-Buenos días , dijo el comerciante. Era un vendedor de píldoras perfeccionadas que apaciguan la sed. Se toma una por semana y no se experimenta más deseos de beber
¿Por qué vendes eso? – dijo el principito.
-Es una gran economía de tiempo. Los expertos han hecho cálculos. Se ahorran cincuenta y tres minutos por semana.
¿Y qué se hace con esos cincuenta y tres minutos?
-Se hace lo que se quiere…
“Yo, si tuviera cincuenta y tres minutos para ahorrar, caminaría lentamente hacia una fuente…”
(Antoine de Saint-Exupéry, “El Principito”)
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