George Harrison, al parecer tuvo que pagar cinco millones de dólares para poder ser el dueño de la canción de Mack. Incluso como venganza , las Chiffons grabaron una versión mediocre de “My sweet lord”.Esta es la mezquina y grandiosa historia de “My sweet lord”.
En septiembre del año 1979, los Beatles ya no existían, tras la publicación de Abbey Road. George Harrison dio permiso para grabar el segundo disco de Billy con Apple Records. Se llamaría Encouraging words. Como Billy era un experto en música gospel, George le dijo que armonizara una nueva canción que había compuesto y que aún no tenía título, un tipo de gospel moderno, basado en el gran éxito Oh Happy Day de los Edwin Hawkins Singers.
En aquellos días , el tema de la figura de Jesucristo estaba de moda. Era un éxito en el west-end, con el musical Jesucristo Superstar. Los Pacific Gas and Electric habían tenido un gran éxito con el sumamente cristiano Are you ready?. George Harrison quería una gran canción gospel. Le dio a Billy una pequeña melodía , que se parecía desquiciadamente a un viejo éxito de un grupo de chicas llamado las Chiffons , He's so fine. George, en aquella época, coleccionaba discos de éxito de los años cincuenta y comienzos de los años sesenta. George, finalmente, le dio a Billy la canción. Su título : My sweet Lord.
Harrison ni siquiera acudió a las sesiones del segundo disco de Billy. Aquella pequeña melodía de Harrison la había transformado en algo mágico, en un tema soberbiamente armónico. Preston incluso logró grabar con los mismísimos Edwin Hawkin Singers. Billy consiguió un asombroso tema gospel.
Tanto se dio cuenta de ello George , que separados los Beatles, empezó a grabar en Abbey Road su primer álbum, bajo la producción de Phil Spector. George llamó a Billy urgentemente para grabar de nuevo el nuevo tema, a su estilo, más pop. Y, de paso, suspender la posibilidad de que apareciera como single. Pero las armonías, el espíritu de la canción, eran de Billy.
Cinco meses después de grabarla Billy, George terminó su versión. Spector dijo en aquellos momentos que Billy Preston había creado un numero uno sin saberlo ni pretenderlo. El resto es historia, pero la copia de su pequeña melodía le pasó factura cara al beatle. George Harrison fue condenado por plagio de la melodía de las Chiffons. En lo único que no se parecía My Sweeet Lord era en las armonías y el arreglo, justo lo que había desarrollado Billy.Con el increíble éxito de My sweet Lord, George pronto se olvidó de su protegido. Mick Jagger anduvo listo, por consejo de Richards y Billy Preston, el prodigioso Billy, se convirtió en 1970, indiscutiblemente en el sexto Rolling Stone.
Un par de años antes de morir, George se había atrevido con una nueva versión de “My sweet lord” ,algo que tenía en su cabeza desde que perdió el litigio por plagio. con los autores de la vieja canción de las Chiffons, “He´s so fine” ,demasiado parecida a “My sweet lord”, que había compuesto George.
Sólo tuve diez minutos de entrevista . George no tenía buen humor aquel día.Ni siquiera quiso sentirse muy positivo. Y no me gustó una cosa que me dijo.
–Paul me trató siempre como un niño pequeño. Y John, simplemente, se olvidaba de mí. Nunca me sentí importante en los Beatles.
Tampoco habló bien de los que le sacaron más de cinco millones de dólares del plagio y.amargamente, me reconocía:
–De querer haber imitado alguna canción con “My sweet lord” sólo me hubiera salido “Oh happy day” .Nunca la de las Chiffons, pero era un “beatle” y fueron a por mí. Ahora, al volver hacer la canción me he convencido de mi inocencia.
George estuvo más solícito con su espiritualidad. Quizá con su forma de vivir.
-No me importa nada la fama. Ni nunca he querido la popularidad. El concepto para mi importante en la vida es la búsqueda de la propia paz interior. Así que eso es lo que busco apasionadamente.
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