"Hace muchos años existió una gata negra cuyo humano la llevaba a todas partes junto a él. 

Paseaba con él, compartían su comida, dormía junto a él... Siempre estaban juntos. La gata lo adoraba y él la llamaba "Ojos amarillos".

Todo era perfecto en la vida de la gata, hasta que un día él se hizo a la mar y le pidió a su madre, qué cuidase de la gata porque le daba miedo que un golpe de mar azotase el barco y a su inseparable amiga le pasara algo. 

La madre la encerró en el granero para que no siguiera a su hijo hasta el puerto.

La gata maulló semanas enteras esperando  su regreso hasta que una mañana, un vecino del pueblo llevó una triste noticia a la casa.

En una tormenta, una ola se tragó a su hijo, la mujer rompió en llanto y Ojos amarillos, espantada huyó de la casa, corrió hasta la playa buscando a su compañero. 

Pasó mucho tiempo, estaba delgada, cansada y sin ganas de seguir. Se asomó al acantilado y le dijo al océano:

"Llévame con él al fondo de tu abismo, te regalo mi alma inmortal pues sin él, no hay sitio para mí en este mundo".

Una ola gigante surgió llevándose consigo a la gata... cerró sus ojos dejándose arrastrar.

Despertó en los brazos de un hombre que la secaba con cariño, abrió sus enormes ojos y lo miró, el hombre al contemplar aquellos ojos, vió pasar montones de recuerdos en su cabeza, y dijo su nombre. 

"Ojos amarillos, mi vieja amiga, viniste por mí, no recordaba nada hasta ver mi vida en tus enormes ojos amarillos. Qué hacías en el mar? Sé que eres tú pero tu pelo, es ahora distinto eras negra como la noche! Y ahora eres negra con manchas blancas."

Se oyó una voz profunda desde el océano  "Me ofreció su alma a cambió de regresar contigo, pero no puedo privar al mundo de un alma tan noble. Acambio llevará en su pelaje mi recuerdo, el de  la espuma blanca del mar.

 Además le concedí un don  a ella y sus descendientes, a partir de ahora llevarán la armonía y la alegría a cada hogar en el que habiten".

Desde entonces, existen los gatos blancos y negros pues llevan el legado de Ojos amarillos y el don de llevar armonía y alegría a aquellos que comparten sus vidas.