miércoles, 24 de abril de 2024

No hay poesía que salve
de los odios más vulgares,
de los canallas de alcantarilla,
de los que destruyen 
como único modo de nombrarse.

Y sin embargo,
insistimos, 
con estos dos o tres versos fallidos,
con los encuentros y los amigos,
con la palabra que siempre besa
los labios de los excluidos. 

No hay poesía que salve
de los que hacen la vista a un lado,
o del que se mira sólo a sí mismo,
como único modo de andar. 

Y sin embargo, 
insitimos,
aunque nos duela la garganta,
buscamos el poema que cante
un abrazo 
en el vendaval. 

Nos llamarán ingenuos,
dirán que no tiene sentido,
pero sobre el verso 
que no ha podido salvarnos
una pequeña flor nueva 
brotará.

Carla Demark
Imagen tomada de la Web

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