''La mayoría de las personas, todas las del rebaño, no han saboreado nunca la soledad. Se separaron un día del padre y de la madre, pero sólo para acercarse a una mujer y sumergirse enseguida en un nuevo nido de calor y familiaridad.
Nunca están solos y a solas, nunca hablan consigo mismas. Y al solitario que se cruza en su camino le temen y le odian como la peste, le arrojan piedras y no se tranquilizan hasta que están bien lejos de él. Porque al solitario le envuelve un aire que huele a estrellas y al frío de los espacios siderales, y le falta todo ese aroma encantador y cálido a hogar y nido''.
-Herman Hesse
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