"De todas las obras humanas, mis preferidas
Son las usadas.
Las vasijas de cobre con abolladuras y los bordes aplastados
Los cuchillos y tenedores, cuyo mango de madera
Ha sido manoseado por muchas manos: tales formas
Me parecen las más nobles. Así también las baldosas de piedra
En torno a casas viejas, que han sido pisadas por muchos pies, pulidas
Y entre las cuales crecen matojos de hierba, son
Obras dichosas.
Introducidas en el uso de muchos
A menudo cambiadas, mejoran su forma y se vuelven exquisitas
Porque se probaron con frecuencia.
Incluso los pedazos de las estatuas
Con sus manos arrancadas me encantan. También ellas
Vivieron para mí. Aunque abandonadas, se las usó, no obstante.
Aunque derribadas, no se irguieron, con todo, demasiado alto.
Los edificios a medio derrumbar
Tienen de nuevo el aspecto de lo todavía no acabado
De lo planeado a lo grande: sus hermosas proporciones
Ya pueden presentirse; pero ellas precisan
Aún de nuestra comprensión. Por otro lado
Ya han prestado servicio, ya han pasado de moda. Todo esto
Me complace".
"De todas las obras", Bertolt Brecht
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