«En cuanto a mí, en este momento, he cerrado mi alma. No le digo a nadie lo que creo, lo que pienso y lo que me gusta. Sabiendo que estoy condenado a esta horrible soledad, considero las cosas sin dar mi opinión sobre ellas. 

¿De qué sirven las opiniones, los argumentos, los placeres, las creencias? 

No poder compartir nada con nadie, he perdido el interés en todo. Mis pensamientos invisibles siguen sin explorar. Guardo un conjunto de respuestas que uso en respuesta a preguntas cotidianas, y una sonrisa que dice "Sí" cuando no quiero molestarme en hablar.»

 Guy de Maupassant