“No te llamo, no te pido. Me doy, te soy. Tú no me tomas, no me necesitas, no hay ganas de mí en tu mirada. Te veo, te creo, te recreo, mi solo amor, mi idiotez, mi desamparo. ¿Qué me hiciste para que yo me enrostre este amor estúpido? Piedad por ti. Cuando te vea lloraré, recordando lo que tuviste que padecer en mi memoria.”
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