jueves, 13 de marzo de 2025

Mi amiga hoy me dijo: "yo no sé cómo llenar este vacío".
En otro momento de mi vida hubiese pensado en muchas cosas que podría hacer para ocupar su mente, pero sentí responderle que quizás no hay que llenar nada, simplemente hay que dejarlo estar.
Y me quedé pensando en silencio, mate va, mate viene, en cuántas veces se lucha desesperadamente por no sentir eso que hace mal, que queda estrujado en la boca del estómago, en buscar ocupar el tiempo con otras cosas para no pensar tanto, en ocupar lugares con cosas que no llenan sino que desencajan.
Siento que hay vacíos que hay que dejarlos estar, incluso -¿y por qué no?- en esa condición para siempre. Por ejemplo, los que dejan quienes amamos y ya no están. Ese vacío es algo que nada ni nadie podrá ocupar jamás.
Existen otros vacíos que nos dan aire para todo lo nuevo que aún no sabemos que llegará.
Vacíos temporales que merecen seguir intactos para procesar un duelo, vacíos como un pasillo libre que nos permiten ver hacia dónde estamos yendo.
Si todo estuviera lleno, no tendríamos el espacio sano y necesario para sentir y pensar en todo aquello que ocupa el presente.
No todo se completa, no todo tiene reemplazo, mucho menos el amor. No todo debe ocuparse en un manotazo de ahogado.
El vacío es necesario, también lo es darse tiempo.
Entonces no hablamos  mucho, tomamos mate en silencio, después pusimos algunas canciones , y luego nos dimos un sencillo abrazo. Ella juntó algunos pedacitos de su corazón, y yo sé que algún día esas piezas formarán un nuevo rompecabezas de su vida, en un lugar distinto 

Cinwololo

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