lunes, 3 de febrero de 2020

El beso de Gustav Klimt

El beso (Der Kuss) es un lienzo al óleo y pan de oro pintado en el año 1908 por el pintor austríaco Gustav Klimt (1862 - 1918), un artista perteneciente a la corriente del simbolismo, contemporánea al art nouveau. Este será el cuadro más célebre del pintor, elaborado en la llamada ‘época de oro’ (1898-1908) de su carrera profesional.
El beso está enmarcado en el inicio de la época moderna, donde el concepto del erotismo comienza a germinar en el arte y en la sociedad. Además las técnicas usadas son variadas, como la de los frescos y de los mosaicos.
El cuadro El beso mide 1,8 metros de alto por 1,8 metros de largo y se encuentra actualmente en la Galería Belvedere en el Palacio de Belvedere en Viena, Austria.

Análisis del cuadro El beso de Gustav Klimt

Se dice que Gustav Klimt pintó el beso inspirándose en los fondos pintados con oro de los mosaicos bizantinos de la Iglesia de San Vitale en Ravena, Italia, y de sus acabados.
El uso de las hojas de oro para pintar el cuadro recuerda la técnica antigua de la iconografía de los santos, la cual es usada por Klimt deliberadamente para causar contraste con el tema del erotismo que comenzaba a hablarse algo más abiertamente.
Asimismo, el fondo del cuadro El beso da la sensación de atemporalidad y crea, a su vez, un marco que da la sensación de que los amantes están flotando en el espacio dorado.
Los amantes en El beso solo tienen de base una especie de pradera llena de flores de la madre naturaleza, lo que nutre aún más el simbolismo del amor.
La decoración de las capas es diferente entre el hombre y la mujer. Una capa de ajedrez blanco y negro para el hombre, con algunas espirales que une los grupos y rompe simbólicamente la dureza de la geometría plana. Para la mujer, una capa de mosaicos, círculos de colores y flores.
En el entrelazamiento de las capas sucede ‘el beso’ donde el hombre deja ir la cabeza, literal y figurativamente, para darle el beso a la mujer y, aunque ella se aparte, se deja llevar en el abrazo, con los ojos cerrados y con el cuerpo sin resistencia.
Los amantes representan la conexión de energías opuestas. El hombre muestra un contraste blanco y negro, binario, y muestra su voluntad seductora al atraer a la mujer hacia sus brazos. La mujer equilibra esta energía con su cariño, calor y color que se retroalimenta de la ‘madre naturaleza’ a través de los hilos de flores saliendo de sus pies.
El cuadro El beso representa el ‘sentimiento’ de la pérdida de uno mismo que los amantes sienten. La sensación de amor pleno, fuerte, sexual y espiritual.
Algunos consideran el cuadro El beso la más famosa del mundo y no el cuadro la Mona Lisa de Leonardo da Vinci.
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