No se puede amar lo que no se conoce y no podemos amar a nadie si no nos queremos a nosotros mismos antes. Nadie puede dar lo que no tiene.
¿De dónde surjen los rencores, los odios, el juzgar, los celos, las envidias sino es de la falta de conocimiento y amor a uno mismo?
Cuando tenemos suficiente conocimiento, amor y equilibrio nosotros, recién podemos pensar en tener relaciones buenas y duraderas con los demás.
Pero para conocer algo, alguien, primero debemos despojarnos de la arrogancia de creer que sabemos todo. Pero despojarnos de veras, no mentir que lo hacemos mientras seguimos juzgando con nuestra vara el afuera.
Sólo podemos conocer en los demás lo que antes conocemos en nosotros mismos.
Sólo podemos dejar de prejuzgar a los otros cuando nos concentramos en nuestras propias personas.
Sólo podemos brindar armonía en nuestro entorno, cuando esa armonía está en nosotros.
¿De dónde surjen los rencores, los odios, el juzgar, los celos, las envidias sino es de la falta de conocimiento y amor a uno mismo?
Cuando tenemos suficiente conocimiento, amor y equilibrio nosotros, recién podemos pensar en tener relaciones buenas y duraderas con los demás.
Pero para conocer algo, alguien, primero debemos despojarnos de la arrogancia de creer que sabemos todo. Pero despojarnos de veras, no mentir que lo hacemos mientras seguimos juzgando con nuestra vara el afuera.
Sólo podemos conocer en los demás lo que antes conocemos en nosotros mismos.
Sólo podemos dejar de prejuzgar a los otros cuando nos concentramos en nuestras propias personas.
Sólo podemos brindar armonía en nuestro entorno, cuando esa armonía está en nosotros.
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