jueves, 31 de octubre de 2024

TODO BIEN QUE ESTEMOS BUSCANDO TAMBIÉN NOS BUSCA
Todo bien que estemos buscando también nos busca. Todo bien que alguna vez conocimos en nuestra gran familia humana nos volverá a encontrar. La psique es un universo propio en el que nada bueno se pierde jamás del todo. Cualquier parte perdida o faltante de lo Sagrado, la volveremos a soñar de nuevo. Siempre soñaremos lo Sagrado otra vez.

Clarissa Pinkola Estés 
Desatando a la Mujer Fuerte
Arte: Akira Kusaka
El origen de Halloween; Noche de Samhain
Los Celtas, (que habitaban partes de lo que hoy es Irlanda, el Reino Unido y el norte de Francia) celebraban el Samhain, una fiesta pagana que marcaba el final del verano y de las cosechas, y el principio del frío y oscuro invierno que usualmente traía con él muchas muertes.
Los Celtas creían que la noche antes del nuevo año (31 de octubre), los dos mundos, el de los muertos y los vivos, se unían de alguna manera.
Durante Samhain, ellos pensaban que los fantasmas de sus familiares y amigos aparecían a causar problemas.
Celebraban el año nuevo el día 1º de noviembre, que marcaba el final del verano y la cosecha, así como el comienzo del invierno oscuro y frío, una época del año que se asocia a menudo con la muerte humana y la introspección y que guarda un paralelismo en la naturaleza con el sol que pierde fuerza, hay menos luz y los ritmos de crecimiento de la naturaleza son más lentos.
Los Celtas creían que la noche antes del año nuevo era la frontera entre el mundo de los vivos y el de los muertos cuya línea se volvía casi imperceptible. Pensaban que el espíritu de los muertos regresaba a la tierra y además de causar algunos problemas y dañar las cosechas, la presencia de los espíritus hacia más fácil las predicciones sobre el futuro para los druidas o sacerdotes celtas. Estas profecías eran una importante fuente de consuelo y dirección durante el largo y oscuro invierno para un pueblo totalmente dependiente de la naturaleza.
Según afirman la mayoría de las fuentes históricas, el festival de Samhain duraba tres días y tres noches. Se conmemoraba el inicio de la estación muerta del año, en la cual campos y seres vivos dormían a la espera de la próxima primavera.
Las creencias de los druidas afirmaban que, en la noche del 31 de octubre, la deidad Samhain convocaba a los muertos para que pasasen “al otro lado”. Es decir, del mundo de los fallecidos, al de los vivos. Estos espíritus podían llegar al “más acá” de dos formas atendiendo a si habían sido “buenos” o “malos”.
Si el dios consideraba que no habían cumplido con sus deberes, hacía que se reencarnaran en animales tras el ocaso. Por el contrario, aquellos que habían obrado acorde a lo que quería la deidad eran libres de visitar a sus familiares con su forma humana y pasar unas horas en sus antiguos hogares antes de regresar al limbo.
Era una celebración esotérica especialmente importante para los druidas quienes la consideraban como el momento más propicio para las artes mágicas y en especial, las adivinatorias y de predicción sobre el nuevo año.
Durante las celebraciones se practicaban varios rituales durante tres días. Se apagaban todos los fuegos que hubiese encendidos en las casas con dos objetivos: evitar que los espíritus errantes -los malvados- entrasen en las viviendas al considerarlas frías; y simbolizar la llegada de la estación “muerta” y oscura del año. De esta forma, los diferentes pueblos se quedaban totalmente a oscuras y solo eran iluminados por las hogueras gigantescas que los druidas encendían en las colinas.
Los druidas o clase sacerdotal celta encendían nuevos fuegos centrales en las colinas como símbolo del renacimiento de la naturaleza y de la vida durante la noche de Samhain.
En las inmensas hogueras que eran los “nuevos fuegos” que preparaban los druidas como parte de la ceremonia, se quemaban principalmente ramas de roble, árbol sagrado para los celtas, y ofrendas de frutos, animales y todo tipo de objetos que los jóvenes reunían en los días previos a la celebración. ¿Cómo lo hacían? Mediante una tradición que se mantiene en la actualidad: pidiendo materiales de casa en casa para la gran hoguera. Al día siguiente en las cenizas y restos de huesos calcinados los druidas leían el futuro de la comunidad para el nuevo año que comenzaba.
El fuego era un elemento central de la celebración de Samhain, pues se creía que con él se lograba espantar a los espíritus malignos que, enfadados por haber sido castigados por el dios de la muerte, se dedicaban a hacer tretas a los vivos.
Utilizaban trajes compuestos de cabezas y pieles de animales y danzaban alrededor de la fogata.
Durante tres días y tres noches se restablecía la comunicación entre los seres humanos y los seres mágicos: difuntos, dioses y hadas.
Las casas permanecían abiertas y la cena preparada para cualquier buen espíritu que se dignara a aceptar la hospitalidad o seres queridos que regresaban a visitar.
Al finalizar la celebración se prendían nuevamente los fuegos del hogar, que se habían extinguido la noche antes de la hoguera sagrada,
La celebración de Samhain, tal como la practicaban los antiguos, continuó hasta el siglo I d. C., cuando los romanos llegaron hasta Britannia de manos de Claudio y sus legiones.
Para el año 43 d.C. el Imperio romano había conquistado la mayor parte del territorio celta. En el curso de los cuatrocientos años que gobernaron esas tierras, dos festivales de origen romano se combinaron con la tradicional celebración celta de Samhain. El primero fue Feralia, un día de finales de octubre, cuando los romanos tradicionalmente conmemoran el paso de los muertos. El segundo fue un día para honrar a Pomona, la diosa romana de la fruta y los árboles, especialmente de la manzana. El símbolo de Pomona y la fusión de esta celebración con el Samhain da lugar a la tradición de las manzanas presentes en Halloween.
Bajo el dominio romano estas fiestas fueron aceptadas pero el pueblo jamás olvidó sus creencias y las celebraba usando grotescas máscaras y danzando alrededor de una gran fogata pretendiendo que eran perseguidos por los malos espíritus, tal como en la antigüedad.
Con el paso de los años y aprovechando la civilización romana, la Iglesia Católica dio una vuelta de tuerca más al festival de Samhain para tratar de eliminar definitivamente las creencias celtas, consideradas paganas. Así, en el siglo VIII d.C. el Papa Gregorio III, implantó la fiesta de los Mártires Cristianos el día 1 de Noviembre, haciéndola coincidir con la fecha de la celebración de Samhain. Luego, el Papa Gregorio IV, en el año 840 amplía esta celebración a todos los santos del panteón cristiano.
Fue en esa época cuando se cambió el nombre del festival a “All Hallow’s Eve”,"Víspera del día de todos los santos", término que derivaría posteriormente en el actual Halloween.
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Fuente: cronicasdeimarie.com 


miércoles, 30 de octubre de 2024

Leyendo juntas el TAO de las MUJERES

16- Ciclos
Debe haber separación antes de que alguien pueda volver. Debe venir el invierno antes de que pueda llegar la primavera.
Cada semilla necesita un tiempo para crecer; cada mujer necesita un tiempo para sí misma.
La luna crea las mareas. La mujer que está en contacto con su propia naturaleza da la bienvenida al flujo y reflujo de la vida.

Pamela Metz y Jacqueline Tobin 
El Tao de las Mujeres
Arte: Silvia Onorati

martes, 29 de octubre de 2024

lunes, 28 de octubre de 2024

Cuando dormimos desencadenamos un montón de procesos que facilitan nuestra sanacion, damos lugar al silencio que tan difícil se hace en la cotidianeidad para permitir decantar la información adecuada y fisicamente nuestras celulas recorren un camino de restauracion que va a una velocidad proporcional a cuanto cuidemos de nuestro organismo estando despiertos.

#longstoryshort 
Descansen que es darse amor a uds mismos. 💘

Estefi
Dice la leyenda que el ser humano llega al mundo para buscar la felicidad y vive hasta encontrarla.
Los animalitos llegan al mundo siendo ya felices y solo viven unos años para compartirlo.
Hoy 27 de octubre es el dia que recordamos a nuestros amados que partieron, y segun la tradicion, hoy volveran a su hogar para que los recordemos con alegria.
Solo se muere cuando se olvida, y aca, aun hablamos de vos, y todos los rincones te recuerdan.
Ya sabía que al ser humano sólo le mueven dos cosas.
El Miedo o el Amor.
Así pues, revela su verdadera esencia.
En momentos tan convulsos a nivel planetario, donde todos somos obligados a vernos por fin, como iguales, sacamos lo mejor o lo peor que llevamos dentro.
¿Nos volvemos solidarios o más egoístas?
¿Amamos más a nuestros seres queridos, o abrimos una brecha gigante?
Se revelan todas las caras, empezando por la propia.
Te das cuenta de a quién realmente le importas y de quién es verdaderamente importante en tu vida.
Y se va estrechando el círculo,
y se va desempañando la mirada.
¿Escuchas aplausos y te emocionas, u observas con hastío e incomprensión el sonido de esas palmas agradecidas?
¿Abrazas la soledad como única oportunidad para reencontrarte y amarte de veras, o te odias más por tenerte que mirar a menudo al espejo?
¿Vives el momento desde la aceptación, la confianza, la serenidad y el amor, o desde el miedo a la pérdida, y sigues echando balones fuera?
¿Comprendes la soledad de muchos de nuestros mayores y valoras el papel en la sociedad, de cada ser humano, o sigues mirándote el ombligo?
Decides ser parte del cambio y expandir tu conciencia, o te resistes,  y sigues viviendo en viejos patrones que no funcionan más, por fin!
En esta catarsis tenemos la oportunidad de reconocernos como individuos y como sociedad, y comprender que el Yo Soy es tan importante como el Somos, para mantener el equilibrio.
Párate, escúchate y decide.
¿Temer o Amar?

Angélica
Ilustración Xuan loc Xuan

viernes, 25 de octubre de 2024

EL SALMO (LE PSAUME)
(1889)

Escultura en bronce de Camille Claudel

Camille Claudel (Francia, 1864-1943), siempre a la sombra de su mentor y amante Auguste Rodin. 
Sin embargo, su talento fue equivalente, e incluso hay quien afirma que la escultora ayudó a dar forma a algunas de las grandes obras del maestro (por no decir que éste las robó directamente).

Camille Claudel nació escultora. Desde muy pequeña disfrutaba moldeando el barro y ya se veía su capacidad para reflejar en ese material los rostros de sus seres queridos. 

Con 17 años fue admitida en una Academia de Arte parisina y de pronto, Auguste Rodin se percató del talento artístico de la joven, entrando en su vida como un terremoto. De alumna del ya legendario escultor pasaría a convertirse en su musa, y de ahí a amante.

El talento de Claudel era evidente, pero la envidia y el machismo de la época hicieron que fuera objeto de comentarios desafortunados que ponían en duda su capacidad artística. La sombra de Rodin era demasiado larga y la artista empezó a tener una relación de amor/odio. Amaba al maestro con toda su alma, pero también lo odiaba por recibir él todo el reconocimiento público, constantes encargos y alabanzas. Ella era su simple alumna y amante.

Claudel finalmente abandonó a Rodin (que no pensaba dejar a su esposa) y acabaría enloqueciendo… O eso dicen. Recientes biografías hablan de manipulaciones y maltratos por parte de su entorno, e incluso fue obligada a entrar en un sórdido psiquiátrico con el diagnóstico oficial de «manía persecutoria y delirios de grandeza».

En total, 30 años de injusta reclusión en un sórdido lugar en el que se le negaron las visitas y en el que murió sin realizar una sola obra.

Aún así, la escultora dejó una obra de apabullante talento. Su naturalismo tenía rasgos de impresionismo y simbolismo, buscando siempre la emoción que se traduce en un exquisito dramatismo gracias a un perfecto dominio de las técnicas y a su enorme sensibilidad.

Gracias a ella, se demostró que es posible esculpir la emoción.

Tengo apenas una vida 
y en ella solo tengo 
una  oportunidad 
de hacer lo que quiero. 

Tengo suficiente felicidad 
para hacerla dulce, 
dificultades para hacerla fuerte, 
tristeza para hacerla humana 
y suficiente esperanza 
para ser feliz.

Clarice Lispector
Ilustradora Iz Pitcza 

jueves, 24 de octubre de 2024

-Y me amé...
Entonces apagué el ruido de afuera y encendí la música de mi interior, y bailé noches enteras con mi tristeza y con mi torpe corazón. Y me sentí orgullosa de mí, por un instante dejé de acusarme y comencé a perdonarme por todo lo que un día fui, y me amé, me amé como nadie jamás lo hizo, y de tanto negarme a mí misma, al fin me dije sí. 

domingo, 20 de octubre de 2024

LA CASA VACÍA 

Voy a la casa donde no viviremos
a mirar los muros que no se levantarán.
Paseo las estancias
y abro las ventanas
para que entre el tiempo de ayer envejecido.
¡Si vieras!
Entre las buganvillas
cansadamente juegan
los hijos que jamás tendremos.
Yo los miro. Ellos me miran.
Mi corazón humea.
Éste es el sitio
donde mi corazón humea.
Y a esta hora,
en el balcón, callada,
yo sé que tú también te mueres
y piensas en mí hasta ensangrentarte,
Yo también pienso en ti.
Óyeme donde estés:
por esta herida no sale sólo sangre:
me salgo yo.

- Manuel Scorza (Lima, 9 de septiembre de 1928 - Mejorada del Campo, 27 de noviembre de 1983), conocido como Manuel Scorza, fue un novelista, poeta, editor y político peruano de la generación del 50.

*Ganó los dos primeros premios en los Juegos Florales del IV centenario de la Universidad Nacional Autónoma de México (1952) y obtuvo el Premio Nacional de Poesía José Santos Chocano (1956).
📷 Edward Weston
"Estar con otro es difícil. Estar con otro es un trabajo, un esfuerzo. Entender, o tratar de entender. Lo que uno piensa que uno es. Lo que el otro cree que uno es. Los deseos y las ganas propias. Los deseos del otro. Las ganas del otro. El trabajo del otro y el trabajo de uno. El trabajo en equipo: el trabajo, la pareja, la amistad, la vecindad. Desgaste, malentendidos, entredichos. Lo que no se ve, lo que no se escucha, lo que no se quiere ver, lo que es tan terriblemente doloroso que uno prefiere no saber".

 Federico Falco | Los llanos
"A nadie le incumbe 
lo que somos y lo que parecemos. 
Nadie se escandaliza 
de lo que hacemos y opinamos. 
El cielo está en llamas, 
clarea el firmamento 
por encima de un estar juntos 
desconociendo el camino".

Hannah Arendt
📷 Fan Ho
Cuando te enojes, vuelve a ti mismo y cuida de tu ira. 
Y cuando alguien te haga sufrir, regresa a ti mismo y cuida de tu sufrimiento.
No digas ni hagas nada, porque cualquier cosa que digas o hagas en un estado de ira podría estropear más tu relación.
La mayoría no lo hacemos, no queremos volver a nosotros mismos, sino perseguir a esa persona para castigarla.
Pero si tu casa se está incendiando, lo más urgente es volver a ella e intentar apagar el fuego, y no echar a correr detrás del que crees que la ha incendiado, porque si lo haces, tu casa se quemará mientras te dedicas a atraparle.

-Tich Nath Hanh
"Cuenta la leyenda que, en tiempos lejanos, cuando el sol era de cera y la luna, de cristal dos jóvenes enamorados habitaban dos reinos enemistados generaciones atrás. Sus deshonestos padres no aprobaban que sus hijos se amasen. 

Habían compartido juegos de niños y, ahora que sus cuerpos florecían, habían quedado relegados en sus castillos bajo llave sin poder verse. Tan solo una bella gata blanca como la nieve usurpaba los dos reinos burlando la vigilancia. 

Cierto día, la dulce Carina, tuvo una idea: escribió sobre el lomo de la gata blanca un mensaje de amor para el joven Amadeus; quien respondió rápidamente trazando con bella caligrafía sobre la misma gata, otro mensaje. Poco a poco acumuló tantas líneas de tinta en su cuerpo que se convirtió en una imponente gata negra cargada de mensajes de amor y de paz. 

El día que su vientre se hinchó sin remedio, dio a luz a seis preciosos cachorros negros como la noche. Seis cachorros fruto del amor, de la paz y del valor. 

Desafortunadamente, alguien se encargó de que esta historia no saliese a la luz y, como consecuencia, hoy los gatos negros no gozan de la fama que les merece. El ser humano se encarga en ocasiones de embrutecer los más tiernos recuerdos de la naturaleza. Pero debes saber que todo gato negro lleva inscrita en su piel una antigua leyenda cargada de tinta y de esperanza. Mensajeros de lo imposible."
Si algo pudiera regalarte sería el brillo de la Luna de Octubre...

Por extraño que lo creas, en este mes es cuando más se puede apreciar su presencia y resplandor.

Si pudiera regalarte algo, sería la felicidad que sentí cuando la vi en la inmensidad del cielo oscuro.

Si pudiera regalarte algo, sería su fortaleza para que pese a tus fases estés siempre dando lo mejor de ti.

Si pudiera regalarte algo, sería eso, una Luna de Octubre.

-Lunella 🌙
✨𝗘𝗠𝗣𝗔𝗧Í𝗔✨

✨"La empatía tiene una chispa indescriptible...
Dicen por ahí, que la persona que la lleva en el alma, es como esa pequeña luciérnaga que va por el camino compartiendo su luz.
Parece que tuviera el poder de entrar suavemente en el corazón del otro, repartiendo la grandeza que conduce su existencia...

Anda por ahí y por aquí, escuchando sin prisas, mirando con amor y sintiendo todo en su propia piel.
La empatía conoce de ser dulce con quien lo necesita e incluso sabe mostrarse fuerte en el momento exacto.
Esas pequeñas luciérnagas actúan con sutileza porque su mayor temor es herir a quien ya está herido... quien lleva ese brillo sanador en el alma, comprende y va por la vida desatando nudos, ofreciendo su hombro, secando lágrimas... Quien va vestido de EMPATÍA, recorre caminos escuchando miradas, leyendo silencios, desinfectando heridas... Y va empujando al que ya no puede para que vuelva a comenzar...
SU FUERZA ES LA BONDAD"✨

- Marcela J. Villalón
Fragmento de "Las personas correctas”.
“Que no se pierda la bonita costumbre de escuchar canciones tristes cuando te sientes mal, para sentirte peor todavía.”
En este momento de mi vida, no quiero casi nada. Tan sólo la ternura de mi amor y la gloriosa compañía de mis amigos.
Unas cuantas carcajadas y unas palabras de cariño antes de irme a la cama.
El recuerdo dulce de mis muertos.
Un par de árboles al otro lado de los cristales y un pedazo de cielo al que se asomen la luz y la noche.
El mejor verso del mundo y la más hermosa de las músicas.
Por lo demás, podría comer patatas cocidas y dormir en el suelo mientras mi conciencia esté tranquila.
También quiero, eso sí, mantener la libertad y el espíritu crítico por los que pago con gusto todo el precio que haya que pagar.
Quiero toda la serenidad para sobrellevar el dolor y toda la alegría para disfrutar de lo bueno. Un instante de belleza a diario.
Echar desesperadamente de menos a los que tengan que irse porque tuve la suerte de haberlos tenido a mi lado. No estar jamás de vuelta de nada.
Seguir llorando cada vez que algo lo merezca, pero no quejarme de ninguna tontería. No convertirme nunca, nunca, en una persona amargada, pase lo que pase.
Y que el día en que me toque esfumarme, un puñadito de personas piensen que valió la pena que yo anduviera un rato por aquí.
Sólo quiero eso. Casi nada o todo.

Ángeles Caso
"Insisto, somos quienes somos porque somos la suma de todo lo que hemos sido hasta ahora: renuncias y decisiones, los caminos no tomados y sus finales, y también los caminados, todo eso somos, "a pesar de" muchas cosas y "gracias a" muchas otras".
"Esto no se dice", Alejandro Palomas
📷Rodney Smith

sábado, 19 de octubre de 2024

"La realidad son dos momentos:
El momento en que uno lo vive; 
Y el momento infinito en que uno lo recuerda".

Ida Vitale

viernes, 18 de octubre de 2024

«Créanme que no existe el sufrimiento eterno, la pena infinita, el recuerdo imborrable... todo se olvida, incluso un gran amor. Eso es lo triste de la vida, y también lo maravilloso.»

Albert Camus
🌸 La imaginación es un vasto universo en el que cada individuo puede navegar sin límites. Es un poder intrínseco que trasciende las barreras de la realidad, permitiéndonos explorar lo desconocido, crear lo inédito y soñar lo imposible. En ella, no solo habitamos un mundo de posibilidades infinitas, sino que también nos transformamos en arquitectos de nuestra propia existencia. 

Cuando cerramos los ojos y dejamos volar nuestra mente, nos encontramos en un espacio donde las reglas del tiempo y el espacio se desvanecen. Podemos ser exploradores de galaxias lejanas, héroes de epopeyas olvidadas o simplemente un niño jugando en un campo de flores eternas. La imaginación nos otorga el don de ser infinitos, de vivir mil vidas en una sola, de experimentar emociones que van desde la alegría desbordante hasta la tristeza más profunda, todo en un instante.

Este poder no solo reside en la capacidad de soñar, sino también en la habilidad de transformar nuestra realidad. La historia de la humanidad está repleta de innovadores que, guiados por su imaginación, han desafiado lo establecido y han dado vida a ideas que, en su momento, parecían imposibles. Desde grandes obras de arte hasta avances científicos, cada creación nace primero en la mente de alguien que se atrevió a imaginar.

En un mundo a menudo limitado por convenciones y expectativas, la imaginación se erige como un refugio donde podemos ser auténticos y explorar nuestra esencia. Nos invita a cuestionar, a reinventar y a trascender lo que conocemos. Así, cada vez que ejercemos este poder, nos recordamos a nosotros mismos que somos seres infinitos, capaces de alcanzar lo que deseamos y de crear realidades que antes solo existían como un destello en nuestra mente. 

Por lo tanto, cultivar la imaginación es abrir una puerta hacia lo ilimitado. En ella reside la esencia de nuestra humanidad, nuestro deseo de explorar, de crear y de ser más de lo que nuestra realidad nos permite. Al abrazar este poder, nos conectamos con la vastedad del universo y con la promesa de que, a través de nuestros sueños, podemos construir un mañana que, aunque aún no existe, está esperando ser traído a la vida.

Patty Monroy 
En el susurro del viento, su voz resuena,
un canto de fuerza, de amor y de pena.
Mujer de mil historias, de sueños y anhelos,
tejiendo en silencio, sus propios desvelos.

Con cada lágrima que brota en su ser,
hay un océano profundo que invita a entender.
Sus risas son luces que iluminan la vida,
pero en su mirada, a veces hay herida.

Eres guerrera, madre, amiga sincera,
en tu abrazo cálido, el mundo se espera.
Las sombras que cargas, no son solo tuyas,
son ecos de otras, que luchan y construyen.

Así que escucha, oh mundo, su canto,
cada emoción es un verso, un sutil encanto.
En la danza de la vida, su esencia es verdad,
mujer, eres fuerza, amor y dignidad.

Ilustración Claire van Heukelom
"De vez en cuando 
hay que hacer una pausa 
contemplarse a sí mismo 
sin la fruición cotidiana 
examinar el pasado 
rubro por rubro 
etapa por etapa 
baldosa por baldosa 
y no llorarse las mentiras 
sino cantarse las verdades".
"Pausa", Mario Benedetti
"Usados en común: estaciones del año, libros y una música.
Las llaves, los boles de té, la panera, sabanas y una cama.
Un ajuar de palabras, de gestos, traídos, empleados, gastados.
Un reglamento de casa observado. Dicho. Hecho. Y siempre alargada la mano.

De inviernos, de un septeto vienés y de vernos me he enamorado.
De mapas, de un poblacho de montañas, de una paya y de una cama.
Con fechas he hecho un culto, promesas he declarado irrevocables,
he adorado un algo y he sido devota delante de una nada,

(-de un periódico he doblado, de las cenizas frías, del papel con un apunte)
impávida ante la religión, porque la iglesia era esta cama.

De la vista de un lago surgió mi pintura inagotable.
Desde el balcón había que saludar a los pueblos, mis vecinos.
Junto al fuego de la chimenea, en la seguridad, mi cabello tenía su color más intenso.
La llamada a la puerta era alarma para mi alegría.

No te he perdido a ti,
sino al mundo".
“Una especie de pérdida", Ingeborg Bachmann
Cuando puso los ojos en el mundo,
dijo mi padre:
"Vamos a dar una vuelta por el pueblo".
El pueblo eran las casas,
los árboles, la ropa tendida,
hombres y mujeres cantando
y a ratos peleándose entre sí.
Cuántas veces miré las estrellas.
Cuántas veces, temiendo su atracción inhumana,
esperé flotar solitario en los espacios
mientras abajo Cuba perpetuaba su azul,
donde la muerte se detiene.
Entonces olía las rosas,
o en la retreta, la voz desafinada
del cantante me sumía en delicias celestiales.
Nunca los dejaré —decía en voz baja—;
aunque me claven en la cruz,
nunca los dejaré.
Aunque me escupan,
me quedaré entre el pueblo.
Y gritaré con ese amor que puede
gritar su nombre hacia los cuatro vientos,
lo que el pueblo dice en cada instante:
“Me están matando, pero estoy gozando”.
"Nunca los dejaré", Virgilio Piñera
"Nuestras convicciones más arraigadas, más indubitables, son las más sospechosas. Ellas constituyen nuestro límite, nuestros confines, nuestra prisión”.
José Ortega y Gasset
📷Ben Zank
La vida se alimenta de vida. Ni de nubes, ni de polvo, ni de rocío. Y esa vida, que se alimenta de otras vidas hoy, será alimento para otras vidas mañana. En unos pocos años estaremos todos esparcidos por los mismos campos de los que salimos, sin saber dónde comienza uno y dónde el otro y, queramos o no, seremos la argamasa de los nuevos que lleguen, como en nosotros están los que vinieron antes. 

El Laberinto del Iris, 
David Gascón
¡Lo opuesto a toda verdad es igual de cierto! Así es: cualquier verdad solo puede expresarse y ponerse en palabras cuando es unilateral. Todo es unilateral, lo que se puede pensar con pensamientos y decir con palabras, es todo unilateral, todo solo la mitad, todo carece de integridad, redondez, unidad. Cuando el exaltado Gotama habló en sus enseñanzas del mundo, tuvo que dividirlo en Sansara y Nirvana, en engaño y verdad, en sufrimiento y salvación. No se puede hacer diferente, no hay otra manera para el que quiere enseñar. Pero el mundo mismo, lo que existe a nuestro alrededor y dentro de nosotros, nunca es unilateral. Una persona o un acto nunca es completamente Sansara o completamente Nirvana, una persona nunca es completamente santa o completamente pecaminosa. Realmente parece así, porque estamos sujetos a engaños, como si el tiempo fuera algo real. El tiempo no es real, Govinda, he vivido esto a menudo y a menudo otra vez. Y si el tiempo no es real, entonces la brecha que parece estar entre el mundo y la eternidad, entre el sufrimiento y la dicha, entre el mal y el bien, es también un engaño.

Hermann Hesse,
Siddhartha (1922)
"Nuestras convicciones más arraigadas, más indubitables, son las más sospechosas. Ellas constituyen nuestro límite, nuestros confines, nuestra prisión”.
José Ortega y Gasset
📷Ben Zank
No llegamos a este mundo para tener vidas perfectas, para nunca sufrir y nunca cometer errores. Estamos aquí para lanzarnos de cabeza a este loco mundo. Y los golpes y rasguños que nos tocan en el camino solo significan una cosa :  estás viviendo. 

Luis Foutley

Alguien desordena estas rosas, cuento

"Alguien desordena estas rosas» de Gabriel García Márquez es un relato corto, de tono surrealista, que narra la historia del espíritu de un niño que cada domingo intenta llevar rosas a su tumba. Las rosas son cultivadas por una mujer devota que habita la casa donde vivió el niño. A través de la observación del niño fantasma, se revela la profunda conexión entre él y la mujer, quien cuida un altar y cultiva flores para vivir.

Alguien desordena estas rosas

Gabriel García Márquez
(Cuento completo)


Como es domingo y ha dejado de llover, pienso llevar un ramo de rosas a mi tumba. Rosas rojas y blancas, de las que ella cultiva para hacer altares y coronas. La mañana estuvo entristecida por este invierno taciturno y sobrecogedor que me ha puesto a recordar la colina donde la gente del pueblo abandona sus muertos. Es un sitio pelado, sin árboles, barrido apenas por las migajas providenciales que regresan después de que el viento ha pasado. Ahora que dejó de llover y que el sol de mediodía debe haber endurecido el jabón de la cuesta, podría llegar hasta el túmulo en cuyo fondo reposa mi cuerpo de niño, ahora confundido, desmenuzado entre caracoles y raíces.

Ella está prosternada frente a sus santos. Permanece abstraída desde cuando dejé de moverme en la habitación, después de haber fracasado en el primer intento de llegar hasta el altar para coger las rosas más encendidas y frescas. Tal vez hoy hubiera podido hacerlo;

pero la lamparita pestañeó, y ella, recobrada del éxtasis, levantó la cabeza y miró hacia el rincón donde está la silla. Debió pensar: «Es otra vez el viento», porque es verdad que algo crujió junto al altar y la habitación onduló un instante, como si hubiera sido removido el nivel de los recuerdos estancados en ella desde hace tanto tiempo. Entonces comprendí que debía aguardar una nueva ocasión para coger las rosas, porque ella continuaba despierta, mirando la silla, y habría podido sentir junto a su rostro el rumor de mis manos. Ahora debo esperar a que ella abandone la habitación, dentro de un momento, y vaya a la pieza vecina a dormir la siesta medida e invariable del domingo. Es posible que entonces pueda yo salir con las rosas para estar de regreso antes de que ella vuelva a esta habitación y se quede mirando la silla.

El domingo pasado fue más difícil. Tuve que esperar casi dos horas a que ella cayera en el éxtasis. Parecía intranquila, preocupada, como si la hubiera atormentado la certidumbre de que súbitamente su soledad en la casa se había vuelto menos intensa. Dio varias vueltas por el cuarto con el ramo de rosas, antes de abandonarlo en el altar. Luego salió al pasadizo, miró adentro y se dirigió a la pieza vecina. Yo sabía que estaba buscando la lámpara. Y después cuando volvió a pasar frente a la puerta y la vi en la claridad del corredor con el saquito oscuro y las medias rosadas, me pareció que era todavía igual a la niña que hace cuarenta años se inclinó sobre mi cama, en este mismo cuarto, y dijo: «Ahora que le han puesto los palillos, tiene los ojos abiertos y duros». Era igual, como si no hubiera transcurrido el tiempo desde aquella remota tarde de agosto en que las mujeres la trajeron al cuarto y le mostraron el cadáver y le dijeron: «Llora. Era como un hermano tuyo»; y ella se recostó contra la pared, llorando, obedeciendo, todavía ensopada por la lluvia.

Desde hace tres o cuatro domingos estoy tratando de llegar hasta las rosas, pero ella ha permanecido vigilante frente al altar; vigilando las rosas con una sobresaltada diligencia que no le había conocido en los veinte años que lleva de vivir en la casa. El domingo pasado, cuando salió a buscar la lámpara, logré componer un ramo con las mejores rosas. En ningún momento he estado más cerca de realizar mi deseo. Pero cuando me disponía a regresar a la silla oí de nuevo las pisadas en el pasadizo, ordené brevemente las rosas en el altar; y entonces la vi aparecer en el vano de la puerta con la lámpara en alto.

Tenía puesto el saquito oscuro y las medías rosadas, pero había en su rostro algo como la fosforescencia de una revelación. No parecía entonces la mujer que desde hace veinte años cultiva rosas en el huerto, sino la misma niña que en aquella tarde de agosto trajeron a la pieza vecina para que se cambiara de ropa y que regresaba ahora con una lámpara, gorda y envejecida, cuarenta años después.

Mis zapatos tienen todavía la dura costra de barro que se les formó aquella tarde, a pesar de que permanecieron secándose durante veinte años junto al fogón apagado. Un día fui a buscarlos. Esto fue después que clausuraron las puertas, descolgaron del umbral el pan y el ramo de sábila, y se llevaron los muebles. Todos los muebles, menos la silla del rincón que me ha servido para estar durante todo este tiempo. Yo sabía que los zapatos habían sido puestos a secar y que ni siquiera se acordaron de ellos cuando abandonaron la casa. Por eso fui a buscarlos.

Ella volvió muchos años después. Había transcurrido tanto tiempo, que el olor a almizcle del cuarto se había confundido con el olor del polvo, con el seco y minúsculo tufo de los insectos. Yo estaba solo en la casa, sentado en el rincón; esperando. Y había aprendido a distinguir el rumor de la madera en descomposición, el aleteo del aire volviéndose viejo en las alcobas cerradas. Entonces fue cuando ella vino. Se había parado en la puerta con una maleta en la mano, un sombrero verde y el mismo saquito de algodón que no se ha quitado desde entonces. Era todavía una muchacha. No había empezado a engordar ni los tobillos le abultaban bajo las medias, como ahora. Yo estaba cubierto de polvo y telaraña cuando ella abrió la puerta y en alguna parte de la habitación guardó silencio el grillo que había estado cantando durante veinte años. Pero apesar de eso, a pesar de la telaraña y el polvo, del brusco arrepentimiento del grillo y de la nueva edad de la recién llegada, yo reconocí en ella a la niña que en aquella tormentosa tarde de agosto me acompañó a coger nidos en el establo. Así como estaba, parada en la puerta con la maleta en la mano y el sombrero verde, parecía como si de pronto fuera a ponerse a gritar, a decir lo mismo que dijo cuando me encontraron bocarriba entre la hierba del establo todavía aferrado al travesaño de la escalera rota. Cuando ella abrió la puerta por completo, los goznes crujieron y el polvillo del techo se derrumbó a golpes, como si alguien se hubiera puesto a martillar en el caballete; entonces ella vaciló en el marco de claridad, introduciendo después medio cuerpo en la habitación, y dijo con la voz de quien está llamando a una persona dormida: «¡Niño! ¡Niño!». Y yo permanecí quieto en la silla, rígido, con los pies estirados.


Creía que sólo venía a ver el cuarto pero siguió viviendo en la casa. Aireó la habitación y fue como si hubiera abierto la maleta y de ella hubiera salido su antiguo olor a almizcle. Los otros se llevaron los muebles y la ropa en los baúles. Ella sólo se había llevado los olores del cuarto, y veinte años después los trajo de nuevo, los colocó en su lugar y reconstruyó el altarcillo; igual que antes. Su sola presencia bastó para restaurar lo que la implacable laboriosidad del tiempo había destruido. Desde entonces come y duerme en la pieza de al lado, pero se pasa los días en ésta, conversando en silencio con los santos. Durante la tarde se sienta en el mecedor, junto a la puerta, y zurce la ropa mientras atiende a quienes vienen a comprarle flores. Ella se mece siempre mientras zurce la ropa. Y cuando viene alguien por un ramo de rosas, guarda la moneda en la esquina del pañuelo que se anuda a la cintura y dice invariablemente: «Coge las de la derecha, que las de la izquierda son para los santos».

Así ha estado en el mecedor durante veinte años, zurciendo sus cositas, meciéndose, mirando hacia la silla, como si por ahora no cuidara del niño que compartió con ella las tardes de la infancia, sino del nieto inválido que está aquí, sentado en el rincón desde cuando la abuela tenía cinco años.

Es posible que ahora, cuando vuelva a bajar la cabeza, pueda acercarme a las rosas. Si logro hacerlo iré hasta la colina, las pondré sobre el túmulo y regresaré a mi silla, a esperar el día en que ella no vuelva al cuarto y cesen los ruidos en las piezas de al lado.

Este día habrá una transformación en todo esto, porque yo tendré que salir otra vez de la casa para avisarle a alguien que la mujer de las rosas, la que vive sola en la casa arruinada, está necesitando cuatro hombres que la conduzcan a la colina. Entonces quedaré definitivamente solo en el cuarto. Pero en cambio ella estará satisfecha. Porque ese día sabrá que no era el viento invisible lo que todos los domingos llegaba a su altar y le desordenaba las rosas.

(1952)

Autor: GabrielGarcíaMárquez

Título: Alguien desordena estas rosas Publicado en: Crónica, 1952

Aparece en: Ojos de perro azul (1974)

«Sin duda soy yo un bosque y una noche de árboles oscuros: sin embargo, quien no tenga miedo de mi oscuridad encontrará también taludes de rosas debajo de mis cipreses.» 

“Así habló Zaratustra” 
Friedrich Nietzsche
"No hay otra realidad que tú / ni otro poema que el otro". 
Leopoldo María Panero
📷driphotography0

jueves, 17 de octubre de 2024

Manifiesto

Yo me resisto,
en la calle de los ahorcados,
a acatar la orden
de ser tibia y cautelosa,
de asirme a la seguridad,
de acomodarme en la costumbre,
de usar reloj y placidez,
aventura a cuerda,
palabra pálida y mortal
y ojos con límites.

Yo me resisto,
entre las muelas del fracaso,
a cumplir la ley de cansarme,
de resignarme,
de sentarme en lo fofo del mundo
mortecina de una espada lánguida,
esperando el marasmo.

Yo me resisto,
acosada por silbatos atroces,
a la fatalidad
de encerrarme y perder la llave
o de arrojarme al pozo.

Con toda la médula
levanto, llevo, soy el miedo enorme,
y avanzo,
sin causa,
cantando entre ausentes.

- Amelia Biagioni (Gálvez, 4 de abril de 1918-Buenos Aires, 20 de noviembre de 2000), fue una poeta argentina. En 1999, obtuvo el premio Alfonsina Storni a la poesía femenina.
📷 Edouard Boubat
"Una cosa no acepto.
Volver a ese lugar.
Renuncio al privilegio
de la presencia.

Te he sobrevivido suficiente
como para recordar desde lejos".

Wislawa Szymborska | Despedida de un paisaje (fragm)
MORIR SOÑANDO

Morir soñando, sí, más si se sueña
morir, la muerte es sueño; una ventana
hacia el vacío; no soñar; nirvana;
del tiempo al fin la eternidad se adueña.

Vivir el día de hoy bajo la enseña
del ayer deshaciéndose en mañana;
vivir encadenado a la desgana
¿es acaso vivir? ¿y esto qué enseña?

¿Soñar la muerte no es matar el sueño?
¿Vivir el sueño no es matar la vida?
¿A qué poner en ello tanto empeño?:

¿aprender lo que al punto al fin se olvida
escudriñando el implacable ceño
-cielo desierto- del eterno Dueño?.

-  Miguel de Unamuno
"Yo sólo sería feliz en un mundo de esfinges.
Sin palabras. Sólo la música, el vino, y los ojos más intensos del universo contemplándome".

Alejandra Pizarnik | Diarios
“El corazón humano es un pozo profundo de misterios. Amamos, odiamos, perdonamos y cometemos los mismos errores una y otra vez. Pero es a través de estas complejas emociones que encontramos el significado de nuestra existencia. Vivir es aprender a navegar por las aguas tormentosas del corazón, sin renunciar nunca a creer en la capacidad de sanar y volver a amar”.

Fiódor Dostoyevski | Los hermanos Karamazov
POEMA DE UN RECUERDO

Dime por favor donde no estás
en qué lugar puedo no ser tu ausencia
dónde puedo vivir sin recordarte,
y dónde recordar, sin que me duela.

Dime por favor en que vacío,
no está tu sombra llenando los centros;
dónde mi soledad es ella misma,
y no el sentir que tú te encuentras lejos.

Dime por favor por qué camino,
podré yo caminar, sin ser tu huella;
dónde podré correr no por buscarte,
y dónde descanzar de mi tristeza.

Dime por favor cuál es la noche,
que no tiene el color de tu mirada;
cuál es el sol, que tiene luz tan solo,
y no la sensación de que me llamas.

Dime por favor donde hay un mar,
que no susurre a mis oídos tus palabras.

Dime por favor en qué rincón,
nadie podrá ver mi tristeza;
dime cuál es el hueco de mi almohada,
que no tiene apoyada tu cabeza.

Dime por favor cuál es la noche,
en que vendrás, para velar tu sueño;
que no puedo vivir, porque te extraño;
y que no puedo morir, porque te quiero.

- Gustavo Alejandro Castiñeiras es un escritor y poeta argentino contemporáneo, nacido el 17 de Agosto de 1955, en Buenos Aires, en el barrio porteño de Almagro, hijo de padres argentinos, y nieto de abuelos españoles e italianos.

Literatura

"La mayoría de los hombres son como una hoja seca que flota en el aire y se balancea hasta el suelo.
Pero otras, pocas, son como las estrellas fijas, que van en su propio y preciso rumbo y no hay viento que las toque, tienen en sí su ley y su camino".

Hermann Hesse | Siddhartha
"Lo que ella escribe, no lo puede borrar.
Aunque quiera. Lo que ella hace, no se puede olvidar. Nunca se puede olvidar.
Lo que ella hace, lo hace para siempre".

Eduardo Galeano | Vagamundo
"Cuando sepas que he muerto di sílabas extrañas.
Pronuncia flor, abeja, lágrima, pan, tormenta.
No dejes que tus labios hallen mis once letras.
Tengo sueño, he amado, he ganado el silencio.
No pronuncies mi nombre cuando sepas que he muerto
desde la oscura tierra vendría por tu voz".

Roque Dalton | Alta hora de la noche (fragm)
📷 Edouard Boubat

martes, 15 de octubre de 2024

"Cuando sentimos la necesidad de un abrazo, debemos correr el riesgo de pedirlo."

Emily Dickinson
Ilustración Rita Cardelli
"Sé por experiencia que, en la vida, sólo en contadísimas ocasiones encontramos a alguien a quien podamos transmitir nuestro estado de ánimo con exactitud, alguien con quien podamos comunicarnos a la perfección. Es casi todo un milagro, o una suerte inesperada, hallar a esa persona. Seguro que muchos mueren sin haberla encontrado jamás. Y, probablemente, no tenga relación alguna con lo que se suele entender por amor. Yo diría que se trata más bien, de un estado de entendimiento mutuo cercano a la empatía". 

Haruki Murakami

Ilustración Lucy Campbell