La tumba de Kafka es distinta a las otras, y sobre su tumba, grabado en un pequeño obelisco, reza el siguiente epitafio: “Que su alma esté integrada con la alianza de la vida”.No es una tabla de granito sino una estela de sección hexagonal, terminada en punta. Es piedra gris, manchada como el travertino. En lo alto se lee: “Dr. Franz Kafka, 1883-1924″. Debajo, el padre: “Hermann Kafka, 1854-1931″. Más abajo todavía, la madre: “Julie Kafka, 1856-1934″.
En el borde, muchas piedritas. “Es el homenaje de los judíos a sus muertos” “Piedras de dos en dos. El recuerdo del antiguo desierto. Moisés. Los muertos enterrados en la arena y, sobre la pila de arena, alguna piedra. Para indicar que debajo había un muerto”.
Kafka murió de tuberculosis con cuarenta y un años. Los pocos textos que había publicado hasta entonces sólo eran conocidos por sus amigos y admiradores de su círculo literario vanguardista. La fama le llegaría después de su muerte cuando su mejor amigo, Max Brod se negó a cumplir el testamento de Kafka donde le ordenaba quemar todos sus escritos. Max Brod decidió completar los numerosos manuscritos sin terminar y publicarlos. El éxito y la fama llegaron después.
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