Los otoños nos deshojan
nos llueven el alma,
nuestro colorido flota por el aire,
en el suelo se despoja.
Y así brotan nuevos verdes.
En la reclusa quietud
de la invernal calma
crecen dentro los colores
sin prisa,
reverdeciendo la pausa,
reconcentrando el amor,
renaciendo la magia.
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