martes, 10 de junio de 2014

Natalia Lewitan

"Noche cerrada y sin luna. De la hoguera brotan chispas de sol, dejando brasas que nunca se apagan, alimentándose de calor y pasión, las cenizas ya no existen. Momento de ser en su totalidad, dejar de aparentar e incendiarse en la esencia divina, aquella que pulsa vida, escupe felicidad y refleja vigor. Deja que se consuman las huellas de lo que algún día fue y todavía es. Pies descalzos, tierra fulgurante en el círculo de los antepasados. Embravecida, ella danza con la música que no tiene fin, potente, sagrada, sangre hirviendo dentro de sus venas. Sabe que es hora de explotar desparramando células de amor, ojos de lumbre que arden, que exigen lo que corresponde. El viento aviva su entusiasmo, encendiendo su alma que ya es fuego, pero que no quema"

Natalia Lewitan

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