Y todo parece bien, y hasta muy bien, o razonablemente bien. Hasta que un día se mira alrededor y ya no hay vértigo. Ni nada inesperado.. Ni prodigios ni desastres. Un mundo que parpadea sin ganas.
Como dijo Nicanor Parra:
Ya no me queda nada por decir, todo lo que tenía que decir, ha sido dicho no sé cuántas veces.
No hay comentarios:
Publicar un comentario