lunes, 31 de marzo de 2025

Soledad, yo he sorbido todos tus éxtasis
y toda la rudeza del cáliz tuyo, 
que los fuertes tan sólo beber osaron.
El hombre a quien tu piedra de toque prueba, 
o siente zozobra en la locura 
sus débiles potencias, o que si espíritu 
adquiere la suprema prerrogativa 
de estar en paz, ajeno por siempre a todo
tedio, a ti da tristeza y a todo beso 
mordiente y despiadado de neurastenias. 
Soledad, yo conozco tus amarguras 
también: ¡Tus amarguras, en cuyo fondo
hay siempre inesperadas gotas de miel! 
Soledad, yo he bebido todos tus goces...
Soledad muda y sabia, tú a Dios conoces: 
¡llévame a Él! 

Soledad,
Amado Nervo, 
9 de abril de 1916.

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