Sé que uno de los principales propósitos de mi paso por este plano terrenal, corresponde a experimentar el amor, a aprender a actuar desde esa energía mágica, que le da sustento a todo lo que conocemos. Estoy aquí para encontrarme, para reconocer mi esencia y de manera especial para aprender a amar y ser amada.
Solemos distraernos con cosas triviales, con detalles superficiales, que suelen estar relacionados con nuestro ego, en lugar de nuestra alma. Estamos constantemente persiguiendo cosas que solo hallaremos en nuestro interior, como la felicidad, la paz, la seguridad… Todo lo esencial reside en cada uno de nosotros, solo tenemos que saber observar, aprender a sentir, aprender a callar.
Desde el silencio de nuestra mente brota la sabiduría, aparecen todas las respuestas, como si leyéramos un libro, pero a pesar de ser uno de los caminos más cortos para llegar a nuestra naturaleza, no nos resulta natural el callar. No nos resulta sencillo experimentar esa pausa que hace la mente como un regalo maravilloso para darle paso a lo sublime, a lo inentendible, a lo que nos ha guiado siempre, pero que muchas veces ignoramos su voz.
Esa voz que podemos escuchar en nuestra calma, corresponde a nuestra alma, que siempre sabe qué hacer… Uno de mis mantras preferidos cuando estoy en una situación de angustia, de ansiedad, de miedo, es: Mi alma sabrá qué hacer… Y como arte de magia me relajo, es como delegar en algo superior el control de la situación cuando siento que se escapa de mis manos.
Sé que mi mente es un complemento y a través de ella traduzco mi plan perfecto, pero también sé que lo que pienso a veces que soy, solo corresponde a la ilusión generada por ella, porque mi esencia nada tiene que ver con mi nombre, con mi género, con mis roles, con lo que tengo, lo que estudié o lo que sé… Mi esencia es pura, es energía en transformación constante y para ella cualquier paso que dé en esta existencia es perfecto, representa una oportunidad para crecer, para evolucionar y en especial para amar.
Cuando actuamos desde el amor es imposible cargarnos de cosas negativas, de rencores, de odios, de celos, de envidia, de pena… Cuando actuamos desde el amor el perdón está tácito, la alegría por el bien del otro es genuina, buscamos hacer solo lo que nos hace felices y desde allí no hay tiempo ni ganas para dudar, para criticar, para ofender, para juzgar… Tampoco hay espacio para acumular resentimientos, ni miedos, ni para crear barreras. Cuando actuamos desde el amor, solo buscamos el bienestar de quienes nos rodean y el nuestro y desde allí el mundo es muy diferente al que solemos transitar.
Que mi alma no descanse si se trata de amar, porque justo allí está mi evolución.
Por: Sara Espejo – Rincón del Tibet
Fuente: https://rincondeltibet.com/blog/p-que-mi-alma-no-descanse-si-se-trata-de-amar-34131
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