viernes, 12 de junio de 2020

Emociones

Las mejores respuestas
no aparecen buscando afuera,
sino soltando la resistencia
de escuchar adentro.
Se sabe más cuando se siente.

Me encanta la calma del Domingo,

porque nos obliga a parar el hacer constante en el que usualmente
vivimos inmersos.
Es un día en el cual nos podemos realmente ver, donde no hay forma de huir u ocultar las emociones que se despiertan (lo cual es muy fácil en medio de la rutina
y el cúmulo de tareas por cumplir)
Los domingos nos recuerdan cuanto más aprendemos de nosotros, nuestros deseos y necesidades, desde el sólo hecho de parar a escucharnos.
Creo que como sociedad estamos saliendo mucho de este afán por estar siempre llenos de actividades, vimos el lado oscuro de hacer oídos sordos a lo que gritaba nuestro interior.
Lo negativo de esa hiper productividad que tapaba el Sentir, con el Hacer.
Poco a poco vamos a ir volviendo a nuestro centro, al hogar que somos y llevamos dentro.

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