpe que duraba unos 53 segundos. Posteriormente se triplicó la grabación, George Martin añadió un armonio y yo diría que un bajo, pero no he encontrado ninguna referencia aunque estoy seguro de haberlo leído en algún sitio. El final perfecto no solo para un gran tema si no para el álbum en su totalidad, una especie de tapa de ataúd cerrándose de forma tétrica y estrepitosa.
En total el tiempo empleado en el estudio para la grabación de ‘A Day In The Life‘ fue de 34 horas y el tiempo para el disco entero fue de unas 700, para ponerlo en contexto, el álbum de debut del grupo, Please Please Me, lo grabaron en 10 horas y 45 minutos.
En total el tiempo empleado en el estudio para la grabación de ‘A Day In The Life‘ fue de 34 horas y el tiempo para el disco entero fue de unas 700, para ponerlo en contexto, el álbum de debut del grupo, Please Please Me, lo grabaron en 10 horas y 45 minutos.
La música
Como ya he dicho antes la armonía y los acordes de la canción no son muy complicados, tanto los de Lennon como los de McCartney, pero es indudable que el tema tiene una grandeza, una profundidad y una audacia nunca vistas. Los arreglos orquestales compuestos por George Martin apoyando la voz como de ultratumba de John justo después de la parte de Paul son simplemente grandiosos y evocativos (en el vídeo de más arriba desde 2:49 hasta 3:18). La batería de Ringo es una de las mejores, si no la mejor, que hizo el batería en toda su vida. La voz de Lennon, dulce, melodiosa, inquietante en contraposición de la de Paul que es normal y prosaica.
Pero el verdadero gancho de la canción, la ocurrencia genial, fue la de los dos caóticos y cacofónicos crescendos orquestales, una idea completamente innovadora que nunca se había escuchado en una canción pop o rock. En las primeras audiciones del tema, ya sea por músicos, críticos o simplemente oyentes de a pie, la gente se quedaba apabullada, aplastada por ese torrente de orquesta desaforada.
Pero el verdadero gancho de la canción, la ocurrencia genial, fue la de los dos caóticos y cacofónicos crescendos orquestales, una idea completamente innovadora que nunca se había escuchado en una canción pop o rock. En las primeras audiciones del tema, ya sea por músicos, críticos o simplemente oyentes de a pie, la gente se quedaba apabullada, aplastada por ese torrente de orquesta desaforada.
Los críticos musicales de todo el mundo, salvo alguna excepción (siempre hay excepciones) alabaron unánimemente esta canción como una de las cimas que ha dado la música popular, por lo menos hasta esos días.
Y hasta aquí puedo llegar, la música es una sensación privada y cada uno la percibe de manera diferente. Solo puedo deciros que la escuchéis otra vez, sabiendo ya cual fue el proceso de creación, grabación y producción, y que cada uno saque sus propias conclusiones.
Como curiosidad os pongo las cuatro pistas usadas en el máster final. La primera son las voces, la segunda la guitarra y el piano, la tercera la orquesta, la cuarta el bajo y la batería y la quinta los intentos del acorde final (el último es el bueno).
No puedo acabar estas palabras sin hablar un poco del continente del tema que hemos tratado: el Sgt. Pepper’s Lonely Hearts Club Band del cual precisamente este 1 de junio se ha cumplido en 50 aniversario de su edición.
El ábum fue como un desquite, como si los cuatro Beatles se hubiesen quitado un peso de encima y pudiesen componer y grabar sin pensar en si las canciones podrían ser interpretadas en directo; utilizando el estudio y los elementos que éste les proporcionaba como un instrumento musical más y con la ayuda inestimable de George Martin, en su rol de productor y arreglista, y del técnico de sonido y, prácticamente, inventor de artilugios varios Geoff Emerick. El resultado, como el tema que hemos tratado, es totalmente innovador, variado, psicodélico; un trabajo muy bueno. Un disco que abrió muchas puertas que alegremente fueron usadas por una generación de músicos ansiosos por explorar estos nuevos caminos de la música popular.
Mención aparte merece el tratamiento gráfico. Tanto la portada, creada por el artista pop Peter Blake, como por el diseño global. Un álbum con caratula abierta como si fuese doble y con las letras de las canciones en la contraportada, las dos cosas eran una novedad y muy pocos lo habían hecho, yo diría que en las dos cosas a vez fueron los primeros. En la parte interior una gran foto de los cuatro vestidos con sus famosos trajes multicolores y satinados de miembros de una banda de música.
Otra mención es la decisión de no incluir dos canciones tan fundamentales como son Strawberry Fields Forever (otra canción que se merece un post) y Penny Lane en el álbum. Fueron grabadas junto con las que aparecen en el disco y pertenecen a él en cuerpo y alma. Creo que fue una decisión de la compañia editora, fueron editadas como sencillo de doble cara B, y George Martin, años despues, se lamentaría amargamente de su no inclusión. Con esos dos temas el elepé hubiese sido espectacular. Una pena.
Y por último una apreciación de McCartney ante una pregunta de George Martin, en un programa de televisión nada menos, sobre cual fue la causa última de Sgt. Pepper’s; Paul le contestó: “En una palabra, George, drogas. Marihuana“, a lo que supongo que un sorprendido y hasta escandalizado Martin le respondió “No, no. Pero tu no estabas allí todo el tiempo“, a lo que Paul replicó: “Sí que estabamos. Sgt. Pepper fue un álbum de drogas“. Y creo que tiene toda la razón y que Lennon estaría de acuerdo. La maría y el LSD corrían por los estudios de Abbey Road como el té y las pastas.
Fuentes consultadas:
The Complete Beatles Chronicle. Mark Lewisohn. Harmony Books (1992).
Recording the Beatles : The Studio Equipment and Techniques Used to Create Their Classic Albums. Kevin Ryan & Brian Kehew. Curvebender Publishing (2006).
The Bealtes. Hunter Davies. Ediciones B (2005).
The Beatles Encyclopedia: Everything Fab Four. Kenneth Womack. Greenwood (2014).
Wikipedia.
http://cocteldemente.com/the-beatles-a-day-in-the-life-historia-cancion/
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