Y en el eco de tu voz retumba mi silencio. Ése que me habla de ti, y que también es mío.
Y me abrazo a esa tristeza y a ese silencio, y conversamos los tres un rato.
Y les cuento del milagro de tu ojos, de como llevas la sonrisa encarnada en los labios, de como tu pelo rebelde desafía al viento de otoño.
Y al hablarles de ti, sin darse cuenta, la tristeza sonríe, y la soledad finalmente se siente acompañada.
Y yo me siento sóla, y me siento triste. Y me vuelvo a abrazar con fuerza al vacío de tu ausencia.
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