El espejo como tal es un elemento vivo y al mismo tiempo, siniestro en la literatura de Jorge Luis Borges, de entrada, esta percepción Borgiana aparece puramente expresada en su poema Los espejos, el cual empieza con:
“Yo que sentí el horror de los espejos
no sólo ante el cristal impenetrable
donde acaba y empieza, inhabitable,
un imposible espacio de reflejos.”
Ya con esta estrofa se demuestra el horror que causa un espejo con el mero hecho de reflejar, el sujeto como tal siente pavor a la mera acción de reflejar, más adelante, en la última estrofa, de manera significativa se ilustra este elemento.
“Dios ha creado las noches que se arman
de sueños y las formas del espejo
para que el hombre sienta que es reflejo
y vanidad. Por eso nos alarman.”
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