La responsabilidad de uno mismo conlleva hacerse cargo, no solo de los comportamientos que llevamos a cabo, sino también de aquello que pensamos y sentimos. En definitiva, de nuestra existencia.
A lo largo de nuestra vida, cuando nos relacionamos con los demás, la mayoría de las veces nos encontramos hablando de nosotros mismos. Aunque pensemos que estamos opinando de nuestro amigo o de un familiar.
Depositamos en los otros, lo que no estamos preparados para asumir de la propia realidad persona. En otras palabras, nos proyectamos y atribuimos la responsabilidad de cómo nos sentimos a los demás.
Por eso, la lectura de los otros puede ser un fiel reflejo de lo que nos sucede. El exterior nos habla y nos sirve de espejo, si estamos dispuestos a ver qué partes o asuntos pendientes tenemos sin resolver con nosotros mismos.
“El mejor día de tu vida y de la mía es cuando tomamos responsabilidad total de nuestras actitudes y sentimientos. Es justo en ese momento cuando realmente crecemos”.-John C. Maxwell-
«Tú eres el responsable de cómo me siento» (proyección personal)
Estamos acostumbrados a responsabilizar a los otros de nuestras emociones, es decir, de cómo nos sentimos, al igual que nos responsabilizamos de cómo se sienten los demás. Poniendo el foco fuera en lugar de focalizarlo en nosotros.
Así, si alguien de nuestro alrededor, no se siente bien, nos sentimos responsables e intentamos hacer algo al respecto, como si nosotros tuviéramos la estrategia para solucionar el sufrimiento ajeno.
O por el contrario, cuando somos nosotros los que nos sentimos mal, depositamos la responsabilidad de ese sentimiento en el exterior, ya sea en otra persona o en la situación.
La necesidad de asumir el control
Responsabilizarnos de las emociones de los demás puede ser una gran carga para nuestro desarrollo individual. Asimismo, es igual de irresponsable desplazar el malestar personal proyectándolo sobre los demás.
- Debemos, en esencia, dar forma a una adecuada responsabilidad emocional para asumir el control de cada cosa que nos sucede. Así, estudios como el llevado a cabo en el departamento de neurociencia cognitiva del College London nos señalan que cuando aplicamos esta estrategia, mejoramos nuestra salud psicológica.
- Pensemos en ello: ¿Cuántas veces has expresado “Tú me enfadas”o “Me haces sentir mal”? Es momento de aprender a gestionar tu rabia, tus celos, tu ira o tu tristeza, porque las respuestas no están fuera créeme, sino en ti.
Dejemos de buscar en el exterior, para volcar los ojos en nuestro interior y seguir creciendo.
Si tú no te haces cargo de tus emociones, ¿quién lo hará? ¿los otros? ¿la situación? Demasiado, inestable ¿verdad?
Esto no quiere decir que no te expreses y manifiestes como te sientes con respecto a los demás. Sino que te responsabilices de cómo te sientes y en lugar de otorgar el poder de tu bienestar o malestar a los otros, coger las riendas para que lo tengas tú mismo.
Acepta las emociones negativas pero hazte cargo de ellas
Tienes tanto derecho a molestarte por algo que haya ocurrido como cualquier otra persona, no pasa nada. Ahora bien, si te haces cargo de ello, todo será más satisfactorio.
Porque te encontrarás en un proceso de descubrimiento y crecimiento personal, en el que cada malestar originado ya sea en relación con los demás o con el contexto, será una oportunidad para seguir conociéndote.
De lo contrario, siempre estaremos a expensas de los demás y de las circunstancias, de todo, menos de nosotros mismos. Y esto, también sucede cuando hablamos de los que están a nuestro alrededor.
Te invito a que cuando estés opinando o criticando a alguien, intentes ser un poquito más consciente sobre lo que estás diciendo. La mayoría de las veces, eso que estás expresando tú también lo contienes, lo has contenido o te has sentido identificado.
Tengo la responsabilidad de entender cómo me siento
¿Y qué hacer ante todo esto?
Primero, acepta que existe la posibilidad de que estemos proyectándonos en el otro. No es una tarea fácil, si tenemos en cuenta que si lo hacemos, es porque de momento no somos capaces de asumirlo y lo trasladamos fuera.
Por ello, tendemos a resistirnos a asumir la responsabilidad de nuestras reacciones. Es necesario por tanto tomar conciencia de ello.
“Tu no me enfadas, me enfado yo ante lo que has hecho o ha sucedido”, “Yo soy quien, siente ira, tristeza o rabia, ante las distintas circunstancias que se presentan en la vida y no las rechazo o las evito, sino que voy a quedarme en ellas, aceptándolas para después ver qué puedo hacer con ellas. Pero ante todo, yo soy responsable de mí mismo”
Una vez, que tengas conciencia de tu propia realidad emocional podrás trabajar con ese universo interno para seguir evolucionando y creciendo. Ahora bien, ten en cuenta de que esa artesanía no será tarea fácil. A menudo, te encontraras en contradicciones, ya que al ego le gusta protegerse en exceso.Cuando nos responsabilizamos, asumimos todo aquello que nos pertenece, la propiedad de nuestros sentimientos, pensamientos, acciones y consecuencias.
No obstante, quizás sea esto mismo lo bonito, el proceso de autodescubrimiento con sus afirmaciones y autoengaños para finalmente ir integrándolas en nuestro interior.
https://lamenteesmaravillosa.com/la-responsabilidad-emocional/
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