Cada amanecer siempre vendrá a iluminarte.
Y es que cada día nace una luz que nos recuerda que por más profunda que sea la oscuridad ella siempre regresará.
Y es que debemos entender que, aunque todo cambia o tiene un final, las cosas siguen renovándose y nos vamos moviendo en ciclos que también evolucionan.
Aunque las cosas no siempre van de acuerdo a lo que hemos planeado, no olvides que hay un plan divino, que trabaja con sincronicidad y que siempre nos sorprende con las posibilidades que ofrece.
Aunque la vida no es siempre justa, hay siempre una parte nuestra que se mantiene apegada a la justicia, que se rehusa a lo injusto y rechaza la venganza, nunca la abandones.
Aunque el sufrimiento es parte de la vida, tenemos muchas formas de manejarlo de esa forma podemos crecer, sabremos enfrentar situaciones dolorosas en el futuro y podremos ayudar a los demás con nuestras experiencias.
Aunque las personas no sean siempre amorosas y leales, nunca dejes de actuar con amor y bondad.
No renuncies a tratar a quienes no actúan con amor, porque ninguna acción de un ser humano puede quitarle a otro la capacidad de amar.
Nunca es tarde para darle entrada a la luz.
Nunca es tarde para seguir adelante.
Nunca es tarde para despertar.
Que sea un día para soltar, superar, aprender y sobre todo para llenarnos de luz.
Créditos al autor
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