El Puente de los Suspiros en Venecia, construido en 1602 en piedra caliza, por órdenes del Dux de la época. Cruza sobre un pequeño canal en la fachada trasera del Palacio Ducal, pero ¿sabías que su historia y su nombre no tienen nada que ver con el romántico suspiro de los enamorados?.
Construido con la finalidad de unir las dependencias legales y las salas de interrogatorio del Palacio Ducal con los sombríos calabozos, los presos debían pasar a través de este puente, luego de ser condenados. Y se dice que su nombre proviene de los suspiros de los presos al mirar desde él la laguna de Venecia, la libertad que iban a perder, la vida exterior que no verían por un largo tiempo, o incluso por última vez. De ahí que el trayecto fuera tan lastimero.
Para evitar la fuga de cualquier preso, el puente se construyó de manera que tuviera dos corredores separados por una pared: el mencionado a la cárcel y, de vuelta, a las Sale dell’Avogaria y al Parlatorio. También se cerró en sus flancos.
El nombre del puente fue acuñado en el siglo XVII, aunque el nombre se popularizó en el siglo XIX gracias a «Childe Harold's Pilgrimage» (Las peregrinaciones de Childe Harold) del poeta romántico inglés Lord Byron, donde se encuentran estos versos: «Me detuve en Venecia, en el Puente de los Suspiros. Un palacio y una prisión en cada mano».
Un futuro más que incierto y un suspiro. Era la escena que Lord Byron imaginaba.
Un futuro más que incierto y un suspiro. Era la escena que Lord Byron imaginaba.
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