Quieta en mitad de la noche
no a la deriva de los siglos
no tendida
clavada
como idea fija
en el centro de la incandescencia
Delhi
Dos sílabas altas
rodeadas de arena e insomnio
En voz baja las digo
Nada se mueve
pero la hora crece
se dilata
Es el verano
marejada que se derrama
Oigo la vibración del cielo bajo
sobre los llanos en letargo
Masas enormes cónclaves obscenos
nubes llenas de insectos
aplastan
indecisos bultos enanos.
(Mañana tendrán nombre
erguidos serán casas
mañana serán árboles)
Nada se mueve.
La hora es más grande
yo más solo
clavado
en el centro del torbellino
Si extiendo la mano
un cuerpo fofo el aire
un ser promiscuo sin cara
Acodado al balcón
Veo
(No te apoyes,
si estás solo, contra la balaustrada,
dice el poeta chino)
No es la altura ni la noche y su luna
no son los infinitos a la vista
es la memoria y sus vértigos
Esto que veo
esto que gira
son las acechanzas las trampas
detrás no hay nada
son las fechas y sus remolinos
(Trono de hueso
trono del mediodía
aquella isla
En su cantil leonado
por un instante vi la vida verdadera
Tenía la cara de la muerte
eran el mismo rostro
disuelto
en el mismo mar centelleante)
Lo que viviste hoy te desvive
no estás allá
aquí
estoy aquí
en mi comienzo
No me reniego
me sustento
Acodado al balcón
veo
nubarrones y un pedazo de luna
lo que está aquí visible
casas gente
lo real presente
vencido por la hora
lo que está aquí
invisible
mi horizonte
Si es un comienzo este comienzo
no principia conmigo
con él comienzo
en él me perpetúo
Acodado al balcón
veo
esta lejanía tan próxima
No sé cómo nombrarla
aunque la toco con el pensamiento
La noche que se va a pique
la ciudad como un monte caído
blancas luces azules amarillas
faros súbitos paredes de infamia
y los racimos terribles
las pinas de hombres y bestias por el suelo
y la maraña de sus sueños enlazados
Vieja Delhi fétida Delhi
callejas y plazuelas y mezquitas
como un cuerpo acuchillado
como un jardín enterrado
Desde hace siglos llueve polvo
tu manto son las tolvaneras
tu almohada un ladrillo roto
En una hoja de higuera
comes las sobras de tus dioses
tus templos son burdeles de incurables
estás cubierta de hormigas
corral desamparado
mausoleo desmoronado
estás desnuda
como un cadáver profanado
te arrancaron joyas y mortaja
Estabas cubierta de poemas
todo tu cuerpo era escritura
acuérdate
recobra la palabra
eres hermosa
sabes hablar cantar bailar
Delhi
dos torres
plantadas en el llano
dos sílabas altas
Yo las digo en voz baja
acodado al balcón
clavado
no en el suelo
en su vértigo
en el centro de la incandescencia
Estuve allá.
no sé adonde
Estoy aquí
no sé es donde
No la tierra
el tiempo
en sus manos vacías me sostiene
Noche y luna
movimientos de nubes
temblor de árboles
estupor del espacio
infinito y violencia en el aire
polvo iracundo que despierta
encienden luces en el puerto aéreo
rumor de cantos por el Fuerte Rojo
Lejanías
pasos de un peregrino son errante
sobre este frágil puente de palabras
La hora me levanta
hambre de encarnación padece el tiempo
Más allá de mí mismo
en algún lado aguardo mi llegada.
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