Con el tiempo me volví más observadora y menos habladora.
Convertí mis lugares queridos en altares, incluso, los que no se pueden tocar, esos que están en el alma.
Comencé a correrme de criticas y a sentir rechazo por ciertos tipo de temas, y de personas, y de actitudes que sentía que no me dejaban nada bueno.
Cosas que antes me parecían cotidianas empezaron a hacerme mucho ruido.
Empecé a hacer valer mis pensamientos y palabras cada vez más, a no sentirme menos ni más que nadie.
A no burlarme, a no agredir, a entender que a veces ser brutalemente honesto no es una virtud, si no una falta de empatía.
Aprendí también que la necesidad de herir, es la falta de amor, por lo cual, lo que antes me enojaba ahora me da un poco de pena.
Aprendí también que la soberbia es falta de seguridad, y que creer sabérselas todas no es más, que tener el culo lleno de preguntas.
Aprendí que si algo me duele del otro, en realidad es porque lo creo de mi.
Que si algo admiro del otro, es porque también lo tengo.
Con el tiempo aprendí que hay sentimientos que son veneno, y que, aunque de mucho trabajo se pueden exorcizar.
Obvio que me enojo y dudo y hay cosas que me hacen mal, pero ya no porque me preste a eso.
Aprendí que cuanto menos se mira alrededor más se ve para adentro, pero que eso no significa no pensar en los demás, cuidar y amar a quienes nos hacen bien es tan necesario como amarnos a nosotros mismos.
Con el tiempo llegaron las tardes donde me siento en mi compu a hacer lo que amo, a escribir, a escuchar música y a dibujar, con una plena paz que, no significa que no me pasen cosas dolorosas, sino que aunque pasen lo que tengo vale más.
Y así es como menos es más y poco es mucho, y pequeño es grande.
y así es como uno solito, cuando por fin lo decide, o por fin lo necesita, empieza a cambiar los caminos.
y está bueno.
te lo juro.
A veces frenar un segundo en la esquina, y escucharte antes de seguir, te puede cambiar todo el viaje.
Para un lado.
O para el otro.
Cinwololo
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