Buscaba una medicina que sanara la tristeza.
Respiré profundo...
Y sentí la Medicina del Sol acariciándome la cara.
Y sentí la Medicina del viento besándome la piel del alma.
Y sentí la Medicina del agua haciendo cristalina mi mirada.
Y sentí la Medicina de la Tierra enraizándome a mi corazón.
Y sentí a la Vida misma corriendo por mis venas.
Cómo no amarte, Madre Tierra, si aún con todos mis miedos y heridas, nunca dejas de colmarme con tu Medicina de Amor incondicional.
Ada Luz Márquez ✍️
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