lunes, 25 de noviembre de 2024

"¿Alguna vez te has preguntado por qué ya no se enseña a las infancias a escribir en cursiva? Y no, no es casualidad que cada vez lo utilicen menos.
Escribir en cursiva significa traducir pensamientos en palabras; 
Te obliga a no quitar la mano del papel.
Un esfuerzo estimulante, que permite asociar ideas, vincularlas y ponerlas en relación.
No por casualidad la palabra cursiva proviene del latín "currere", que corre, que fluye, porque el pensamiento tiene alas, corre, vuela.
Por supuesto, la cursiva no tiene cabida en el mundo actual, un mundo que hace todo lo posible por frenar el desarrollo del pensamiento, por llenarlo.
La cursiva nació en Italia y luego se extendió por el mundo.
¿Por qué?
Porque era una escritura compacta, elegante y clara.
Por eso deberíamos volver a escribir en cursiva, especialmente en la escuela. Porque no se trata sólo de recuperar un estilo de escritura, sino de volver a darle aire a nuestros pensamientos.
Todo lo que nos hace vivir, lo que alimenta el alma, lo que sostiene el espíritu, está conectado con la respiración.
Sin aliento, como decían los antiguos griegos, no hay pensamiento. Y sin pensamientos no hay vida.
—Vivian Parra

-La escritura cursiva se originó en Italia en el siglo XV, gracias a Niccolò di Niccoli, un erudito que inclinaba y adornaba sus cartas para escribir más rápido y relajado. A mediados de siglo, otros eruditos imitaron su estilo y, a finales del siglo XV, la cursiva se convirtió en el estilo oficial de los escribas cultos del sur de Italia.

La cursiva se internacionalizó gracias a España en el siglo XVI. Francesco Griffo, colaborador de Aldo Manucio, fue el primero en utilizar tipos cursivos en una imprenta.
La escritura cursiva es recomendable para introducir a los niños en la escritura, ya que facilita el proceso de composición y la escritura se vuelve más fluida.

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