Para los Celtas el Manzano era un árbol místico, que provenía del otro mundo, la cultura irlandesa lo reverencia, así como los galeses lo mencionan en gran cantidad de relatos folclóricos.
En la descripción que hace Geoffrey de Monmouth, relaciona a Avalon o la isla donde habitaba Morgana con sus hermanas hechiceras, en la mística historia de Arturo, con el Manzano, llamando a la isla “Insula Pomorum” o Isla de los manzanos.
Avalon recibía el nombre Gales de Ynis Afallach y fue el lugar donde llevaron a Arturo después de la derrota en la batalla de Calmann y donde supuestamente yace, que según las descripciones de la leyenda, podría ubicarse en Glastonbury, donde se encuentra la ermita edificada por José de Arimatea, el protector del Santo Grial.
En Irlanda el Manzano se lo identifica con el otro mundo, siendo mencionado en el relato del viaje de Bran cuando en la última estación recibe el nombre de Emain Abhalach y cuenta que ese lugar vino una mujer llevando consigo una rama mágica de manzano, con la que fue capaz de convencer al héroe para que partiera rumbo al Oeste.
Otra leyenda hace mención que el navegante Máel Dúin visitó la isla, arrancó una rama del manzano y por tres días y tres noches la tuvo en su mano, al cuarto día en extremo nacieron tres manzanas y cada una de ellas le sirvió como alimento por 40 días.
En la mitología irlandesa otra historia hace referencia al rey supremo Cormac mac Airt,quien tiene un encuentro con un mensajero del país de las Hadas y éste lo ofrece una rama mágica de manzano, con tres manzanas de oro, cada una de las cuales le otorgaría un deseo.
El mito céltico de la rama de la inmortalidad fue utilizado por el cristianismo en distintos relatos dándole un lugar muy especial en la religión.
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