SAINT EXUPÉRY. el departamento cuidadosamente restaurado de Saint Exupéry, en Florida al 200. Fotos: Diego Díaz
Fue habitado por el autor de El Principito entre 1929 y 1931. Está en el 6° piso de la Galería Güemes. Puede visitarse hasta el domingo 31 de julio.
Solo vivió 15 meses en Argentina pero la experiencia le cambió la vida para siempre. Antoine de Saint-Exupéry, aviador y uno de los escritores más leídos y admirados del mundo –autor de El Principito– llegó a la Argentina el 12 de octubre de 1929. Llegó para ocupar el cargo Director de Tráfico de la Aeroposta Argentina, empresa dedicada al transporte de correo y de pasajeros, filial de la Compagnie Générale Aéropostale de Francia.
De esta historia se conocía que había vivido en una de las torres de la Galería Güemes, ubicada en Florida al 200, en un departamento que alquiló amueblado. Que viajaba en coche por caminos de barro hasta una pista en Pacheco, a 35 km de la Ciudad, donde se subía a aviones de tecnología precaria con la misión de inaugurar y prolongar las rutas aéreas de la Patagonia.
Con la inauguracíón de la puesta en valor del departamento 605 ubicado en el 6to. piso de la Torre Mitre en la Galería Gúemes, que se realizó ayer y que podrá visitarse con entrada libre hasta el 31 de julio, se terminó de completar el capítulo argentino de la vida del francés. Saint-Exupéry eligió este lugar de dos ambientes luminosos y de techos altos, sin lujos pero con una generosa calidad espacial. Allí comenzó a escribir uno de sus libros mas reconocidos: Vuelo nocturno, ambientado también en Argentina. En el baño de esta propiedad fue además donde se produjo una de las anécdotas más curiosas y divertidas de su estadía en Buenos Aires. En uno de sus viajes al sur se encariñó con una foca bebé y la trajo con él. La bañadera, hoy restaurada, se convirtió en el nuevo hogar del animal.
La dirección de la Galería Güemes, encabezada por Cecilia Osler, llevó adelante los trabajos de puesta en valor junto con la arquitecta Cristina Hauscarriague, quien es a su vez la asesora arquitectónica de este edificio patrimonial. Los trabajos comenzaron a mediados del año pasado, y se demoraron aproximadamente 6 meses. El departamento se encontraba vacío y fuera de uso desde hacía un tiempo, y el objetivo fue dejarlo lo más cercano posible a cómo se encontraba durante los años en que fue habitado por el escritor. Para esto se recuperaron las ventanas, se reemplazaron las puertas que tenía por los modelos originales que aún quedaban en algunas unidades dentro de la galería, y se cepilló y se lustró el piso de madera.
El trabajo más delicado fue en el baño. Si bien conservaba los artefactos originales, tanto las paredes como el piso habían sido revestidos con azulejos de línea comercial. Luego de comenzar a picar sobre esta superficie, los restauradores se encontraron con los azulejos originales. Tras cuidadosamente sacar toda esta capa superpuesta, se pudieron restaurar todos los cerámicos, con cual pudieron dejar el baño exactamente como lucía en aquellos años.
Entre los asistentes a la presentación se encontraba el embajador de Francia Jean-Michel Casa y Alain d’Etigny, quien es sobrino nieto del escritor y aviador. Nacido en Francia, vive en la Argentina hace 10 años y es el director general de la agencia de viajes Argentina Excepción, que se especializa en excursiones de lujo por distintos puntos del país. “Si bien Saint-Exupéry solo vivió un año y medio en la Argentina (volvió a Francia en 1931), su estadía lo marcó profundamente. Acá también conoció a su esposa Consuelo", explicó a Clarín. Según d’Etigny, Antoine Saint-Exupéry y la salvadoreña Consuelo Suncín-Zandoval se conocieron en un evento en la Alianza Francesa, el primer capítulo de una historia que casi muere antes de empezar: el escritor llegó muy tarde, y se cruzó con Consuelo cuando ésta ya bajaba las escaleras para irse a su casa. Al otro día la invitó a volar. Nunca más se separaron.
En la visita al departamento se pueden ver paneles que cuentan la historia de Aeroposta Argentina y de los días del escritor en Buenos Aires, una investigación realizada por la historiadora Clara Rivero. En su presentación, Rivero destacó la importancia que tuvo para el autor de El Principito su etapa argentina, "El interés por la aviación era tan grande que teníamos la impresión de cumplir un rol social", afirmaba Saint-Exupéry. Y efectivamente lo cumplían, porque su llegada y la de los pilotos que lo acompañaron significó el fin del aislamiento de muchas poblaciones del sur y la apertura de rutas aéreas hasta ese momento desconocidas.
Informe: Juan Décima
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