"Sólo sé que te miro
y calla el tiempo,
que el mundo se detiene
y nos espera."
Nunca comprenderás cuánto te extraño
al tomarme un café, mudo testigo,
cuando suena la música que acaso
preservé del olvido.
Cuando vuelve el invierno a visitarme,
tu paisaje resuena en mis oídos,
cordilleras nevadas, miel caliente
que viene a derretirse con tus mimos.
Nunca comprenderás que son mis manos
el lenguaje que un día me inventé
para palpar la piel que me regalas
como un atardecer.
Tal vez esta oquedad que nos separa
no sepa de fronteras:
solo sé que te miro y calla el tiempo,
que el mundo se detiene y nos espera.
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