La textilería de hebras que forman una estructura, es la más antigua de las actividades artesanales que se desarrollaron en nuestro territorio. Desde periodos bastante tempranos, se puso de manifiesto la habilidad de los pobladores por lograr el dominio de las fibras vegetales y animales, combinando diseños y colores, para crear tejidos que además de satisfacer sus necesidades inmediatas, fueron evolucionando hasta alcanzar niveles de perfección técnica y estética que hasta hoy en día nos deslumbran.
Cada pueblo usó aquellos elementos que le eran propios, por ejemplo, la lana en las zonas andinas y el algodón en las zonas costeñas, e imprimió a sus tejidos la huella de su impronta cultural.
Más allá del puro sentido utilitario que hoy podríamos asignar a los tejidos, en el mundo antiguo ellos cumplieron diversas funciones y su importancia se comprueba en lo social, lo económico y lo religioso. De acuerdo a su calidad, técnica de elaboración y decoración, ellos pueden determinar el rango jerárquico de una persona y pueden, a su vez, significar prosperidad y riqueza para un pueblo. Hoy en día, los tejidos precolombinos elaborados por los antiguos peruanos son una fuente aún no agotada de información y conocimiento gracias al aporte de las ciencias auxiliares de la arqueología y la historia que otorgan nuevos elementos de juicio y análisis.
La función de los textiles fue amplia y variada, y si bien podría haber alguna pequeña diferencia entre los pueblos y grupos humanos, podemos señalar funciones generales de índole: religiosa (dada a los textiles asociados a las actividades rituales, ceremonias y uso por parte de personajes vinculados al culto), económica (entendidos como fuente importante de riqueza, intercambio y pago de tributos) y social (de acuerdo a la calidad, material y decoración se puede establecer tanto el usuario al que estaba destinado como la función a la que servían los tejidos que, además, sirvieron como un claro elemento de diferenciación social).
También se puede indicar funciones específicas, como la económica (en el caso de redes, cestas, bolsas), doméstica (para la vestimenta, tapices, calzado y decoración), ceremonial (se aprecia en tapices, paneles, arte plumario, banderas o estandartes) y funeraria (como se aprecia en telas, mortajas y fardos).
El proceso La manufactura de los textiles debe entenderse como el proceso que toma en consideración tres elementos principales: la fibra, el hilado y el teñido. Cada uno de ellos responde igualmente a patrones culturales y a necesidades de función del tejido final.
La fibra proviene tanto de animales como de origen vegetal, y las más difundidas fueron el algodón (blanco nativo, gris, marrón y de tonos rosáceos), la lana de camélidos (alpaca y vicuña para los tejidos finos y llama para los más burdos) y la fibra silvestre (totora, cactáceas, ágabe, hojas y maguey).
El algodón y la lana debían ser lavados, cardados y desgrasados como paso inicial y necesario antes de iniciarse el hilado, que es una de las etapas fundamentales de la manufactura textil. Consiste en hacer que las fibras adquieran la unidad y consistencia necesarias; ello se logra enrollando la materia prima en una varita de madera, de unos 20 cms, llamada huso o pushca, con dos cabos o topes en los extremos, hechos de madera, hueso o cerámica. Estos cabos se conocen como piruros o torteros.
En el proceso de hilado, la vara es tomada con la mano izquierda, con la derecha se va jalando la fibra, mientras el huso gira y cuelga en el aire o reposa en un plato de cerámica. El hilo adelgazado se va enrollando ordenadamente en el huso. Esta labor, antigua y tradicional, sigue siendo utilizada por los habitantes de las regiones andinas; entre ellos, las mujeres lucen orgullosas su habilidad para hilar con la destreza adquirida de generación en generación; ellas llevan a cabo este trabajo sin haber variado ni sus instrumentos, ni el procedimiento al que aplican el mismo ritmo y cadencia, como si el tiempo se hubiera detenido en manos de las hilanderas.
El hilado permite adelgazar la fibra y darle diferentes grados de grosor y torsión que va desde el suelto hasta el muy apretado. De ello dependerá luego el tipo de tela que se obtiene y el uso que tendrá. La torsión que se obtiene puede tener dos direcciones: de izquierda a derecha (Z) o de derecha a izquierda (S).
Si bien la variedad natural de colores del algodón y de la lana fue aprovechada por los antiguos peruanos con fines decorativos, ellos tuvieron un gran conocimiento de las técnicas para el teñido, aplicándolas según el tipo de las fibras y los colores que se deseaba obtener. Usaron elementos orgánicos e inorgánicos y con ellos lograron colores muy definidos y duraderos.
El telar Una mención aparte merece el telar, en tanto ha permanecido casi intacto a través de los siglos, siendo utilizado aún hoy en día por los tejedores artesanales. Son tres los tipos más comunes: el telar horizontal (compuesto por dos listones paralelos, sujetos al suelo por cuatro estacas. Se usó principalmente para elaborar tejidos grandes y burdos), el vertical (similar al horizontal, pero sujeto a una pared. El tejedor trabaja parado. Su uso se difundió mucho durante la época Inca, para la elaboración de las telas más finas) y el de cintura (estructura compuesta por dos ejes, superior e inferior, que se va enrollando según la longitud del textil. Entre estos ejes, se dispone la urdimbre vertical. El telar es amarrado a un poste y sujetado en las caderas o cintura del tejedor).
Conocidos estos elementos, vale la pena analizar la estructura misma de los tejidos para comprender la complejidad de los trabajos que desde tiempos antiguos el hombre peruano fue capaz de elaborar y que hoy en día, artistas populares preservan como una hermosa herencia cultural.
Las telas propiamente dichas y que suponen el uso del telar, son aquellas compuestas por dos grupos de elementos principales que se enlazan: las urdimbres, que son elementos verticales, y las tramas, que son horizontales. A partir de ellos, se puede producir una gran variedad de texturas y tipos de tejido, como por ejemplo la denominada tela llana, entendida como el tejido más simple y básico compuesto por los dos elementos, trama y urdimbre, que son siempre visibles y están en proporciones iguales en toda la tela.
Técnicas Existe una técnica singular denominada Reps a la que se le llama también tejido con elemento escondido, ya que uno de los elementos, la trama o la urdimbre, es íntegramente cubierto por el otro.
Los reticulares son tejidos en los que los hilos de la urdimbre y la trama se encuentran bastante espaciados y en intervalos regulares de manera que adquieren el aspecto de una red. Pueden ser de dos tipos: tejido reticular simple, en el que las urdimbres, siempre paralelas, corren por pares, o tejido reticular con diseño, en el que los diseños de tipo geométrico son elaborados posteriormente y aplicados con una puntada de bordado conocida como “pata de grillo”.
En el denominado Reps, tapiz ranurado o kelin, la característica está dada por la separación de colores que se da mediante aberturas u ojales.
Estos cumplen también propósitos decorativos.
Tan importantes como las técnicas “base”, resultan los trabajos post telar, en la que los antiguos peruanos fueron reales maestros. Las aplicaciones más comunes de decoración están dadas por el bordado, como se aprecia en los mantos de Paracas, en los que los diseños y elementos de decoración eran bordados sobre una tela llana.
Existe también decoración hecha a partir del pintado, el estampado y la aplicación de adornos, entre los que sobresale el uso de plumas.
En el mundo inca, según la calidad del tejido, estos se clasificaban en: Cosi (telas burdas, de tramas y urdimbres muy anchas. De este tipo son las mantas y frazadas. Se tejía con fibras poco elaboradas y se trabajaba en telares horizontales), Auasca (textil simple y de uso ordinario, elaborado en el ámbito doméstico y usado para las prendas del vestir diario. De este tipo era el que se elaboraba para mandar a los depósitos o colcas y servía para vestir al ejército. Por lo general era un textil de cara de urdimbre con diseños de tipo geométrico que se elaboraba en telares de cintura) y Cumbi (textil fino y decorado elaborado en el acllahuasi o casa de las mujeres. Era usado sólo por el Inca, sus familiares y los sacerdotes. Las piezas más finas podían además llevar adornos de plumas y láminas de metal).
De todas estas tradiciones y habilidades es de las que se nutre la hermosa y variada producción textil del Perú antiguo, y con ellas se enriquece la creatividad de hombres y mujeres que en la actualidad son tejedores eximios, continuadores de una herencia milenaria. Cecilia Bákula INC
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