Tengo un gran columpio en el jardín que me balancea a su antojo y a una velocidad inconstante a la que llamo Vida. Su vaivén es perverso, así que me agarro con todas mis fuerzas, pero es imposible evitar lo inevitable, caerme... Lo que es importante es saber levantarse, sacudirse, curar las heridas y seguir, aun sabiendo que me volveré a caer una y otra vez .
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