“Para ser felices, debemos deshacernos de nuestros prejuicios, poseer virtudes, gozar de una buena salud, tener inclinaciones y pasiones, y ser propensos a la ilusión, porque pobres de aquellos que pierdan la capacidad de hacerse ilusión.
En lugar de tratar que ella se esfume haciendo prevalecer el razonamiento por sobre toda otra actitud, intentemos reforzar el brillo que deposita sobre la mayor parte de las cosas y de los acontecimientos, ya que a éstos les es aún más necesario de lo que son para nuestros cuerpos los cuidados y los adornos.
Comencemos diciéndonos a nosotros mismos, y persuadiéndonos hasta ya no poseer dudas, que no tenemos nada que hacer en este mundo fuera de procurarnos sensaciones y sentimientos agradables. Los moralistas que dicen a los hombres: ‘repriman sus pasiones y sofoquen sus deseos si quieren ser felices’, no conocen el camino de la felicidad. Sólo somos felices gracias a las inclinaciones y a las pasiones satisfechas. Y digo inclinaciones porque no siempre somos lo bastante felices como para tener pasiones, por que, a falta de pasiones, está bien contentarse con las inclinaciones.”
De “Acerca de la felicidad” de Madame Du Chètelet
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