“Estamos todos rotos, así es como entra la luz”
Desde un discurso simple y repetitivo, aunque cargado de emoción, Ernest Hemingway tuvo una gran influencia sobre la ficción del siglo XX y es considerado uno de sus más grandes creadores y referentes. En 1953 ganó un premio Pulitzer por El viejo y el mar y se consagró como uno de los escritores más influyentes, con obras como Fiesta, Adiós a las armas, París es una fiesta y Por quién doblan las campanas, entre otras. Sin embargo, ¿lo merece?
Después del centenario de la Revolución Francesa, comenzó en Francia una época conocida como “La Belle Epoque”, en la que reinaba un clima económico positivo. “París era una fiesta”, es como describe, en su título Hemingway, el centro cosmopolita y de recepción cultural de principios del siglo XX. Los mejores artistas en 1920 estaban en París, mientras que aquellos modernistas de la comunidad de expatriados fueron conocidos como “la generación perdida”.
Esta obra personalista del escritor estadounidense, publicada póstumamente en 1964, recolecta anécdotas de sus días en la ciudad europea junto con su esposa, Hadley Richardson, y su hijo. No se puede decir que es una novela porque no hay relación entre los capítulos y trabaja entre la ficción y la autobiografía, ya que algunos datos no corresponden con la vida del autor.
“París era una fiesta” describe la vocación de este escritor durante sus años en París y su formación. Podría ser interesante desde el punto de vista del análisis saber qué piensa un escritor sobre él mismo, sin embargo, carece de conflictos y resulta una lectura poco atrapante. Aunque logra una buena descripción de la ciudad en aquella época dorada. Por otro lado, esta obra es tan representativa y refleja un período tan feliz de París que actualmente, tras los atentados del Estado Islámico (EI), se encuentra agotada en las mayores cadenas de librerías del mundo.
Hemingway narra la influencia de escritores como Ezra Pound, Gertrude Stein y Scott Fitzgerald. Brinda anécdotas sin mucha importancia que en lugar de describirlos, los retrata con opiniones ligeras y banales sin entrar en profundidad en la vida privada de esos grandes. Por otro lado, resalta durante toda la obra lo que esos escritores creían de él y de este modo es un culto a su formación y a su talento. En donde se puede ver que la profesión que comparten invade la vida de aquellos que la ejercen por su entrenamiento y dedicación, y puede ser amada y detestada a la vez.
Ernest Hemingway dijo:“Estamos todos rotos, así es como entra la luz”. En la obra más personal del escritor justamente recuerda su juventud y sus influencias. ¿Será que aquellas relaciones lo invadieron? ¿Será que aquellos fueron las luces? Es a partir de estos relatos que busca atraer la mirada y la imaginación en una narración abierta y sencilla que busca apelar, sin éxito, a la emoción.
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